La energía ni nace ni muere, únicamente se transforma.
El Todo (la Mente), ha creado la dimensión física (el mundo de las formas) a través de generar pensamientos.
En el momento en que empieza a pensar, empieza a crear la ilusión (el mundo en el que vivimos).
A esta ilusión la hemos llamado ego ("Maya" en el Budismo).
El Todo está totalmente identificado con el ego, perdido en sus propios pensamientos (la ilusión).
El Todo se manifiesta a través de toda su creación.
Los seres humanos somos la máxima perfección de su propia creación.
Los seres humanos somos los únicos que podemos Despertar del Sueño ilusorio (el ego, Maya).
El gran propósito de vivir es Despertar del Sueño, de Maya.
El Todo, únicamente puede tomar consciencia de sí mismo creando la existencia (las formas, el mundo) y experimentando en ella.
Poco a poco, a través de eones de reencarnaciones humanas, el Todo va experimentando y va tomando consciencia de sí mismo.
Por tanto, el mundo de la forma es tan sólo la ilusión creada por el Todo para experimentarse a sí mismo, para tomar consciencia de sí mismo.
Mientras haya pensamientos, habrá ilusión, habrá creación.
Sin pensamientos, únicamente hay una Mente calmada.
Esta Mente calmada es llamada el Vacío en el Budismo.
Todo es Mente. Todo es energía. Todo es Vida.
La Mente es comparable con un vaso de agua: mientras hay pensamientos, el agua está agitada. Cuando no hay pensamientos, está calmada y serena.
¿Para qué estamos aquí?
Para experimentar nuestra propia creación y darnos cuenta de que no somos la misma. No somos nuestra ilusión, no somos Maya (ego).
Somos una Mente Divina, una Realidad Absoluta, una Inteligencia Suprema.
El fin del mundo, la aniquilación, es únicamente el fin de la ilusión, el fin de Maya. Es la liberación del Todo de su propia ilusión.
¿Qué es lo que quedará una vez el Todo se haya liberado de su propia ilusión?
Seguirá habiendo el Todo. Pero con un total conocimiento de sí mismo, con una total Conciencia de quién es.
¿Y entonces qué sucederá?
Una vez el Todo tenga un Total Conocimiento de Sí mismo, podrá seguir creando, pensando, pero sin perderse en sus propios pensamientos, sin identificarse con su propia ilusión.
Esto es lo que en muchas corrientes religiosas lo llaman "Traer el Cielo a la Tierra".
Camino al Despertar