23 octubre 2014

LOS 3 VEHÍCULOS DE LA REALIZACIÓN DEL SER


Simplemente doy mi confesión de que yo no soy el cuerpo, ni la mente, ni el mundo de los fenómenos, que Yo soy inteligencia pura, realidad absoluta, sat-chit-ananda, mente divina, no-nacido, vacuidad.
Cuando utilizo las palabras "Yo soy", no me refiero a Robert. Me refiero a "Yo soy el que soy", omnipresencia, el infinito. 

Una pregunta que la mayoría de la gente sigue haciendo una y otra vez es: "¿Qué puedo hacer para resolver mis problemas? ¿Me puede dar alguna afirmación, un mantra, una meditación, ejercicios de respiración, algo que pueda usar?"

Estas cosas tienen su lugar, pero no te despiertan a tu verdadero ser.
En todas las más elevadas escrituras se ha escrito que el camino del Advaita Vedanta o Jnana Marga es sólo para las almas maduras. 
¿Qué significa esto?
Es para aquellos que en una vida anterior ya han practicado sadhana, ejercicios de respiración, técnicas de yoga, etc, y ahora están listos para despertar a través de este tipo de enseñanza.
Las escrituras budistas declaran que aquellos que quieren hacer yoga o ejercicios de respiración son aquellos que están apegados al mundo, los que creen que el mundo es real y que sienten la atracción del mundo. Quieren usar todo tipo de trucos para liberarse de sus problemas pero no para ser totalmente libres.

Entonces, ¿qué enseña el Jnana Marga?

Enseñamos simplemente esto:
-No aceptes nada a menos que puedas demostrarlo.
-No creas en nada a menos que puedas utilizarlo por ti mismo, y puedas ver que es verdad.

Hacer afirmaciones, mantras, ejercicios de yoga y demás, no te despertarán. Empieza desde el principio. Sólo tienes que admitirte a ti mismo que existes. Esta es la verdad. Tú existes, ¿no? Así que te dices a ti mismo: "Yo existo. Lo sé a ciencia cierta. Existo. Existo. Eso es todo lo que sé. Soy ignorante de todo lo demás, pero sé que existo porque aquí estoy". Y, mientras sigues diciéndote esto a ti mismo, "yo existo", empiezas a poner más espacio entre "yo" y "existo". "Yo... existo". Decid esto a vosotros mismos: "Yo... existo, yo... existo".


Si haces esto correctamente pronto descubrirás que "yo" y "existo" son dos palabras separadas.

Tienes que preguntarte a ti mismo, reflexionar, "¿Quién es este yo que existe? ¿Qué es yo?"
Nunca des una respuesta. Vendrá a ti por sí sola.
Cuando has dormido y te despiertas dices: "Yo dormía". 
Cuando has soñado dices: "Yo he tenido un sueño"
Y cuando estás despierto, dices: "Yo estoy despierto"
Pero ese "yo" siempre está ahí.
Comienzas a indagar dentro de ti mismo: "¿Qué es este yo que existe en todo momento? Existe cuando estoy dormido, cuando estoy despierto, cuando sueño. ¿Quién es este yo?".
Y ahora la indagación comienza. "¿De dónde viene este yo? ¿De dónde proviene el yo?" Te preguntas a ti mismo.
Las respuestas están dentro de ti. Y sigues preguntándote a ti mismo una y otra vez, "¿De dónde proviene el yo? ¿De dónde viene el yo?" O, "¿Quién soy yo?".

El yo es el primer pronombre, y cada pensamiento que tienes en el mundo es agregado al yo. Es secundario.
Todo lo que tengas que decir acerca de ti mismo tiene el yo incorporado. Todo en el mundo trata de ti. (Yo) voy al cine. (Yo) voy a la bolera. (Yo) tengo ganas de llorar. (Yo) me siento muy mal. (Yo) me siento estupendamente. (Yo) me siento enfermo. (Yo) me siento bien. Siempre hay un yo, yo, yo, ¿Qué es este yo?
Todo se agrega al yo. Posteriormente, cuando el yo es aniquilado, todo lo demás es aniquilado y los problemas han terminado. Todos los pensamientos se van con el yo.

Entonces no hay una respuesta para "¿Quién soy yo?". 
Cuando alcances la respuesta habrá vacuidad, un vacío.
Pero no es un vacío como piensas. No es la vacuidad como piensas. A falta de una palabra, mejor se le puede llamar santidad, nirvana, sat-chit-ananda, consciencia bienaventuranza, realidad absoluta. No importa el nombre que le damos. Serás eso, y no habrá ninguna explicación. Simplemente te convertirás en eso, y sentirás una paz profunda que nunca antes habías sentido. Sentirás una felicidad incondicional. Tratarás de explicártelo a ti mismo y a tus amigos, pero no se puede, porque lo finito no puede comprender lo infinito. No hay palabras.

Ese es el método que utilizas, la auto-indagación. Sigues al yo-pensamiento hasta su origen. ¿Cuánto tiempo se tarda? Depende de ti mismo.
Por ejemplo, si dices: "Bueno hoy voy a practicar el yo pensamiento, luego voy a ver una película, luego voy a ir a jugar a los bolos, luego voy a ver la televisión, además mañana voy a hacer lo mismo". Por supuesto, ¿qué ocurrirá en un caso así? Muy poco, pero si pones tu energía en ello, y practicas cada vez que puedas, y pones esto prioritario en tu vida, verás resultados sorprendentes. Pero tienes que ponerlo en primer lugar en tu vida.

Piensa ahora mismo, ¿qué es lo primero en tu vida? 
No me lo digas, sólo piénsalo. ¿Qué es lo primero en tu vida? 
¿Puedes llevarlo contigo cuando mueras?
Vives en un mundo de cambio constante, lo único permanente en la vida es el cambio. Todas las circunstancias cambian. Sólo la verdad es real, y la verdad es no-personal. Tienes que encontrarla (sentirla) por ti mismo.

