Las 4 Nobles Verdades son:
1. La naturaleza de la vida es sufrimiento.
2. El orígen del sufrimiento es el deseo y el apego.
3. La cesación del sufrimiento. El Nirvana.
4. El sendero que conduce a la cesación del sufrimiento. El Óctuple Noble Sendero.
1. La primera puesta en movimiento de la Primera Noble Verdad se denomina “reconocer”.
Nos percatamos de que hay algo que va mal pero no somos capaces de decir qué es exactamente. Intentamos negar nuestro sufrimiento pero persiste. Sufrir sin saber que estamos sufriendo es una carga muy pesada.
En primer lugar debemos reconocer que estamos sufriendo y después determinar si la causa es física, fisiológica o psicológica.
Las heridas de nuestro corazón se convierten en el objeto de nuestra meditación. Nuestro sufrimiento es parte de nosotros y debemos tratarlo con bondad y sin violencia, reconociéndolo, aceptándolo e identificándolo.
En primer lugar debemos reconocer que estamos sufriendo y después determinar si la causa es física, fisiológica o psicológica.
Las heridas de nuestro corazón se convierten en el objeto de nuestra meditación. Nuestro sufrimiento es parte de nosotros y debemos tratarlo con bondad y sin violencia, reconociéndolo, aceptándolo e identificándolo.
2. La segunda puesta en movimiento de la Primera Noble Verdad se denomina “alentar”.
Se trata de observar a fondo el dolor y comprender su verdadera naturaleza, es decir sus causas.
Practicamos la meditación sentados y andando, pedimos guía y apoyo a nuestros amigos y, en caso de tener alguno, a nuestro maestro.
3. La tercera puesta en movimiento de la Primera Noble Verdad se denomina “comprender”.
Se trata de recoger los frutos de los esfuerzos realizados en la segunda etapa, “He llegado a comprender mi sufrimiento”. Ahora podemos llamarlo por su nombre e identificar todas sus características. Esto ya nos proporcionará una felicidad y alegría sin retrocesos.
Pero aunque hayamos logrado diagnosticar nuestra dolencia, durante cierto tiempo seguimos creándonos sufrimiento. Añadimos gasolina al fuego a través de nuestras palabras, pensamientos y acciones, a veces, sin darnos cuenta.
4. La primera puesta en movimiento de la Segunda Noble Verdad es reconocer que seguimos creando sufrimiento.
Buda dijo: “Cuando se ha creado algo, debemos aceptar su presencia y observar a fondo su naturaleza. De ese modo descubriremos qué clase de alimentos han contribuido a que se originase y lo han seguido alimentando”.
Después enumeró cuatro clases de alimentos que pueden conducirnos a la felicidad o al sufrimiento:
1. La comida que ingerimos.
Lo que ingerimos o bebemos puede producirnos sufrimiento mental o físico. Debemos distinguir lo que es sano y lo que es perjudicial. Debemos practicar la Visión Correcta al comprar, cocinar y comer.
Cuando fumamos, bebemos o consumimos toxinas, nos estamos comiendo a nuestros propios pulmones, hígado y corazón. Es necesario estar sanos y fuertes. Debemos comer de manera que preserve el bienestar colectivo (fumar es un claro ejemplo de consumo perjudicial para el fumador y para quienes lo rodean), minimice nuestro sufrimiento y el de otras especies y permita que la tierra siga siendo una fuente de vida para todos.
2. Las impresiones sensoriales.
La segunda clase de alimento son las impresiones sensoriales. Nuestros seis órganos sensoriales están en continuo contacto con los objetos de los sentidos y estos contactos se convierten en alimento para nuestra consciencia. Ej: Los anuncios que estimulan nuestra ansia de posesión, sexo y comida pueden ser tóxicos. Si después de leer el periódico, escuchar las noticias o entablar una conversación, nos sentimos ansiosos o agotados, sabremos que hemos estado en contacto con toxinas. Estamos expuestos a colores, sonidos, olores, sabores, objetos táctiles e ideas que son tóxicos y roban el bienestar del cuerpo y la conciencia. Cuando sientes desesperación, miedo o depresión puede ser porque hayas ingerido demasiadas toxinas a través de las impresiones sensoriales.
Podemos ser destruidos por los medios de comunicación. Siendo concientes sabremos con qué cosas debemos permanecer en contacto y cuales evitar. La consciencia es quien protegerá cada una de las puertas de nuestros sentidos para protegernos. Ingiere sólo lo que tengas la certeza de que es seguro.
3. La intención.
La tercera clase de alimento es la volición, intención o voluntad, el deseo que hay en nosotros de obtener lo que deseamos. La volición es la base de todas nuestras acciones.
