20 agosto 2014

LA VERDAD



No se puede encontrar la verdad absoluta donde no está: 
en las doctrinas, las ideologías, las normas o los relatos.
¿Qué tienen todos ellos en común? Están hechos de pensamientos.
El pensamiento puede señalar la verdad, pero nunca es la verdad.
Es por eso que en el budismo se dice "El dedo que señala a la luna, no es la luna".
Todas las religiones son igualmente falsas e igualmente verdaderas, dependiendo de cómo se las utilice. 
Se las puede utilizar al servicio del ego o al servicio de la Verdad. 
Si creemos que solamente la nuestra es la religión verdadera, la estamos usando a favor del ego.
Utilizada de esta manera, la religión se convierte en una ideología, crea un sentido ilusorio de superioridad y siembra la división y la discordia entre la gente.
Cuando están al servicio de la Verdad, las enseñanzas religiosas representan señales o mapas del camino dejadas por los seres iluminados para ayudarnos en nuestro despertar espiritual, es decir, para liberarnos de la identificación con la forma.

¿Puede la Verdad ponerse en palabras? 
Sí, pero las palabras no son la Verdad. Sólo apuntan a ella.
La verdad es inseparable de nosotros mismos. 
Tú eres la Verdad. Si la buscas en otra parte, sólo encontrarás desilusión.
Ese Ser que somos cada uno de nosotros es la Verdad. 
Jesús trató de comunicarla cuando dijo, "Soy el camino, la verdad y la vida".
Jesús habla de ese "Yo Soy" más profundo, de la identidad esencial de cada hombre y de cada mujer, de todas las formas de vida. Se refiere a la vida que somos.
Algunos místicos cristianos hablan del Cristo interior; 
los budistas hablan de nuestra naturaleza de Buda; 
para los hindúes es atman, el Dios que mora en nosotros.
Cuando estamos en contacto con esa dimensión interior (y estar en contacto es nuestro estado natural, no un logro milagroso), 
todos nuestros actos y relaciones reflejan la Unicidad. Ese es el amor.
Las leyes, los mandamientos, las reglas y las normas son necesarias para quienes están separados de su esencia, de la Verdad que mora en ellos. Sirven para prevenir los peores excesos del ego. 
San Agustín dijo, "Ama y haz tu voluntad". No hay palabras que se acerquen más a la Verdad que éstas.

Eckhart Tolle