Para el sincero devoto o estudiante pondrá esto lo primero en su vida, y entonces comenzarás a ver resultados. Pero si aún estás preocupado y temeroso por algo, y piensas que otros deberes son lo primero, entonces tienes que trabajar en ti mismo.
Por eso, con gran compasión, te doy algunas cosas que puedes hacer antes de llegar a la auto-realización.
Justo antes de llegar a ser auto-realizado empiezas a sentir ciertas cosas. Y esas son los cuatro principios. Eso viene a ti de forma automática. Pero tienes que tomar consciencia de estos principios al despertar. No puedes pensar en ellos en tu tiempo libre. Sino que de alguna manera tienes que persuadir a la mente. Tienes que convencer a tu mente para que piense en los cuatro principios tan pronto como abres los ojos por la mañana.
Así que tienes dos cosas que hacer. Cuando abras los ojos puedes o bien preguntarte, "¿De dónde vino el yo? ¿Quién soy yo que dormí anoche? ¿Quién soy yo que acaba de despertar? ¿Quién soy yo que existe ahora?". O puedes pensar en los cuatro principios.
Lo que sea conveniente para ti. Pero, por supuesto, si deseas la auto-realización, y quieres llegar a ser libre, libre del océano del samsara, la mundanalidad y llegar a ser feliz, entonces depende de ti. 
Puedo compartir estas cosas contigo, pero no puedo hacer que las hagas. Puedo llevarte a la mina de oro, pero tienes que hacer tu propia excavación.
¿Qué es entonces lo primero en tu vida? 
Sea lo que sea que venga primero en tu vida, en eso es en lo que te conviertes.
Al final vas a tener que abandonar tu cuerpo, tus pensamientos, tus posesiones, tus seres queridos. Todo, al final, va a ser abandonado. Así que la persona sabia busca la verdad ahora, y trata de ser libre ahora.
Así que veamos los cuatro principios, porque son muy importantes.
Lo que hacemos aquí es tratar de que elimines tu ego para que no quedes atrapado en el mundo.
Esa es la única manera de ser feliz, verdaderamente feliz, y ser auto-realizado. Por ello, repetir una y otra vez los cuatro principios, es muy importante para que así puedas empapar profundamente tu mente subconsciente, y puedas convertirte en una encarnación viviente de esta verdad.

LOS 4 PRINCIPIOS DE LA REALIZACIÓN DEL SER DE LA NOBLE SABIDURÍA

¿Cómo puede uno saber cuando está cerca de la auto-realización? ¿Cómo puede uno saber cuando está a punto de ser auto-realizado?

1. PRINCIPIO NÚMERO UNO:
Tienes un sentimiento, la total comprensión de que todo lo que ves, todo en el universo, en el mundo, emana de tu mente. 
En otras palabras, sientes esto. No tienes que pensar en ello, o tratar de provocarlo. Viene por sí mismo. Se convierte en una parte de ti. La comprensión de que todo lo que ves, el universo, las personas, los gusanos, los insectos, el reino mineral, el reino vegetal, tu cuerpo, tu mente, todo lo que aparece, es una manifestación de tu mente. Tienes que tener ese sentimiento, esa profunda comprensión, sin pretenderlo.
Entonces te preguntas, "¿En qué pienso todo el día?"
Por supuesto, si tienes miedo de algo, si estás preocupado, si crees que algo anda mal en alguna parte, si piensas que estás sufriendo por una pérdida, o limitación, o enfermedad o cualquier cosa, entonces estás fuera de ello por completo, porque no estás comprendiendo que todas estas cosas son simplemente una manifestación de tu propia mente.
Y si estás preocupado por estas cosas, te estás apegando a la falsa imaginación. Has estado apegado a la energía del hábito durante muchos años, y todos esos apegos y creencias provienen de la energía del hábito.
Es como ver un programa de televisión y te identificas con uno de los personajes, cuando sabes que ni siquiera estás en la televisión. Pero crees que eres uno de los personajes de la serie de televisión. Lo mismo sucede con el mundo. No te involucres. No identifiques tu cuerpo con tu Ser. Son diferentes. Tu cuerpo no es tu Ser.

Por lo tanto, el primer principio para ver lo cerca que estás de la auto-realización es: No sientes que te estás identificando con el mundo. Estás separado y te sientes feliz, porque tu estado natural es la felicidad pura. Una vez que te identificas con las cosas del mundo, lo estropeas. La felicidad desaparece, se disipa. Pero cuando estás separado de las cosas mundanas la felicidad es automática, hermosa, felicidad pura. Viene por sí misma.

2. PRINCIPIO NÚMERO DOS:
Tienes que tener un fuerte sentimiento, una comprensión profunda, de que eres no-nacido. Tú no has nacido, no experimentas una vida, y no desapareces, no mueres. Tienes que sentir esto.
¿Te das cuenta lo que esto significa? No hay una causa para tu existencia. No hay una causa para tu sufrimiento. No hay una causa para tus problemas.
Algunos de ustedes creen en la causa y el efecto. Esto es cierto en el mundo relativo (la identificación con la mente), pero en el mundo de la realidad (el Ser) no hay una causa. Nada ha sido hecho jamás. Nada ha sido creado jamás. No hay creación. Sé que es difícil de comprender.
¿Cómo puedo yo existir si no he nacido, no tengo vida y no desaparezco en la vejez?
Tú existes como Yo-soy, siempre has existido y siempre existirás. Tú existes como inteligencia pura, como realidad absoluta. Esa es tu verdadera naturaleza. Tú existes como sat-chit-ananda. Existes como consciencia bienaventuranza, pero existes. Existes como vacuidad, como nirvana, pero existes. Así que no te preocupes de ser no-existente.
Pero no existes como el cuerpo. No existes como persona, lugar o cosa (es una ilusión mental). 
¿Sientes eso? Si tienes un fuerte sentimiento acerca de eso, entonces estás cerca de la auto-realización.

3. PRINCIPIO NÚMERO TRES:
Tú eres consciente y tienes un profundo conocimiento de la no egoidad de todas las cosas (nada tiene ego). No estoy hablando sólo de los seres sintientes, estoy hablando del reino mineral, el reino vegetal, el reino animal, el reino humano. Nada tiene un ego. No hay ego. ¿Y te das cuenta de lo que esto significa? Significa que todo es sagrado. Todo es Dios.
Solo cuando el ego viene, Dios desaparece.
Todo se convierte en Dios. Tienes veneración por todo. Cuando no hay ego, tienes veneración por todo el mundo y todas las cosas.
Así que tienes que ser consciente de la no egoidad de todas las cosas. Los animales no tienen ego, los minerales no tienen ego, los vegetales no tienen ego, y los humanos no tienen ego. No hay una causa, por lo que no puede haber un efecto. Sólo hay consciencia divina, y todo se convierte en la consciencia divina. Así que si miras a tu prójimo y a los animales y todo lo demás como siendo sin ego, los verás como a tu Ser. ¿No puedes verlo?
Es el ego lo que causa separación. Cuando estoy lleno de ego, me hago fuerte dentro de mí. Me vuelvo totalmente separado.
Debes amarte a ti mismo, pero ¿de qué yo estamos hablando? 
No estamos hablando de tu yo-cuerpo, porque éste va y viene. Estamos hablando de tu Ser permanente que siempre ha estado aquí. Y tu Ser permanente es yo, es usted, es el mundo, es el universo, es todo, eso es tu Ser permanente, no egoidad. Ese es el único momento en que puedes amar a tus semejantes, cuando no tienes ego. Así es como puedes saber donde estás, si estás cerca de la auto-realización.