Todo el mundo desea ser feliz, y en nosotros hay una fuerte energía que nos impulsa hacia lo que creemos que nos hará felices. Pero podemos sufrir mucho a causa de ello. Debemos comprender que la posición social, la venganza, la riqueza, la fama o las posesiones suelen ser más bien obstáculos para nuestra felicidad. Debemos cultivar el deseo de liberarnos de esas cosas para poder disfrutar de las maravillas de la vida que tenemos siempre a nuestra disposición: el cielo azul, los árboles y nuestros hijos.
Después de meditar sentados y andando, y observando conscientemente durante tres o seis meses, surgirá en nosotros una profunda visión de la realidad, y la capacidad de estar ahí disfrutando de la vida en el momento presente nos liberará de todos los impulsos y nos producirá una verdadera felicidad.
Buda decía: “Siempre intentamos acumular más y más, y creemos que las posesiones son esenciales para nuestra existencia. Pero en realidad quizá sean solo obstáculos que nos impiden ser felices. Deja tus posesiones y sé una persona libre, deja que se marchen para poder ser realmente feliz.”
Buda nos aconseja observar la naturaleza de nuestra volición para ver si nos arrastra en la dirección de la liberación, la paz y la compasión, o en la dirección del sufrimiento y la infelicidad.
4. La conciencia.
La cuarta clase de alimento es la conciencia. Ésta se compone de todas las semillas sembradas por nuestras acciones pasadas y las de nuestra familia y sociedad. Cada día nuestros pensamientos, palabras y acciones fluyen en el mar de nuestra conciencia creando nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro mundo. Podemos alimentar nuestra conciencia practicando los Cuatro inconmensurables Estados de la mente: El amor, la compasión, la alegría y la ecuanimidad. O podemos alimentarla a base de codicia, odio, ignorancia, desconfianza y orgullo.
Nuestra conciencia está alimentándose contínuamente y lo que consume se convierte en la sustancia de nuestra vida. Es por eso que debemos ser muy cuidadosos con los alimentos que ingerimos.
Observar a fondo requiere valor. Si mientras meditamos vemos con claridad un síntoma de sufrimiento luego nos preguntamos: “¿qué clase de alimentos he estado ingiriendo que han alimentado este sufrimiento?” Utiliza la energía de la conciencia durante todo el día para estar plenamente presente. Mientras seas consciente del sufrimiento podrás afrontar la dificultad. La práctica no implica usar sólo tu propia conciencia, concentración y sabiduría, puedes también beneficiarte de los amigos que recorren la misma senda, y de tu maestro.
Cuando somos capaces de identificar nuestro sufrimiento y ver sus causas tendremos más paz y alegría y ya nos encontraremos en la senda de la liberación.
5. La segunda puesta en movimiento de la Segunda Noble Verdad es, luego de ver que la verdadera felicidad es posible si dejamos de ingerir los alimentos que nos producen sufrimiento, alentarnos a poner fin a esas causas de sufrimiento.
Tomar la firme decisión de no seguir comportándonos del mismo modo, y para esto nos hace falta la energía de la plena consciencia. Hay muchas prácticas que pueden ayudarnos a afrontar nuestro sufrimiento, incluyendo el andar, el respirar, meditar, comer, observar y escuchar conscientemente. Un paso realizado con plena consciencia puede llevarnos a comprender profundamente la belleza y la alegría que nos rodea.
6. En la tercera puesta en movimiento de la Segunda Noble Verdad, luego de habernos hecho la promesa, dejamos de ingerir los alimentos que nos crean sufrimiento.
Algunos creen que para dejar de sufrir deben silenciarlo todo, el cuerpo, las sensaciones, las percepciones, las formaciones mentales y la conciencia, pero no es correcto.
Al alcanzar esta etapa, nos sentimos más livianos y libres y todo lo que hacemos es afín a los ejercicios de concienciación y no realizaremos nada que pueda perjudicarnos a nosotros o a los demás.
Esta etapa no es algo que puedas imitar, debes alcanzarla en tu interior. En esta etapa solo has de ser tu mismo ya que no harás nada que vaya en contra de los preceptos.
7. La primera puesta en movimiento de la Tercera Noble Verdad es reconocer que la ausencia de sufrimiento es posible. Si no gozamos de paz y alegría en este momento, al menos podemos recordar la paz y alegría que experimentamos en el pasado o contemplar la paz y la alegría de los demás. Vemos que el bienestar es posible.
La extinción del sufrimiento – el bienestar – está a tu disposición si sabes cómo disfrutar de las preciosas joyas que ya posees.
