Si tú estás presente cuando surge la ira, la ira no puede surgir. Solo puede ocurrir cuando estás completamente dormido.
Cuando estás presente, se inicia inmediatamente una transformación en tu ser, porque cuando tú estás presente, consciente, muchas cosas simplemente no son posibles.
Así pues, de hecho solo existe un pecado, que es la inconsciencia.
El significado original de la palabra pecar es faltar.
No significa hacer algo que está mal, significa simplemente faltar, estar ausente.
Faltar significa no estar ahí, hacer algo sin estar presente. Éste es el único pecado.
¿Y la única virtud?
Estar completamente alerta cuando haces algo.
Lo que Gurdjieff llama recordarse uno mismo, lo que Buda llama estar correctamente atento, lo que Krishnamurti llama conciencia.
Eso es lo único que hace falta, y nada más.
No necesitas cambiar nada, y aunque intentaras cambiar algo no podrías. Ya has intentado cambiar muchas cosas en ti.
¿Lo has conseguido? ¿Cuántas veces has decidido no volver a enfurecerte? ¿Qué ocurrió con tus propósitos?
Cuando llega el momento, vuelves a caer en la misma trampa; te pones furioso, y cuando la furia ha pasado, te arrepientes. Se ha convertido en un círculo vicioso: incurres en la ira, te arrepientes y quedas listo para volver a incurrir.
Recuerda que aunque te arrepientas, no estás ahí (no estás presente): ese arrepentimiento también forma parte del pecado (inconsciencia). Por eso no ocurre nada. Sigues intentándolo una y otra vez, y tomas muchas decisiones y te haces muchos propósitos, pero no ocurre nada, sigues igual.
No es que no lo hayas intentado, no es que no te hayas esforzado, lo has intentado una y otra vez. Y fracasas porque no es cuestión de esfuerzo. Esforzarte más no te servirá de nada. Es cuestión de estar alerta (de estar presente), no de esfuerzo.
Si estás alerta, muchas cosas simplemente desaparecen; no necesitas deshacerte de ellas.
En estado consciente, ciertas cosas no son posibles.
Si estás consciente no puedes enamorarte; por lo tanto, caer enamorado es inconsciencia.
Puedes amar, pero no enamorarte, porque amar no es como una caída, es como una ascensión.
Por eso a la gente que está enamorada se le nota en los ojos; es como si estuvieran más dormidos que los demás, intoxicados, soñando. Se les nota en los ojos porque sus ojos tienen una ensoñación.
Las personas que ascienden en el amor son totalmente diferentes. Se nota que ya no están soñando, que están afrontando la realidad y eso las hace crecer.
Al enamorarte sigues siendo inmaduro; al ascender en el amor, maduras y el amor deja de ser una relación, se convierte en un estado de tu ser. Entonces ya no se puede decir que ames a este y no ames a aquél; simplemente, amas.
Es algo que compartes con cualquiera que se acerque a ti. Ocurra lo que ocurra, tú das tu amor.
Es un estado del ser. No es que estés enamorado, es que eres amor. Esto es ascender, no caer.
El amor es hermoso cuando asciendes por él; y se convierte en algo sucio y feo cuando desciendes por él. Resulta venenoso, se convierte en un cautiverio. Has quedado atrapado, tu libertad ha sido aplastada; te han cortado las alas, ya no eres libre.
Al caer enamorado te conviertes en una posesión; tú posees y permites que alguien te posea a ti. Te conviertes en un objeto, y tratas de convertir en un objeto a la persona de la que te has enamorado.
El enamoramiento es destructivo el uno para el otro; en cambio, amar (como estado del ser) es libertad.
Osho