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30 abril 2014

LA VERDADERA LIBERTAD


La libertad puede ser de tres clases, y esas tres clases hay que entenderlas bien. 
La primera es "libertad de", la segunda es "libertad para" y la tercera es simplemente "libertad".

1. "Libertad de", es una reacción. Está orientada hacia el pasado; estás luchando contra el pasado, quieres librarte de él, estás obsesionado con él.
El psicoanálisis intenta darte esta libertad, "libertad de"; de los traumas pasados, de las heridas de la niñez. La terapia primal se basa fundamentalmente en el pasado. Tienes que ir hacia atrás para liberarte del pasado, tienes que llegar al primer grito original, entonces serás libre. Así que libertad —para la terapia primal, para el psicoanálisis y para otras terapias— significa que hay que dejar el pasado. Tienes que desenmarañarte del pasado de alguna manera, entonces serás libre.

Todas las reformas políticas son reacciones, y cuando reaccionas nunca eres libre. Esto hay que entenderlo. La reacción te da tan sólo la apariencia de libertad, pero no es nunca verdadera libertad. Puedes ir en contra del pasado, pero al estar en contra del pasado, éste te atrapa por la puerta de atrás. Por eso ha sucedido una y otra vez: te vuelves igual que aquel contra el que estás luchando.
La "libertad de" es una idea básicamente errónea.

2. "Libertad para", es una idea orientada hacia el futuro.
Cuando te orientas hacia el futuro, no puedes vivir en el presente. Y si no vives en el presente, no eres libre.
Mirando al futuro tienes hermosos sueños, pero esos sueños no pueden cambiar la realidad. La realidad sigue siendo la misma.


La primera libertad, "libertad de", es reacción. La segunda, "libertad para", es revolución. La tercera, sencillamente "libertad", es rebelión, está orientada al presente.


3. "Libertad". Ni a favor, ni en contra; ni pasado ni futuro, sólo estar aquí y ahora, sólo vivir momento a momento, sin ideología, sin utopía.

El místico verdadero, ni está en contra del pasado ni está a favor del futuro. Está tan absolutamente absorbido en el presente que no tiene tiempo ni energía, ni para el pasado ni para el futuro. Así es como nace el rebelde.
El rebelde es el fenómeno más hermoso del mundo. Buda es un rebelde, y también lo es Jesús; Atisha es un rebelde, y también lo es Kabir. Ellos son rebeldes. No fueron revolucionarios; ni tampoco fueron reaccionarios. Su orientación es totalmente diferente, su orientación es hacia el ahora, hacia el aquí. Ellos no viven por un ideal, ni tampoco viven contra un ideal. No tienen ideas; en su consciencia no existe ninguna ideología.
La absoluta pureza de este momento... ellos la viven, ellos la disfrutan, ellos la cantan, ellos la danzan. Y cuando viene el siguiente momento, lo viven con la misma alegría, con el mismo júbilo. Ellos viven momento a momento, no planean por adelantado.

Buda, Jesús, Atisha... seres viviendo momento a momento, con una alegría tan pura que es contagiosa. Todo el que entra en contacto con ellos se siente profundamente conmovido, empieza a mirar a la realidad con nuevos ojos. Los budas te ofrecen una nueva forma de captar el aquí-ahora. Esto es sencillamente libertad. Y solo se puede ser libre estando en el momento presente. Medita sobre ello.

¿Cómo encontrar esta libertad? ¿Cómo encontrar este núcleo esencial de tu ser?


Se encuentra con la meditación.

Atisha llama a la meditación «consciencia». Y la consciencia hay que desarrollar...la; la consciencia es sólo una semilla dentro de ti, puede convertirse en un árbol. Y Atisha sugiere dos cosas que servirán de ayuda: una es el examen y la otra la investigación.

Examen significa nunca permitas que pase nada por tu mente sin observarlo minuciosamente.
Se le atribuye a Sócrates el haber dicho: «La vida no tiene valor si no la has vivido mediante el examen.» Una vida sin examinar es una vida sin valor.
El examen es el primer paso: estar alerta a lo que pasa por tu mente. Y ahí existe un tráfico continuo, por ahí pasan muchos pensamientos, muchos deseos, muchos sueños.
Tienes que estar alerta; tienes que examinar todas y cada una de las cosas que pasan por la mente. Ni siquiera un simple pensamiento debe pasar sin que te des cuenta, porque eso significa que estabas dormido. Hazte cada vez más observador.


Y el segundo paso es la investigación.
Primero observa, examina; y después empieza a mirar en las raíces.
¿Por qué una determinada cosa sucede una y otra vez?
Te llenas de ira una y otra vez: el examen mostrará simplemente que la ira viene y se va. La investigación mostrará las raíces de la ira, de dónde viene.
La ira es sólo un síntoma de otra cosa que está escondida. Quizá tu ego se sienta herido y te llenes de ira; pero el ego se mantiene escondido secretamente.