Cuando estés sufriendo, observa a fondo tu situación y descubre las condiciones para ser feliz que están ya presentes y disponibles.
Cuando comenzamos la primera etapa de la Tercera Noble Verdad, gozamos ya de cierta felicidad, pero no somos demasiado conscientes de ello. Solo cuando experimentamos alguna dificultad para andar, descubrimos lo maravilloso que es tener dos piernas sanas.
8. La segunda puesta en movimiento de la Tercera Noble Verdad es alentarnos a encontrar la paz y la alegría. Debes sentir profundamente las cosas que te producen paz y alegría.
En las fiestas la gente parece divertirse. Observando más a fondo descubrimos que está llena de ansiedad y sufrimiento. Ese es el tipo de alegría que intenta ocultar el sufrimiento.
Abraza tu sufrimiento, sonríele y descubre la fuente de felicidad que tienes en tu interior.
Los Budas también sufren, pero ellos saben transformar el sufrimiento en alegría y compasión.
Sabes que el sufrimiento y la alegría son impermanentes. Aprende el arte de cultivar la alegría.
(El fin no es estar siempre alegres, pues no es posible, la alegría es impermanente, al igual que el sufrimiento. Para poder cultivar alegría genuina hay que afrontar el sufrimiento.)
9. Si practicas de ese modo llegarás a la tercera puesta en movimiento de la Tercera Noble Verdad, comprender que el sufrimiento y la felicidad no son cosas distintas.
El sufrimiento y la felicidad no son opuestos, no se anulan el uno con el otro.
Cuando llegues a esta etapa tu alegría ya no será frágil sino verdadera.
10. La Cuarta Noble Verdad es la liberación del sufrimiento.
Practicando la primera puesta en movimiento reconocemos que el Óctuple Sendero puede liberarnos del sufrimiento, pero todavía no sabemos cómo practicarlo.
11. En la segunda puesta en movimiento de la Cuarta Noble Verdad nos alentamos a emprender ese sendero. Lo alcanzamos aprendiendo, reflexionando y practicando.
A medida que aprendemos ya sea leyendo, escuchando o discutiendo, necesitamos permanecer receptivos para descubrir formas de poner en practica lo que aprendemos. Si el aprendizaje no va seguido de la reflexión y la práctica, no es un verdadero aprendizaje.
No podemos esperar que las dificultades desaparezcan por si solas, debemos hacer determinadas cosas y evitar otras. En el momento en que decidimos dejar de alimentar nuestro sufrimiento, aparece una senda ante nosotros, el Noble Óctuple Sendero que conduce al bienestar.
12. La tercera puesta en movimiento de la Cuarta Noble Verdad es comprender que estamos practicando este sendero.
La capacidad de comprender las cosas tal como son, va surgiendo a través de nuestra vida y de la práctica.
Es importante entender la naturaleza del interser de las Cuatro Nobles Verdades, lo que significa que cuando observamos a fondo cualquiera de las Cuatro Verdades vemos las otras tres.
(Partiendo de una parte llegamos al todo. Las enseñanzas de Buda forman un todo y cada enseñanza observada profundamente lo contiene).
Las Cuatro Nobles verdades son una sola.
Necesitamos sufrir para ver la senda. Al pensar en esta frase se me viene a la mente que: necesitamos del sufrimiento para crecer, necesitamos del sufrimiento para acercarnos a la comprensión de la vida, es el sufrimiento lo que nos ayuda a despertarnos.
El origen del sufrimiento, la extinción del sufrimiento y el sendero que conduce a la extinción del sufrimiento se hallan en el corazón del propio sufrimiento. Si tenemos miedo de percibirlo, no seremos capaces de alcanzar la senda de la paz, la alegría y la liberación.
Aquellos que viven priorizando lo superfluo, aquellos que se entregan a los placeres mundanos y materiales, aquellos que valoran más la imagen que la esencia. Aquellos nunca serán capaces de alcanzar la liberación, pues todo lo que hacen es intentar huirle al sufrimiento que causa hacerse cargo del espíritu.
No huyas percibe tu sufrimiento y abrázalo. Haz las paces con él.
Buda dijo: “En el momento en que percibes cómo se forma tu sufrimiento, te encuentras ya en la senda que te libera de él”.
Si vivimos de acuerdo al Óctuple Noble Sendero, cultivaremos bienestar y nuestra vida estará llena de alegría, tranquilidad y maravillas. Pero si nuestro sendero no es noble, si hay deseo, odio, ignorancia y miedo en la forma en que vivimos nuestra vida cotidiana, si practicamos el innoble Óctuple Sendero, el resultado será el sufrimiento.
Thich Nhat Hanh