05 diciembre 2013

EL APEGO Y LA SOLUCIÓN


El apego es la naturaleza del ser humano, es la naturaleza de la existencia.
No debemos sentirnos mal ni culpables si tenemos apegos. Liberarnos de los apegos toma mucho tiempo, no es posible hacerlo de un día para otro, es necesaria mucha práctica.

Los apegos nos conducen al sufrimiento, por eso es una enseñanza básica y muy importante en el Budismo.
Si nosotros nos aferramos a las cosas del mundo, sea lo que sea; nuestros propios cuerpos, cosas materiales, personas queridas, etc, todas las cosas están destinadas a cambiar, van a ser alteradas, van a desaparecer, y si no desaparecen, van a tomar una forma diferente de la que tienen ahora. Es la impermanencia.
Si nos apegamos a algo, y ese algo cambia o desaparece, lo que sucede es que uno sufre.
Una vez que comprendemos esto, la reacción no será “no debo apegarme”, sino que será
“¿cómo puedo hacer para liberarme de estos apegos o por lo menos reducirlos?” para que el sufrimiento sea menor cuando la impermanencia aparezca y nos quite estas cosas.
Para comprender esto, una de las cosas básicas es entender cómo surgen los apegos.


¿Cuál es el mecanismo psicológico por los cuales los apegos surgen?

Los seres humanos tenemos sentimientos, y éstos pueden ser divididos en dos aspectos: los sentimientos placenteros y los sentimientos desagradables.

Casi todas nuestras experiencias pueden ser subdivididas en estos dos sentimientos. 
Y ¿por qué? Porque está en concordancia con la naturaleza que queremos tener lo placentero y evitar lo desagradable.
Una vez tienes sentimientos, también debes tener deseos. Estas dos cosas van juntas.
Una vez que uno tiene un deseo intenso, ese deseo intenso es un estado desagradable. Lo que uno quiere es satisfacerse.
En el mundo siempre encontramos cosas que nos satisfacen, cosas que nos hacen sentir bien con uno mismo, cosas que hacen surgir sentimientos placenteros, cosas que te ayudan a evitar sentimientos desagradables, y estas cosas nos ayudan en cierto sentido, éstas son las cosas a las que nos apegamos.
Desde el sentimiento, del deseo intenso, debe surgir el apego.
Mientras tenemos deseos intensos, mientras sigamos apegados a nuestros sentimientos y veamos a los sentimientos como algo importante, vamos a tener apego.
El pensar “No debo apegarme”, no es beneficioso, en realidad te va a hacer sentir mal contigo mismo.

Nosotros tenemos el sentido del “Yo” dentro nuestro. Y uno de los aspectos más importantes de ese sentido del “Yo” es el sentimiento de que “estamos en control”; que podemos controlar nuestro mundo. Podemos asegurarnos de que tenemos buenos sentimientos, sentimientos lindos, placenteros y que podemos evitar los desagradables. Este es uno de los aspectos más esenciales del sentido del “Yo”. Tenemos esta percepción dentro nuestro de que “tenemos el control”, podemos controlar al mundo para asegurarnos que sentimos cosas lindas y evitamos las cosas malas.
Este sentido del “Yo” del que Buda habló en muchos lugares, y cómo éste da surgimiento al sentido de estar a cargo o estar en control, ésta es una parte fundamental de la existencia humana. No es algo que uno pueda quitárselo de encima, decir “No voy a tener esto”. Uno tiene que tener este sentido del “Yo” a menos que uno esté muy desarrollado espiritualmente, totalmente despierto.
Este sentido del “Yo” es tan esencial para nuestra existencia, no tenemos otra opción más que apegarnos.
Desde el sentido del “Yo” surge la idea de que estoy a cargo, de que puedo controlar las cosas, y porque uno piensa que puede controlar las cosas, uno desea ansiosamente, porque el desear intensamente surge como resultado del hecho que uno piensa que puede controlar las cosas.
Si realmente no pudiéramos controlar las cosas, el desear intensamente no tendría ningún sentido. De ese desear intensamente, surge el apego a esas cosas que satisface el deseo en tu vida.
El apego surge porque el objeto de apego da una sensación de placer, de bienestar, de felicidad, por eso nos apegamos tan fuertemente.
Este es el mecanismo básico de cómo sucede el apego.


¿Cómo podemos liberarnos de los apegos y cómo podemos entrar en el sendero para reducirlos y hacerlos menos problemáticos?
¿Qué podemos hacer acerca de estos apegos? ¿Cómo podemos superarlos? ¿En qué tipos de cosas debemos pensar?

La respuesta a esto es, antes que nada necesitamos crear un refugio para nosotros mismos, que es en otro lugar separado de los apegos que tenemos.
Muchos de los apegos que tenemos están en nuestro mundo cercano; en nuestro trabajo, nuestro sentido de quienes somos en relación con otra gente, con nuestro cuerpo, seres queridos, nuestra casa, nuestra mente (sentido del "Yo").

Todo lo que tenemos que hacer es mirar a nuestro interior en lugar de mirar nuestro exterior. Ahí es donde podemos encontrar un descanso de los apegos.