Mediante el examen verás el árbol, mediante la investigación verás las raíces. Y sólo viendo las raíces (las causas), es posible la transformación.
Si puedes encontrar la raíz de tu ira, verás con sorpresa que la ira comienza a desaparecer. 


Observa: te entristeces una y otra vez. De repente, sin motivo alguno, todo estaba yendo perfectamente bien, y algún dispositivo se dispara y te entristeces. Y de nuevo la tristeza desaparece, y por la noche vuelve a estar ahí, y así sucesivamente. ¿Por qué sucede esto?
Primero examina, luego investiga. Mediante el examen y la investigación nacerá en ti la cualidad llamada consciencia. Una vez que la consciencia está ahí, posees la espada que puede cortar todas las raíces y todas las enfermedades. Cuando te haces consciente de las causas de la tristeza, ésta desaparece.


Una vez que nace la consciencia, poco a poco, te sales del pasado y del futuro y entras en el presente. Estás más presente en el presente. Alcanzas una especie de presencia hasta ahora desconocida; te vuelves luminoso. Y en esa presencia, cuando percibes cómo está pasando el momento, todos tus sentidos se vuelven tan puros, tan sensibles, tan sensitivos, tan despiertos y tan vivos, que tu vida entera cobra una nueva intensidad.
Estarás lleno de entusiasmo. El mundo será el mismo, pero a la vez será diferente: los árboles te parecerán más verdes, las rosas más de color de rosa, la gente más viva, más hermosa.


Cuando la consciencia está muy profundamente enraizada, cuando estás presente en el momento presente, alcanzas una visión psicodélica de la vida. Por eso los místicos hablan de tanta belleza, de una inmensa celebración, de una música maravillosa, hay enorme belleza por todas partes. Y sientes una enorme gratitud por toda la existencia.
Cuando la conciencia sucede, los milagros empiezan a ocurrir. Cada momento se convierte en un milagro, y empiezas a volar alto, empiezas a alcanzar nuevas cimas en todo. Todo lo que haces se convierte en gran deleite y la vida adquiere un aspecto divino por dondequiera que vayas. Y comprobarás también que allí donde vas, aportas algo de lo sagrado.


Pero hay que ser humilde, pues el ego puede creerse mejor que los demás cuando surge la consciencia. Ahora uno tiene que ser
muy cuidadoso. Cuando empiezas a entrar en los reinos superiores puedes caer muy fácilmente, y la caída será espectacular. Así que es mejor ser consciente cuando por primera vez te dirijas hacia arriba, para que no se cree en ti ningún hábito de caída.


Osho

25 abril 2014

CÓMO RECONOCER A UN BUDA Y CUÁLES SON SUS ENSEÑANZAS


Los budas son irreconocibles, porque tu vida no posee la experiencia que se necesita para reconocer a un buda. No tienes experiencia alguna de la conciencia.

Cuando el buda aparece, el mundo está en su contra. El mundo está completamente dormido, soñando; y el buda intenta despertar a la gente.

En el buda sólo verás tu propia mente reflejada. Por eso la mayoría de personas se asustan cuando le miran a los ojos, porque se ven a si mismos y no les gusta lo que ven.

Una razón por la que la gente está en contra del buda es porque siempre que aparece el buda en el mundo, éste es único; no puede comparársele a ningún otro del pasado. Ese es el problema.
La gente poco a poco se acostumbra a los budas del pasado, pero cuando llega un nuevo buda, éste es tan nuevo, tan único, tan diferente.

Los que han visto a Jesús, ¿cómo van a reconocer a Atisha como buda? Porque Atisha no cura a los enfermos ni resucita a los muertos, ni hace que los ciegos recobren la vista. Atisha es un buda totalmente diferente, él no sirve a los pobres, su trabajo es en un plano totalmente diferente.

El buda no hace concesiones; eso crea problemas. El buda no puede hacer concesiones. La Verdad no puede transigir con ninguna mentira.

El buda no parece ser muy sociable y algunas veces parece ser antisocial.
El buda nunca satisface las esperanzas de las multitudes. No puede. No está aquí para seguirte a ti.
Sólo hay una manera: si quieres estar con él, puedes seguirle; si no, nada.
El buda no puede satisfacer tus esperanzas. Tus esperanzas son tus esperanzas: nacidas de la falta de consciencia y la ceguera.
El buda es siempre rebelde, anti-tradicionalista, inconformista. Eso crea problemas.
El buda no pertenece al pasado; de hecho, el futuro le pertenece a él.


El buda siempre se adelanta a su tiempo, el buda es un nuevo nacimiento de Dios.
Todo esto es suficiente para que una sociedad de ciegos, locos, hambrientos de poder, ambiciosos egoístas, todo tipo de neuróticos, psicópatas... Todo esto es suficiente para que esa multitud se agrupe y destruya cualquier posibilidad de que un buda exista.