4. PRINCIPIO NÚMERO CUATRO:
Tienes una comprensión profunda, un sentimiento profundo de lo que es realmente la auto-realización de la noble sabiduría.
¿Qué es la Realización del Ser de la Noble Sabiduría para ti?
Nunca puedes saberlo tratando de averiguar lo que es, porque es la realidad absoluta. Sólo puedes saberlo averiguando lo que no es.
Así que dices: "No es mi cuerpo, no es mi mente, no es mis órganos, no es mi pensamiento, no es mi mundo, no es mi universo, no es los animales, o los árboles, o la luna, o el sol, o las estrellas, no es ninguna de esas cosas". Cuando has pasado por todo y no queda nada, eso es lo que es; nada, vacuidad, nirvana, la unicidad última.

LOS 3 VEHÍCULOS DE LA REALIZACIÓN DEL SER:

Hay tres métodos que usamos para que nos ayuden en el camino, de este modo podemos darnos cuenta de lo que estábamos hablando antes.

1. PRIMER MÉTODO:
Es la auto-entrega, cuando nos entregarnos completamente al Ser (a Dios).
Pero esto es difícil de hacer para la mayoría de la gente. Parece fácil, pero no lo es. 
Esto significa que no tienes vida propia. Entregas completa y totalmente todo a Dios. Cada parte de tu vida va a Dios. "No mi voluntad, sino la tuya". Eso es devoción, bhakti
Una vez más, parece fácil para algunas personas, pero no lo es cuando te adentras en ello, porque significa que cada decisión que tengas que hacer queda en manos de Dios. Entregas tu mente a Dios, total, completa y absolutamente. Y eso te lleva a la auto-realización.

2. SEGUNDO MÉTODO:
Es la atención plena (mindfulness), cuando somos el testigo. Observándote a ti mismo continuamente. Observando tus pensamientos. Observando tus acciones. Sentándote en meditación y observando lo que ocurre en tu mente. No trates de cambiar o corregir nada. Sólo observar. Siendo el testigo de tus pensamientos en la meditación, y de tus acciones en el estado de vigilia.

3. TERCER MÉTODO:
Es la auto-indagación.
Pregúntate: "¿A quién vienen estos problemas? ¿A quién viene este karma? ¿A quién viene este sufrimiento? ¿Viene a mí? Bien, ¿qué es mí? Yo soy mí. ¿Quién soy yo? ¿De dónde viene el yo?" Y sigue al yo hacia su fuente.

Puedes utilizar cualquiera de los tres métodos, el que más te convenga. Pero si quieres ser libre, trabaja en ti mismo, no desperdicies tu vida con frivolidades.
Esto no significa que tienes que dejar de ir al cine o a trabajar, ni nada. No dejas de hacer nada. Simplemente que seas consciente de lo que estás haciendo. Te conviertes en un ser consciente. Te vuelves consciente de tus acciones. Te conviertes en amoroso, compasivo, amable con todas las personas. Dejas de estar pendiente por ser el número uno. La mayoría de nosotros dice: "El número uno. Soy el número uno". Olvídalo. Así es como sufres, eso es ego.

Cuando dejas de pensar acerca de ti mismo, y empiezas a reflexionar en ti mismo, sin embargo tú mismo te vuelves omnipresente. Eso significa que estás pensando en los demás como tú mismo. Así que si cualquier ser humano sufre, tú sufres también.
Pero de alguna manera nos diferenciamos del budismo, no mucho, pero un poco. Porque el bodhisattva dice que no alcanzará la realización hasta que todos los demás se realicen. Pero entonces tienen un bodhisattva superior llamado el Arhat. Es como el Avadhut en el hinduismo, que se convierte en auto-realizado, por sí mismo, porque comprende que su Ser es el Ser de todo. Y eso es lo que aceptamos. 
En otras palabras, si quieres ayudar a tus semejantes, si quieres hacer de este mundo un mundo mejor en el que vivir, encuéntrate a ti mismo primero, y todo lo demás se cuidará de sí mismo.

Robert Adams (Advaita)

18 octubre 2014

LAS DOS MUÑECAS DEL MAESTRO ZEN


Había un maestro zen que solía tener dos muñecas a su lado.
Eran casi iguales, pero en su interior había una diferencia. A una le pesaba demasiado la cabeza, tenía un pedazo de metal dentro. A la otra le pesaba mucho la parte de abajo. Tenía un pedazo de metal en el estómago.
(La cabeza es la mente pensante, el ego, y el estómago es la sede del Ser).

Las muñecas parecían iguales, incluso estaban vestidas del mismo modo, y siempre permanecían sentadas una junto a la otra.

Cuando se presentaba alguien y preguntaba: “¿Qué es el zen?”, o “¿Qué es la meditación y cómo se llega?”, lo primero que hacía el maestro era empujar una de las muñecas. 
La de la cabeza pesada caía redonda y no podía ponerse derecha. ¿Cómo iba a poder con aquella cabeza tan pesada?
A continuación empujaba la otra muñeca, la que tenía el trasero pesado, así que tampoco es que pudiera empujarse mucho, pero saltaba hacía atrás y acababa sentada en la postura del Buda.
Y entonces el maestro decía: “Esto es zen, el estómago. Esto es Oriente, el estómago”.

El vientre es la fuente de tu vida. Te hallabas unido a tu madre por el ombligo; ahí es donde empezó a palpitar la vida.

La cabeza es el rincón más alejado de tu existencia. 
El centro es el ombligo. Tu existencia, tu ser, reside en el estómago. 
Puede que tu pensar esté en la cabeza, pero el cerebro es el mecanismo que la mente está utilizando. Es solo un mecanismo, como lo es también una mano o un pie.

Esta cuestión de la cabeza frente al estómago ha pasado por muchas formulaciones: intelecto frente a intuición; lógica frente a amor; consciencia frente a inconsciencia; la parte frente al todo; hacer frente a suceder; vida frente a muerte; tener frente a ser. Estas siete formulaciones son posibles, y también son importantes.

El intelecto (mente pensante) es muy limitado; la intuición (el Ser) es infinita.
La intuición siempre proviene del vientre. Siempre que sientas que te llega una intuición –una corazonada-, lo hace a través del vientre.