Y entonces lo que tenemos que hacer es embellecernos a nosotros mismos internamente, tenemos que encontrar la fuente de la felicidad y satisfacción dentro de nosotros mismos en vez de afuera. Y cuando pueden hacer crecer este sentido de belleza, la satisfacción sucede, paz dentro de ustedes y comienzan a encontrar que se liberan de esta dependencia de las cosas externas.
Si uno se siente bien con uno mismo, aún es triste cuando alguien fallece, o cuando alguien pierde su trabajo, pero no es tan malo como solía ser porque uno tiene algo más en la vida, algo que es aún más precioso que estas cosas externas: la fama, la culpa, el alago, etc.
Así que es el sendero de “embellecer la mente”, hacer la mente más luminosa, tener una fuente interna de felicidad. Esta es la manera, gradualmente, de nivel a nivel, en que podemos superar estos apegos externos.

Una manera de ver este sendero es considerarlo como una escalera de apegos, que a medida que uno va subiendo esta escalera, uno va sustituyendo un mejor apego por un mal apego. Gradualmente uno se puede alejar del sufrimiento que esos apegos hacen surgir. Y la manera en que esto funciona es como cuando uno comienza por primera vez a estar interesado en la vida espiritual. Cuando uno empieza a sentirse más espiritual, significa que se va alejando cada vez más del mundo material y mundano, y esto es un apego bueno. Aún van a haber apegos en el mundo material, pero cada vez son menores, a medida en que vaya subiendo esta escalera.

Cuando uno comienza a practicar la vida espiritual, uno comienza a practicar la moralidad, amabilidad, bondad, valores, etc, y cuando hace esto, está aferrándose a un escalón más alto a esa escala de apegos.
A medida que vamos haciendo esto, hay beneficios con la práctica. Uno encuentra un sentimiento de felicidad, de alegría, por la práctica de la amabilidad y de los 5 preceptos. Y cuando uno observa que incrementa la felicidad y alegría, no tiende a aferrarse tanto a la propia identidad, como “persona espiritual” o “budista”, porque uno se mueve hacia la mente, uno se siente bien acerca de uno, que la vida vale la pena, uno siente “me va bien en la vida”. Y lentamente uno cambia la visión de uno mismo, con una visión más sana, un entendimiento más sano.
En el próximo escalón, uno no se aferra más tanto a la identidad de una persona espiritual, y todavía menos con la identidad de una persona material.
Luego, el próximo escalón en la escalera espiritual es la práctica de la meditación. Uno comienza a hacer amor bondadoso, compasión, tener un sentimiento de paz en el mundo. Inicialmente uno tiene que aferrarse a la práctica de la meditación, no siempre es fácil, todos sabemos lo difícil que puede ser mantener la práctica de la meditación, entonces decidan: Voy a hacer todos los días 10 minutos de práctica de meditación.

Nos aferramos a eso porque lo decidimos, tomamos la determinación de hacerlo.
A medida que uno comienza la práctica de la meditación, encontramos que gradualmente, con el paso del tiempo, la mente se vuelve más pura, uno tiene menos enojo, menos problemas con la gente, menos deseos fuertes en la vida, la mente se vuelve más clara, más hermosa, uno tiene un sentimiento de alegría y felicidad a medida que hace esta práctica.
No te preocupa tanto lo que los demás piensan de ti, lo que el otro piense no interesa, porque tienes un sentido de independencia.

Y cuando la meditación despega, cuando encuentras que tu mente es linda y pura, y tienes un sentimiento de desear el bien a la gente, luego uno puede comenzar a soltar el aferramiento a la moralidad, a ser amable. ¿Por qué? Porque cuando un sentimiento de compasión surge desde dentro de ti, no tienes que forzar la amabilidad. Uno ya no tiene que aferrarse a los 5 preceptos porque éstos se vuelven una extensión natural de una mente pura, hermosa. Entonces otra vez podemos ver como nos soltamos para aferrarnos a algo superior.

Una cosa interesante que va sucediendo a medida que uno va subiendo esta escalera es que el apego que uno tiene a estos escalones superiores es mucho menos que los apegos que solíamos tener en los escalones inferiores.
Uno se vuelve menos vulnerable como persona a las subidas y bajadas de la vida.
Cuando uno puede superar el apego totalmente, es el momento cuando uno tiene una profunda realización, un profundo entendimiento acerca de la vacuidad del ego.
Es solamente comprendiendo y viendo que en realidad esto sólo es una ilusión, solamente entonces podemos superar los apegos totalmente. Y este es el próximo escalón después de la meditación.

No es una cosa fácil liberarse de los apegos, es una cosa muy profunda, algo que uno tiene que practicar por un largo período de tiempo.

Por esto, el pensar: "No debo apegarme", esta es una mala manera de ver las cosas, no nos beneficia. Es bueno saber que el apego lleva al sufrimiento, porque sabiendo esto, te da la motivación de practicar para liberarte de estas cosas.

Debemos pensar: “¿Puedo usar estos apegos de una manera sabia?”

El apego es un Sendero en el que uno se permite apegarse a aquellas cosas que realmente son importantes en la vida. Apéguense a aquellas cosas que traen progreso espiritual en vez de apegarse a aquellas cosas que hacen surgir el sufrimiento.
Siempre va a haber un aspecto de sufrimiento con el apego, así que asegúrense de apegarse a aquellas cosas que nos llevan lejos del sufrimiento, en vez de generar más sufrimiento para el futuro.





Ajahn Brahmali