Ésta es una guía para la iniciación a la meditación.
La meditación es la práctica de un estado de atención. Ponemos nuestra atención en la respiración, o sobre un objeto externo, o en un pensamiento, o en la propia conciencia.
Durante la práctica de la meditación, simplemente hemos de tener la actitud de descansar. Es la práctica del sentarse para descansar. Nos dejamos fluir, nos liberamos de tensiones y dejamos que nuestra mente deje de pensar.
Si mientras estamos meditando, surgen pensamientos en nuestra mente, no hemos de forzar para eliminar esos pensamientos, porque esta acción no nos permite descansar.
Dejemos que los pensamientos vengan y se vayan, como las nubes que están en el cielo, vemos como pasan, no nos aferramos a ellos, simplemente observamos como vienen y se van.
Durante nuestra práctica de meditación, hemos de permanecer en el presente, en el aquí y ahora. Ponemos nuestra atención en este momento, y para ello, es recomendable poner la atención en nuestra respiración. De esta manera, es más fácil que nuestros propios pensamientos no nos distraigan.
La meditación es un paso esencial en el camino a la iluminación. Y los beneficios que obtenemos son los siguientes:
Nuestro cuerpo se relaja y la mente se calma.
Obtenemos más conciencia sobre los procesos del pensamiento.
Se desarrolla nuestro espíritu, nos sentimos más felices y equilibrados.
Experimentamos un estado de paz interior.
Se reduce la ansiedad, la depresión, la ira y la confusión.
Mejora nuestra salud física, mental y emocional.
Mejora el sistema inmunológico del cuerpo.
Aumenta el flujo sanguíneo y disminuye la frecuencia cardíaca, por lo tanto, se regula la tensión sanguínea.
Ayuda a revertir las enfermedades del corazón.
Ayuda a mejorar la memoria.
Incrementa nuestra energía y vitalidad, etc.
En la vida diaria, debido a nuestros estados mentales dispersos, dejamos que nuestra mente nos domine y controle, la cual, a su vez, está dominada por emociones y pensamientos aflictivos.
Esto afecta a todos nuestros estados mentales, que se ven sobrecargados de emociones y pensamientos destructivos y negativos, lo que perpetúa un círculo completo de problemas, confusión, sufrimiento y demás.
Así que, lo que buscamos en nuestra práctica espiritual es intentar invertir este ciclo, de forma que, gradualmente, nos encontremos en situación de hacernos cargo de nuestra mente y de prevenir que se encuentre bajo el dominio e influencia de nuestros impulsos y pensamientos negativos.
En lugar de ir constantemente arriba y abajo como un yo-yo, o de estar sobreexcitado cuando algo bueno ocurre y completamente deprimido cuando las cosas van mal, lo que ocurre es que, con la meditación, tu mente se vuelve mucho más estable.
De hecho, este equilibrio de la mente, es un tipo de alegría, un tipo de paz que es tan grande, mucho más incluso que la excitación del placer.
La práctica de la meditación, la calma mental, se realiza de la siguiente manera:
Buscamos un lugar tranquilo y agradable, en el que nadie nos pueda molestar.
Podemos sentarnos en posición de loto o semi-loto, o en una silla o podemos tumbarnos boca arriba.
Nuestra espalda debe estar completamente recta.
Podemos colocar nuestras manos apoyadas en las rodillas, haciendo el mudra de la armonía o el mudra de la sabiduría.
O podemos colocar nuestras manos haciendo el mudra del vacío. Este mudra es el que se practica en el budismo.
Una vez ya hemos conseguido la postura, hacemos 3 respiraciones profundas, cogiendo el aire por la nariz y expulsándolo por la boca y cerramos los ojos.
Ahora, ponemos nuestra atención en la respiración. Observamos como entra el aire por la nariz y como sale también por la nariz.
Al observar nuestra respiración, estamos poniendo nuestra atención en el momento presente, el aquí y ahora, y de esta manera, nuestra mente está vacía de pensamientos.
Inspiramos, y expiramos, inspiramos y expiramos. Mantenemos esta actitud todo el tiempo que queramos. Pueden ser 5 ó 10 minutos, o media hora, o una hora. El tiempo que desees.
Si durante la práctica, observas que van surgiendo pensamientos en tu mente, déjalos pasar, no fuerces para que se vayan, ellos se van, tal como vienen.
Mientras estás meditando, al cabo de unos minutos, podrás sentir que tu mente se relaja y hay un vacío. Esto indica que lo estás haciendo correctamente.
Cuando desees finalizar la meditación, haces 3 respiraciones profundas, cogiendo aire por la nariz y expulsándolo por la boca, y al mismo tiempo, vas tomando conciencia de tu cuerpo y del lugar en el que estás. Vas abriendo los ojos lentamente y moviendo tus manos y tus pies. Y seguidamente, vas moviendo tu cuerpo.
La agradable sensación de paz interior está ahora presente en todo tu Ser.
Si te resulta muy difícil practicar la meditación, puedes hacerla escuchando música de relajación. El poner tu atención en la música, te ayudará durante el proceso de meditación.
Camino al despertar