Osho 


08 octubre 2014

LA ESENCIA DEL ZEN


El zen no es una teología, es una religión. 
Una religión sin teología es un fenómeno único. 
Todas las demás religiones existen alrededor del concepto de Dios, cuentan con teología, están centradas en Dios o en el ser humano. 
Para el zen, el hombre es el objetivo, el hombre es el fin en sí mismo. Dios no es algo que esté por encima de la humanidad, sino que Dios es algo oculto en la humanidad. 
El ser humano lleva a Dios en sí mismo como potencial.
Por eso en el zen no existe concepto de Dios.
Ni siquiera es una religión, porque ¿cómo puede haber alguna religión carente del concepto de Dios? Por eso, quienes han sido educados como cristianos, musulmanes, hinduístas o judíos no pueden concebir qué clase de religión es el zen. 
Si no hay Dios entonces es un ateísmo, pero no lo es. Es teísta hasta la médula, pero sin un Dios.

El zen dice que Dios no es extrínseco a la religión, es intrínseco. No está allí, sino aquí. De hecho, para el zen no hay “allí”, sino que todo es aquí. Dios no es entonces, sino ahora… y no hay otro tiempo. No hay otro espacio, ni otro tiempo. Este momento lo es todo. En este momento converge toda la existencia, todo está disponible. 

A Dios no hay que buscarlo, Dios ya es.

La oración es irrelevante en el zen. ¿A quién rezar? No hay ningún Dios en algún sitio en los cielos y controlando la vida y la existencia. No hay controlador alguno. La vida se mueve en una armonía, por sí misma. No hay nadie fuera de ella que le de órdenes. Cuando existe una autoridad externa se crea una especie de esclavitud.
Cuando Dios está por ahí dando órdenes, como mucho puedes llegar a ser un servidor o un esclavo. Pierdes toda dignidad.
No es ese el caso con el zen. El zen te proporciona una tremenda dignidad. No hay ninguna autoridad en ninguna parte. La libertad es completa y fundamental.


Uno puede ser religioso sin un Dios. 
De hecho, ¿cómo se puede ser religioso con un Dios? 
Esta es la pregunta que hace el zen. ¿Cómo puede un ser humano ser religioso teniendo un Dios? Porque Dios destruirá tu libertad, te dominará.
Puedes buscar en el Antiguo Testamento. Ahí Dios dice: “Soy un dios muy celoso, y no puedo tolerar ningún otro dios. Quienes no estén conmigo están contra mí. Y soy un dios muy violento y cruel, y os castigaré, y seréis arrojados a las llamas eternas del infierno”. 
¿Cómo puede nadie ser religioso con un Dios así? 
¿Cómo puedes llegar a ser libre y a florecer? 
Sin libertad no hay florecimiento que valga. 
¿Cómo puedes alcanzar tu manifestación óptima cuando hay un Dios que te confina, condena, forzándote a hacer las cosas de esta o aquella manera, manipulándote?

El zen dice que con Dios, el ser humano es un esclavo; con Dios, el ser humano seguirá siendo un adorador; con Dios el ser humano tendrá miedo. ¿Cómo puedes florecer si tienes miedo? 
Te encogerá, te secarás.
El zen dice que cuando no hay Dios, existe una libertad tremenda, que no hay ninguna autoridad en la existencia. De ahí surge una gran responsabilidad. 
Si estás dominado por alguien, no te puedes sentir responsable. 
La autoridad crea irresponsabilidad; la autoridad provoca resistencia; la autoridad crea reacción en tu interior, rebelión… querrás matar a Dios.
Para vivir sin Dios se necesita mucho coraje, mucha meditación, mucha consciencia.
Para el zen, el ser humano es responsable de sí mismo y del mundo en el que vive. Si existe sufrimiento, entonces eres responsable; no hay nadie más a quien acudir.
Si el mundo es horrible y existe el dolor, entonces nosotros somos los responsables, no hay nadie más.

Cuando no hay Dios te ves remitido a ti mismo. Entonces creces. Debes crecer. Debes hacerte cargo de tu vida; debes tomar las riendas en tus manos. Ahora eres el señor. Deberás estar más alerta y consciente porque serás responsable de todo aquello que suceda. Esto da mucha responsabilidad. 
Uno empieza a estar más alerta, más atento. Uno empieza a vivir de una manera totalmente distinta. Uno se torna más observador. Uno se convierte en testigo.
El más allá esta en tu interior.
En el cristianismo, el más allá está más allá; en el zen, el más allá está en el interior. Así que la cuestión no radica en alzar los ojos al cielo y rezar… eso no tiene ningún sentido porque estás rezándole a un cielo vacío.
La oración no tiene sentido, dice el zen. Sólo la meditación.
Todo lo que necesitas es silenciarte e ir hacia tu interior para hallar el centro. Este centro es también el centro de la existencia. 
Y cuando hayas alcanzado tu núcleo más íntimo, habrás llegado al núcleo más íntimo de la propia existencia. Eso es Dios en el zen.

Uno de los fundamentos del zen es: 

"Se vacío. Mira sin ninguna idea. Mira en la naturaleza de las cosas pero sin ninguna idea, prejuicio ni presunción”.
(Observa, mira las cosas sin juzgarlas, sin etiquetarlas, simplemente obsérvalas tal y como son). 

El zen es sencillo pero difícil a la vez. 

Simple en lo que respecta al zen; es la cosa más simple del mundo, la más simple porque es espontánea, pero muy difícil a causa de nuestras mentes condicionadas, a causa del mundo enloquecido en el que vivimos, en que nos han criado, y que nos ha corrompido
(Estamos acostumbrados a juzgarlo todo, pensarlo todo, razonarlo todo, etiquetarlo todo, esto es bueno, esto es malo, si hago esto me pasará lo otro...Estamos absorbidos completamente por nuestro ego. Y el Zen es tan simple como estar en el Presente; atención en el aquí y ahora, observar, sin juicios mentales). 

Al zen le interesa muchísimo la belleza. Y la belleza es no violencia, amor, y compasión.
El zen es poesía.
El buscador zen mira en la realidad para hallar lo bello; en el canto de los pájaros, en los árboles, en la danza de un pavo real, en las nubes, en los relámpagos, en el mar, en la arena. Intenta buscar la hermosura.
Cuando buscas belleza eres más femenino, estás más interesado por la intuición.
El zen es pasivo. Por eso, en el zen sentarse se convierte en una de las meditaciones más importantes. 
Sólo sentarse… zazen. El zen dice que si simplemente te sientas, sin hacer nada, empiezan a suceder cosas.
Las cosas empiezan a ocurrir por sí mismas; no necesitas ir tras ellas, ni ellas buscarte a ti, ni tú a ellas. Llegan por sí mismas. 
Tú simplemente permaneces sentado. Si puedes sentarte en silencio, si puedes caer en una tremenda quietud, si puedes relajarte, si puedes abandonar todas las tensiones y convertirte en un estanque silencioso de energía, sin ir a ninguna parte, sin buscar nada, "Dios" empieza a verterse en ti. "Dios" viene a ti desde todas partes.
Y recuerda, cuando el zen dice “solo sentarse”, quiere decir sólo sentarse, nada más, ni siquiera un mantra. Si repites un mantra entonces no estás sólo sentado, estás otra vez implicado en algo mental.
En cambio, si no haces nada de nada, los pensamientos llegan y llegan, y luego se van… Si llegan, bien; si no llegan, bien. No te implicas en lo que sucede, estás simplemente sentado. 



