18 mayo 2015

BOKUJU



"Alguien preguntó al maestro Bokuju:
Tenemos que vestirnos y comer cada día;
¿cómo nos salimos de ésto?

Bokuju respondió:
Nos vestimos, comemos.

El interlocutor dijo:
no comprendo.

Bokuju respondió:
Si no comprendes, 
viste tu ropa y come tu comida."

¿Qué significa este poema Zen? ¿Qué está diciendo Bokuju?

Se trata de una indicación muy sutil. Está diciendo: Nosotros también lo hacemos –comemos, nos vestimos-, pero comemos con tal totalidad que el que come no existe, solo el comer existe. Nos vestimos con tal totalidad que el que viste no llega a ser, solo el vestir. Caminamos, pero no hay caminante, solo el caminar. Así pues, ¿quién es el que está pidiendo salirse de ello?

Buda hubiera dicho que todo esto es un sueño; tu comer, tu vestir, tu caminar... y Bokuju dice que tú eres un sueño. 
Bokuju está diciendo: No te metas a ti mismo en ello, simplemente come, camina, duerme. ¿Quién está pidiendo salir de ello? Abandona este ego; no es existencial, y si tú no existes, ¿Cómo vas a salirte de ello? 
El sueño no es el caminar, el sueño es el caminante. 
El sueño no es el comer, sino el que come.
El caminar es algo que ocurre, es un proceso. Las piernas se mueven, las manos se mueven, tú respiras más, el viento sopla en tu cara, tú disfrutas; cuanto más deprisa vas, más vitalidad sientes; todo es hermoso. ¿Pero realmente hay un caminante? ¿Hay alguien sentado dentro, o solo existe el proceso? 
Si te vuelves consciente, descubrirás que solo existe el proceso. El ego es ilusorio: es tan solo una creación mental. 

Si has amado y has llegado hasta el punto en el que realmente existió amor, tienes que haberte dado cuenta de que dentro no había amante; solo amor. Un proceso, una energía. Pero nadie dentro.
Tú meditas, ¿pero hay algún meditador? 
Cuando la meditación llega a su florecimiento, y todos los pensamientos cesan, ¿quién hay dentro? ¿Hay alguien que diga que todos los pensamientos han cesado? Si todavía ocurre eso, entonces es que la meditación todavía no ha florecido; todavía hay, por lo menos, un pensamiento. Cuando la meditación florece, simplemente no hay nadie que dé fe de ello, nadie que dé constancia de ello, nadie que diga: Sí, ha ocurrido. En cuanto dices: Sí, ha ocurrido; ya se ha perdido.
Cuando realmente hay meditación, se entiende tu silencio; una bendición vibra sin límite alguno; hay una armonía sin límite; por allí no hay nadie para dar fe. No hay nadie que diga: Sí, ha ocurrido. 
Por eso todos los Budas han dicho que cuando alguien proclama, la propia proclamación demuestra que no ha alcanzado la última cima, porque en la última cima el que proclama desaparece. De hecho, nunca ha estado allí. Comer no es un sueño; el sueño es el que come.

Mucha gente en Occidente piensa que llamar al Zen “budismo Zen”, no es correcto, porque en las respuestas se siente una enorme diferencia. Pero están equivocados. El budismo Zen es budismo completamente puro, purificado incluso de Buda, purificado de conceptos budistas. Es el más esencial, el más puro florecimiento de la consciencia. 

¿Qué está diciendo Bokuju?

Está diciendo: Nos vestimos, comemos. Esa es toda su respuesta. Una respuesta completa, perfecta. 
Él simplemente dice: comemos y nos vestimos, y eso nunca nos ha parecido un problema, y nunca hemos visto a nadie que pueda salirse (no se puede salir del sueño, porque tú mismo eres el sueño). Dentro no hay nadie. Existe el comer, existe el vestir, pero el ego no.

Cada día te vas a dormir, para después volverte a levantar por la mañana. Y luego el desayuno, y luego ir a la oficina, y esto y aquello. Y tú sabes muy bien que la misma rutina te espera a la mañana siguiente. Uno empieza a sentirse como un robot.
Eso es lo que aquel hombre había venido a preguntar a Bokuju: Ayúdame a salir de ello. Es demasiado y yo no sé por dónde escapar. Vestirse y comer todos los días, ¿cómo salirse de esta rutina, de este carril? Bokuju contesta: Nos vestimos, comemos.
Está diciendo que no hay nadie pasa salir, por lo tanto, si no hay nadie, ¿cómo vas a aburrirte? ¿Quién va a aburrirse?

Yo también me levanto cada mañana, tomo un baño, como, me visto, hago lo mismo que tú. Pero a mí no me aburre, puedo seguir haciéndolo hasta el final de la eternidad. 
¿Por qué a mí no me aburre? Porque yo no estoy ahí. Así pues, ¿quién se va a aburrir? 
Cada mañana es nueva, no es una repetición del pasado. Cada desayuno es nuevo, cada momento es nuevo. Lo que hace que te sientas aburrido es tu memoria: siempre recogiendo el pasado, cargando con el pasado, y mirando al momento a través del pasado.

Bokuju vive en el momento presente y no evoca otros momentos para compararlos con él. No hay nadie para cargar con el pasado, no hay nadie para pensar en el futuro. Solo hay un proceso de vida, un río de consciencia, que se va moviendo de momento a momento. 
Por consiguiente, ¿quién hay ahí para preocuparse por salirse fuera? No hay nadie. 
Bokuju dice: ¡Comemos y nos vestimos, y se acabó! No hacemos un problema de ello.
El problema surge debido a la memoria psicológica. Tú la metes en todo para comparar, juzgar y condenar. 
Si miras directamente a este fenómeno con ojos nuevos, vacío de pasado, con la consciencia clara, la percepción despejada, las puertas abiertas, sin palabras, si puedes estar aquí y ahora, entonces entenderás a Bokuju cuando dice: Nos vestimos, comemos.
Lo que está diciendo es que hagas todo tan plenamente en el presente que no puedas sentirlo como una repetición.

El hombre de consciencia simplemente se desliza de un momento a otro, como la gota de rocío se desliza por la hoja de hierba, sin llevarse nada. El hombre de consciencia no lleva carga, se mueve ligero. Porque así todo es nuevo, y entonces no se crean problemas.

Osho