El zen no tiene teoría. Es un enfoque no teórico de la realidad. 
No tiene doctrina ni dogma, de ahí que carezca de iglesia, de sacerdotes, de papa. 
Cuando empiezas a hablar sobre la teoría del zen, el zen deja de ser zen. Existe la teoría pero no el zen.
El zen es una experiencia ilimitada, y la teoría está muy limitada.
El zen es más parecido al amor, no puedes definirlo.
Lao-tzu es muy práctico.
Todas las teorías abstractas apartan al hombre de la realidad.
El zen es existencial, no teórico. No dice nada acerca de la verdad, sino que te ofrece la verdad tal cual es. 
Sólo te despierta. Te sacude para despertarte, pero no te ofrece teorías, ni doctrinas, ni escrituras.

En el zen no hay teoría y no puede haber nadie que se denomine un “estudiante” zen.

Un estudiante quiere ser sabedor, acude a un profesor. Un estudiante va al colegio, a la universidad, a un instituto. El zen no tiene estudiantes, tiene maestros y discípulos. Y un maestro no es un profesor, recuérdalo.

El trabajo de un maestro es exactamente el contrario que el del profesor. El profesor te enseña, el profesor te hace aprender muchas cosas. El maestro te ayuda a desaprender.

Y ¿cuál es la diferencia entre un estudiante y un discípulo?

El estudiante quiere saber más, aprender más. El estudiante anhela el Árbol del Conocimiento. El estudiante quiere comerse todas las manzanas posibles (la manzana de Adán y Eva representa el conocimiento, la teoría). 
El estudiante está en un viaje egoico. Es curioso, inquisitivo, pero no está listo para ser transformado.

El estudiante quiere saber acerca de; todo su esfuerzo está dirigido a pensar mejor.


El discípulo es un fenómeno distinto. El discípulo no anhela conocimiento; quiere ver, no saber. Quiere ser. Ha dejado de estar interesado en acumular conocimiento, y lo que más quiere es ser. Su dirección es completamente distinta. Si para tener más, debe deshacerse de todo su conocimiento, está listo. Está preparado para sacrificarlo todo.
El discípulo no es un acaparador; el estudiante sí lo es. Y cuando acaparas, lo guardas todo en la memoria. La memoria no deja de crecer en la mente de un estudiante, pero no es su consciencia.
En el interior de un discípulo, la memoria empieza a desaparecer poco a poco. Ha dejado de cargar con el peso del pasado. Sólo sabe lo esencial. Su conocimiento es utilitario. Pero su consciencia empieza a crecer. Su energía se traslada de la memoria a la consciencia.
El discípulo quiere ser; todo su esfuerzo está dirigido a cómo ser, a cómo regresar a casa, a cómo volver a recuperar esos ojos infantiles, a cómo renacer.
Eso es lo que Jesús quiere decir cuando dice: A menos que vuelvas a nacer, no me comprenderás y no podrás entrar en el reino de los cielos (el reino de "Dios")”.

Un discípulo se ha convertido en un hombre silencioso. Un discípulo sabe que estar en silencio es natural. Escuchar al maestro en silencio. No se trata de escuchar demasiado sus palabras, sino de escuchar su silencio.


Osho 

06 octubre 2014

ACEPTACIÓN, GOZO Y ENTUSIASMO


Son tres las maneras para alinear la vida con el poder creador del universo. 
Es decir, las maneras en que la conciencia fluye a través de nosotros para expresarse en la dimensión de la forma son tres: la ACEPTACIÓN, el GOZO y el ENTUSIASMO.

Todo lo que hagamos que no emane de una de estas tres maneras, será disfuncional y producto del ego.

Es necesario estar alertas a fin de cerciorarnos de que alguna de ellas esté operando siempre que estemos enfrascados en alguna actividad, desde la tarea más sencilla hasta la más compleja. 
Cuando no estamos en estado de aceptación, gozo o entusiasmo, al mirar atentamente descubrimos que estamos creando sufrimiento para nosotros mismos y para los demás.

1. LA ACEPTACIÓN: 
Aceptar significa reconocer que esto es lo que esta situación y este momento me exigen. De manera que lo hago con buena disposición.
Realizar una acción en estado de aceptación significa estar en paz mientras la realizamos.
Esa paz es una vibración sutil de energía, es la conciencia. Y una de las maneras de manifestarse en este mundo es a través de la entrega.
Si no puedes aceptar ni disfrutar lo que haces, detente.

2. EL GOZO: 
La paz que llega con la entrega se convierte en una sensación de vivacidad cuando disfrutamos realmente lo que hacemos.
En la nueva tierra, el gozo reemplazará al deseo como fuerza motriz de las actuaciones del ser humano. (Los humanos ya no sentirán deseos, sino que gozarán de las actividades y de todo lo que hagan).
El deseo proviene de la ilusión del ego de ser un fragmento separado del poder de la creación. 
A través del gozo nos conectamos con el poder creador.
La alegría es el aspecto dinámico del Ser. Cuando el poder creador del universo toma conciencia de sí mismo, se manifiesta en forma de alegría. No es necesario esperar a que algo "importante" suceda en la vida para poder disfrutar de lo que hacemos.
La frase "esperar para comenzar a vivir" es inconsciencia.
Cuando estamos totalmente Presentes (conscientes, despiertos), disfrutamos (gozamos) de cualquier actividad, porque no esperamos a que suceda algo en concreto en nuestra vida para poder disfrutar y gozar, simplemente gozamos, porque estamos en el Presente (el Ser). Este es el estado de la Nueva Conciencia.
Cuando disfrutamos haciendo algo, realmente experimentamos la alegría del Ser en su aspecto dinámico (en el hacer).
La alegría de Ser es la alegría de estar conscientes.

3. EL ENTUSIASMO: 
Entusiasmo significa gozar profundamente lo que se hace.
Un buen día reconoces con toda claridad tu propósito externo. Tienes una visión grande, una meta y, a partir de este momento, dedicas todo tu esfuerzo a esa meta.
Generalmente, esa meta o visión está conectada con alguna actividad de la cual gozas enormemente y que ya estás realizando en menor escala.
Cuando le sumamos una meta (propósito) al gozo de lo que hacemos, éste se convierte en entusiasmo.
Un observador podría decir que la persona está bajo estrés, pero la intensidad del entusiasmo no tiene nada que ver con el estrés. 
El estrés se produce cuando el deseo de llegar a la meta es superior al deseo de hacer lo que hacemos.
Cuando hay estrés, se pierde el equilibrio entre el goce y la tensión estructural, y esta última se impone. 
El estrés es señal de que el ego ha regresado y de que nos estamos desconectando del poder creador del universo.
El ego se esfuerza para satisfacer su deseo, de tal manera que es preciso luchar y "trabajar arduamente" para lograr la meta.
En el estrés hay angustia e ira. El estrés es tóxico para el cuerpo y es una de las causas principales de las enfermedades degenerativas como el cáncer y la cardiopatía.
El entusiasmo vibra en una frecuencia elevada, de tal manera que resuena con el poder creador del universo.
La palabra entusiasmo significa "estar poseído por Dios". 
El entusiasmo genera una ola de energía creadora y entonces lo único que debemos hacer es "montarnos sobre esa ola".
Es la manifestación del poder creador a través de nosotros. Jesús lo dijo así "Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta".
A diferencia del ego, el entusiasmo nunca genera oposición. No genera confrontación, su actividad no produce ganadores y perdedores; en lugar de excluir, incluye a los demás. No necesita utilizar ni manipular a la gente porque es el poder creador mismo y, por tanto, no necesita robarle energía a una fuente secundaria.
El deseo del ego siempre trata de recibir de algo o de alguien; el entusiasmo de su propia abundancia.
Cuando el entusiasmo tropieza con obstáculos como pueden ser
situaciones adversas o personas obstruccionistas, nunca ataca sino que se limita a buscar otros caminos, o cede y acoge al otro, convirtiendo esa energía contraria en energía favorable.
El entusiasmo y el ego no pueden coexistir. El uno implica la ausencia del otro.
El entusiasmo está perfectamente unido con el momento presente. 
El entusiasmo no "desea" nada pero tampoco carece de nada. Es uno con la vida.
A través del entusiasmo entramos en armonía perfecta con el principio expansivo y creador del universo, pero sin identificarnos con sus creaciones, es decir, sin ego.
Donde no hay identificación, no hay apego; una de las grandes fuentes de sufrimiento.
Una vez pasa la ola creadora, la tensión estructural disminuye
dejando atrás el gozo por lo que hacemos. Nadie puede vivir permanentemente en estado de entusiasmo. Posteriormente llegará una nueva ola creadora, dando lugar a un nuevo estado de entusiasmo.
El entusiasmo pertenece al ciclo expansivo de la vida. La entrega es el movimiento de retorno, regreso al hogar. 

Con el gozo y el entusiasmo, nos vemos como fuente de inspiración y de enriquecimiento para un sinnúmero de personas, a través de nuestro trabajo.

Sentimos cómo esa actividad no solamente enriquece y confiere profundidad a nuestra vida, sino a la de muchas personas más.
Sentimos que somos la puerta o el canal a través del cual fluye la energía desde la Fuente inmanifiesta de toda vida, para beneficio de todos.
Esto de vernos como estrellas famosas o escritores exitosos, no es entusiasmo, sino que es ego.

Eckhart Tolle 

04 octubre 2014

LA EXPRESIÓN DE LA CONCIENCIA A TRAVÉS DE LAS FORMAS


La conciencia ya es consciente, pero es consciente gradualmente.
La conciencia se encarna en la dimensión de lo manifiesto, es decir, se hace forma. Al hacerlo entra en una especie de estado de sueño. La inteligencia permanece, pero la conciencia pierde conciencia de sí misma. Se pierde en la forma y se identifica con las formas. Podría decirse que es el descenso de la divinidad a la materia. (La divinidad se pierde en la ilusión de las formas, la materia, para tomar conciencia de sí misma, es decir, para saber realmente quién es).

En esa etapa de evolución del universo, la totalidad del movimiento expansivo ocurre en ese estado de sueño.
Vislumbramos el despertar en el momento de la disolución de la forma (la muerte del cuerpo físico). 
Es decir, en el momento de la muerte. Y entonces comienza la siguiente encarnación, la siguiente identificación con la forma, el siguiente sueño individual, el cual forma parte del sueño colectivo.
(Cuando desencarnamos, nos desprendemos de la forma que está en proceso de disolución y, durante un instante despertamos a nuestra naturaleza esencial de conciencia inmortal. Entonces caemos nuevamente en el sueño y encarnamos en otra forma).

El ego humano representa la etapa final del sueño universal, de la identificación de la conciencia con la forma. 

Era una etapa necesaria de la evolución de la conciencia.
El cerebro humano es una forma a través de la cual la conciencia entra en esta dimensión.
La conciencia creó el cerebro, la forma física más compleja de la tierra, con el propósito de expresarse.
Cuando el cerebro se daña, no quiere decir que se pierda la conciencia sino que ésta ya no puede utilizarlo para penetrar en esta dimensión.
No podemos perder la conciencia porque es nuestra esencia.
Solamente podemos perder lo que tenemos, más no lo que somos.

Actualmente, nos encontramos en medio de un acontecimiento extraordinario en la evolución de la conciencia humana. En nuestro planeta, la conciencia comienza a despertar de su ensoñación (sueño) en la forma.

Esto no significa que todas las formas (el mundo) hayan de disolverse, significa que la conciencia podrá comenzar a crear formas sin perderse en ellas. Podrá permanecer consciente mientras crea y experimenta la forma.

¿Y por qué continuar creando y experimentando la forma?

Para gozar de ella. 

¿Y cómo lo hace? 
A través de seres humanos despiertos que habrán aprendido el significado del quehacer en el estado despierto.
El quehacer despierto es el aspecto externo de la nueva etapa de la evolución de la conciencia en nuestro planeta. 

Mientras más nos acercamos al final de nuestra actual etapa de evolución, más disfuncional se torna el ego.

Hacer en el estado despierto es lograr la consonancia entre el propósito externo (lo que hacemos) y el propósito interno (despertar y permanecer despiertos).
Al hacer estando despiertos, nos unimos al propósito expansivo del universo.

Son tres las maneras para alinear la vida con el poder creador del universo. 

Es decir, las maneras en que la conciencia fluye a través de nosotros para expresarse en la dimensión de la forma son tres: la ACEPTACIÓN, el GOZO y el ENTUSIASMO.

Todo lo que hagamos que no emane de una de estas tres maneras, será disfuncional y producto del ego.
Es necesario estar alertas a fin de cerciorarnos de que alguna de ellas esté operando siempre que estemos enfrascados en alguna actividad, desde la tarea más sencilla hasta la más compleja. 

Cuando no estamos en estado de aceptación, gozo o entusiasmo, al mirar atentamente descubrimos que estamos creando sufrimiento para nosotros mismos y para los demás.


Eckhart Tolle

EL TAO



¿Qué es el Tao (el Todo)?

El todo comprende todo aquello que existe, es el mundo o el cosmos. 
Desde los microbios hasta los seres humanos y las galaxias, forma una red de procesos multidimensionales conectados y no es una serie de cosas o entidades independientes (todo está conectado por la misma red energética).

Son dos las razones por las cuales no percibimos esta unidad y consideramos que todas las cosas son independientes: 


Una es la percepción, la cual reduce la realidad a lo que nos es accesible a través de nuestros pocos sentidos: lo que vemos, oímos, olemos, saboreamos y palpamos.

Pero cuando percibimos sin interpretar ni adjuntar rótulos mentales, es decir, sin agregar pensamiento a nuestras percepciones (sin juzgar), podemos sentir una conexión más profunda detrás de nuestra percepción de la separación.

La otra razón más seria por la cual vivimos en la ilusión de la separación, es el pensamiento compulsivo. 

Es cuando permanecemos atrapados en el torrente incesante de pensamientos compulsivos, que el universo se aparta de nosotros y perdemos la capacidad de sentir la conexión con todo lo que existe.
Más allá de la interconexión entre todo lo que existe, hay un nivel más profundo. 
En ese nivel del todo, todas las cosas son una. Es la Fuente, la única Vida inmanifiesta. Es la inteligencia eterna que se manifiesta a través del desenvolvimiento del universo en el tiempo.

El todo está hecho de existencia y Ser, lo manifiesto y lo inmanifiesto, el mundo y Dios. Así, cuando entramos en armonía con el todo, nos convertimos en una parte consciente de la red del todo y de su propósito: el surgimiento de la conciencia en el mundo.
El resultado es que comienzan a ocurrir con frecuencia las "casualidades" propicias, los encuentros fortuitos, las coincidencias y los sucesos sincronizados.

La naturaleza existe en estado de unicidad inconsciente con el todo.

(Las plantas, los animales y toda la naturaleza está alineada con el fluir del todo, pero inconscientemente).
Nuestro propósito y destino es traer a este mundo una nueva dimensión, permaneciendo en unicidad consciente con la totalidad y en armonía consciente con la inteligencia universal.

¿Puede el todo utilizar a la mente humana para crear cosas o para producir situaciones que estén en armonía con su propósito?

Sí, cada vez que hay inspiración, palabra que significa "en espíritu", y cada vez que hay entusiasmo, palabra que significa "en Dios", se desata un poder creador que va mucho más allá de lo que una simple persona puede hacer.

EL ESTAR SIENDO DEL TAO



Los astrónomos descubrieron la evidencia de que el universo comenzó a existir hace quince mil millones de años, nacido de una explosión gigantesca (Big Bang), y que se ha venido expandiendo desde entonces. 
No solamente se ha estado expandiendo sino que su complejidad y su diferenciación han ido aumentando cada vez más. 
Algunos científicos también postulan que este movimiento desde la unicidad hasta la multiplicidad dará marcha atrás con el tiempo. Entonces cesará la expansión y el universo comenzará a contraerse nuevamente para volver a lo inmanifiesto, a la nada inconcebible de la cual se originó. Y quizás repita los ciclos de nacimiento, expansión, contracción y muerte una y otra vez. 
¿Con qué fin? "¿Por qué molestarse el universo en existir?" pregunta el físico Stephen Hawking, reconociendo al mismo tiempo que no hay modelo matemático alguno que pueda dar la respuesta.

Si miramos hacia el interior en lugar del exterior únicamente, descubrimos que tenemos un propósito interno (despertar) y otro externo (llevar a la acción el propósito interno), y puesto que somos un reflejo microcósmico del macrocosmos, debemos concluir que el universo también tiene un propósito interno y otro externo.
El propósito interno del universo es despertar a su esencia informe. Y su propósito externo es crear la forma y experimentar la interacción de las formas (el juego, el sueño, el drama, o como queramos llamarlo). 
Después viene la reconciliación entre ambos propósitos: traer la esencia (la conciencia) al mundo de la forma y, por ende, transformar el mundo.
El propósito último de esta transformación está más allá de la comprensión de la mente humana. Y, no obstante, esa transformación es la tarea que se nos ha asignado en este momento en este planeta. Es la reconciliación del propósito externo y el interno, la reconciliación entre Dios y el mundo.

Nada de lo que digamos sobre la naturaleza del universo debe tomarse como verdad absoluta. El infinito no puede explicarse a base de fórmulas matemáticas o de conceptos. Ningún pensamiento puede encapsular la inmensidad de la totalidad. Aunque la realidad es un todo unificado, el pensamiento la corta en fragmentos.

Esto da lugar a los errores fundamentales de la percepción, por ejemplo, que hay cosas y sucesos independientes, o que esto es la causa de aquello (ley de causa y efecto, el karma).

Todo pensamiento implica un punto de vista, y todo punto de vista implica limitación, lo cual significa en últimas que no es verdad, o por lo menos no en términos absolutos. Solamente el todo es verdad, pero el todo no puede pensarse ni verbalizarse (explicarlo).

Visto más allá de las limitaciones del pensamiento y, por tanto, incomprensible para la mente humana, todo sucede en el ahora.

Para ilustrar lo relativo y lo absoluto, tomemos como ejemplo el alba y el ocaso.
Cuando decimos que el sol sale por la mañana y se oculta por la tarde, estamos diciendo una verdad relativa. En términos absolutos, es falso. 
Es solamente desde la perspectiva limitada de un observador que esté en la superficie de la Tierra que se puede afirmar que el sol sale y se oculta. Si estuviéramos lejos en el espacio, veríamos que el sol no sale ni se oculta, sino que brilla continuamente.

La manifestación del mundo, lo mismo que su retorno a lo inmanifiesto (su expansión y contracción) son dos movimientos universales que podríamos considerar como el abandono del hogar y el regreso a él. 

Estos dos movimientos se reflejan en todo el universo de muchas maneras, por ejemplo, la expansión y la contracción incesantes del corazón y la inhalación y exhalación de la respiración. También se reflejan en los ciclos de sueño y vigilia. Todas las noches, sin saberlo, regresamos a la Fuente inmanifiesta de toda la vida cuando entramos en la etapa de sueño profundo donde o soñamos, y emergemos nuevamente renovados en la mañana.
Estos dos movimientos, la salida y el regreso, se reflejan también en los ciclos de vida de cada persona. Sin saber cómo ni cuándo, aparecemos en este mundo. Después del nacimiento viene la expansión. No solamente crecemos físicamente sino también en conocimiento, actividades, posesiones y experiencias. Y más adelante se inicia el movimiento de retorno. Y entonces, un día, también desaparecemos. Regresamos al sitio de donde salimos unos cuantos años atrás.
La vida de cada persona (todas las formas de vida en realidad) representa un mundo, una forma única en la que el universo se experimenta a sí mismo. Y cuando nuestra forma se disuelve, se acaba un mundo, uno entre un sinnúmero de mundos.

El movimiento de retorno en la vida de una persona, el debilitamiento o la disolución de la forma, ya sea a causa de la edad, la enfermedad, la incapacidad o alguna otra forma de tragedia personal, encierran un enorme potencial para el despertar espiritual: suspender la identificación con la forma.
Puesto que la muerte es solamente un concepto abstracto, la mayoría de las personas no están en absoluto preparadas para la disolución de la forma que les espera. Cuando se aproxima, produce espanto, incomprensión, desesperación y un miedo enorme.
Ya nada tiene sentido porque todo el significado y el propósito de la vida estaban asociados con la acumulación, el éxito, la construcción, la protección y la gratificación. 
La vida se asociaba con el movimiento de expansión y la identificación con la forma (el ego). 
La mayoría de las personas no conciben que tenga significado alguno el hecho de que su vida y su mundo se estén derrumbando y, sin embargo, allí hay un significado todavía más profundo que en el movimiento de expansión.
Es precisamente a través de la llegada de la vejez, de una pérdida o de una tragedia personal que suele aparecer la dimensión espiritual en la vida de una persona. Es decir, el propósito interno (el despertar) emerge únicamente cuando el propósito externo (la identificación con al forma, el ego) se desmorona.
Estos sucesos representan el comienzo del movimiento hacia la disolución de la forma.

Algunos niños nacen con una incapacidad que limita severamente la expansión natural de su vida. O una limitación severa se presenta en la vida a una edad relativamente temprana.
Esta perturbación del movimiento expansivo en un momento en el cual no "tendría porqué estar sucediendo" también encierra el potencial de generar el despertar espiritual.
Las cosas que deben suceder, suceden. No hay nada de lo que sucede que no sea parte del gran todo y de su propósito. 
Así, la perturbación o la destrucción del propósito externo puede ser el camino para hallar el propósito interno y para el florecimiento de un nuevo propósito externo en consonancia con el interno. 
Los niños que han sufrido mucho, por lo general se convierten en jóvenes muy maduros para su edad.
Lo que se pierde en el nivel de la forma, se gana en el nivel de la esencia. 
Una gran pérdida o incapacidad en el nivel de la forma, se convierte en la puerta hacia el espíritu.
En la nueva tierra, la vejez será reconocida universalmente y valorada como la etapa para el florecimiento de la conciencia.
Para quienes se encuentren perdidos todavía en las circunstancias externas de la vida (las formas, el ego), será una etapa para regresar tardíamente a su hogar cuando despierten a su propósito interno. 
Para muchas otras personas, representará la intensificación y la culminación del proceso de despertar.

La dimensión espiritual se manifiesta en el mundo a través del movimiento expansivo (el pensamiento, las palabras, las obras, la creación) con tanta intensidad como lo hace en el movimiento de retorno (la quietud, el Ser y la disolución de la forma).


Eckhart Tolle


02 octubre 2014

LA NUEVA CONCIENCIA




La conciencia se manifiesta en multitud de formas.
Todas las formas son expresiones de la misma conciencia.
Que es divina en toda su esencia.
El propósito de la conciencia es expandirse.
Y la única manera de hacerlo es experimentándose a si misma, a través de las millones de formas en que se manifiesta.
La conciencia es luz.
Toda manifestación que no es luz, es inconsciencia.
El mundo de la forma es dualidad: luz y oscuridad, conciencia e inconsciencia, amor y ego.
Para expandir la consciencia es esencial realizar acciones inconscientes y aprender de ellas. A esto se le denomina Karma.
La vida es un fluir energético.
Todo está en un continuo cambio constante (la impermanencia).
Todo está en evolución.
La conciencia evoluciona para perfeccionarse a si misma.


No existen los errores, no existe la maldad, solo existe inconsciencia que se hace consciente.
Todo es perfecto tal y como es.
Todo tiene un “porqué” y un “para qué”.
La conciencia utiliza al ego, como herramienta, para tomar conciencia de su propia luz.
Pero los seres humanos nos hemos identificado con el ego durante millones de reencarnaciones.
Creemos que somos el ego, cuando en realidad somos conciencia divina.
Nos hemos olvidado de nuestra esencia, al habernos desconectado de nuestra fuente y hemos perdido nuestro poder.
El mundo exterior es el claro reflejo de nuestro interior. Por eso, lo que hay que cambiar no es el mundo de afuera, sino a nosotros mismos.
Para recuperar nuestro poder, debemos dejar de identificarnos con el ego. Él solo es una herramienta para usarla en el mundo de la forma.
El ego son tus pensamientos, tus sentimientos y la identificación con la mente.
Tú no eres tu mente (ego), tú eres el Ser (Presencia).

Ríndete a tu Ser. Fluye con lo que Es. Acepta todo lo que llega a tu vida, sin poner resistencia. Porque todo eso que experimentas, es lo que te ayuda a impulsar tu conciencia.
Solo has de vivir. Nada más. La vida te hará madurar.
Todo va en función de tu estado de conciencia (tu nivel de evolución).
No hay cosas buenas, no cosas malas. Todo está permitido.
No hay errores ni malas acciones.
No hay lugar para la culpa y el arrepentimiento.
Porque solo hay inconsciencia que se hace consciente.

Una nueva Tierra se está creando.
La humanidad está despertando.
Hace millones y millones de años que lo estábamos esperando.
Vivir este Salto Cuántico.
No es necesario hacer nada. Simplemente fluir con la vida. Tomando conciencia de nuestras experiencias.
Déjate llevar. Vivir en el Aquí y Ahora. Dejar que todo sea. La existencia es perfecta.
Aceptar cada cosa que llega a tu vida. Eso es lo que impulsa la conciencia.
Desplegar tus alas y vivir en total libertad.
Observar. Fluir. Experimentar. Vivir.
Somos la Nueva Conciencia.


Camino al Despertar