El mundo está en contra de la Verdad (el Dharma), el mundo vive de mentiras e ilusiones. Las mentiras son muy cómodas, muy seguras, acogedoras. Y puedes crear mentiras a tu medida, de acuerdo a tus necesidades.
La Verdad nunca es a tu medida; tú tienes que hacerte a la medida de la Verdad, y eso es difícil. Tendrás que dejar tu ego para poder entrar en el templo de la Verdad.


LA ENSEÑANZA DE LOS BUDAS ES:

Encuentra tiempo y lugar para mantenerte desocupado. Eso es la meditación.
Encuentra al menos una hora cada día para sentarte en silencio y no hacer nada. Completamente desocupado, tan sólo observando, lo que pasa por tu interior.


Osho

24 abril 2014

CÓMO HACERSE MÁS CONSCIENTE


Hay tres dificultadas en hacerse consciente. Entenderlas es esencial para todo el que busca.
Todo el mundo se hace consciente, pero sólo cuando el acto ha terminado. Te enojaste, le diste una bofetada a tu mujer, o le tiraste una almohada a tu marido. Después, cuando el acaloramiento ha pasado, cuando el momento ha pasado, te vuelves consciente. Pero ahora ya no tiene sentido, ahora ya no se puede hacer nada. Lo que se ha hecho ya no se puede deshacer, ahora es demasiado tarde.

Tres cosas hay que recordar:


1. Hacerse consciente cuando el acto está sucediendo.


Esa es la primera dificultad para la persona que quiere hacerse consciente: tomar conciencia en el acto mismo.
La ira se encuentra ahí, como humo dentro de ti. El hacerse consciente es la primera dificultad, pero no es imposible. Sólo un poco de esfuerzo y lo lograrás.
Al principio, comprobarás: te haces consciente cuando la ira se ha ido y todo se ha calmado, te vuelves consciente a los quince minutos. Sigue intentando... Te harás consciente a los cinco minutos. Sigue intentando... Y te harás consciente justo cuando la ira se está evaporando. Inténtalo un poco más... Y te harás consciente exactamente en la mitad del suceso. Y ése es el primer paso: sé consciente en el acto.

2. Hacerse consciente antes del acto.

Cuando el acto todavía no ha sucedido pero es ya un sentimiento en tu interior. 
Está ahí, se puede convertir en acto en cualquier momento.
Ahora vas a necesitar una conciencia un poco más sutil. 
El acto es una cosa tosca: golpeaste a la mujer. Puedes hacerte consciente cuando estás golpeando; pero el sentimiento de golpear es mucho más sutil. 
Esta es la diferencia entre el pecado y el crimen. Crimen es cuando algo se convierte en acto. Ningún tribunal puede castigarte por un sentimiento. 
Puedes tener la emoción de asesinar a alguien pero ninguna ley te puede castigar por ello. Puedes disfrutar, puedes soñar; pero sólo estás bajo ley cuando actúas, cuando haces algo y la emoción se transforma en acto; entonces ese acto se convierte en crimen.
Pero la espiritualidad profundiza más. La espiritualidad dice que una vez que piensas algo malo, ya es pecado. El que lo lleves a la práctica o no, no importa. Tú ya lo has llevado a cabo en tu fuero interno, y eso te afecta, eso te contamina.

3. Atrapar el proceso que finalmente trae como resultado el acto antes de que se convierta en sentimiento.

Antes de que algo se convierta en sentimiento, es un pensamiento. 
Estas son las tres cosas: el pensamiento viene primero, después viene el sentimiento y después viene el acto.
Quizá no seas consciente de que todo sentimiento es producido por un cierto pensamiento. Si no hay pensamiento, el sentimiento no aparece.
Ahora tienes que hacer casi lo imposible: atrapar a un cierto pensamiento.
La tercera dificultad es atrapar al pensamiento cuando está surgiendo en ti. Sólo tienes que practicar un poco. Sentado, en silencio, simplemente observa tus pensamientos. Estás enojado, sientes avaricia, sientes celos... Atrápate en el medio del pensamiento.

Y si puedes hacer estas tres cosas, de repente entrarás en el núcleo más profundo de tu ser.
La acción es lo más lejano del ser, después viene el sentimiento, después viene el pensamiento. Y escondido en el pensamiento, está tu ser. Ese ser es universal. Ese ser es la meta de todos los meditadores. A ese ser puedes llamarle Dios, atman, yo, no-yo; llámalo como quieras, pero ésa es la meta. Y hay que pasar estas tres barreras. Estas tres barreras son como tres círculos concéntricos alrededor del centro de tu ser.

Osho

23 abril 2014

PRÁCTICA PARA VOLVERTE MÁS CONSCIENTE


Por la noche, recuerda cuándo durante el día no fuiste consciente ni compasivo; simplemente, recuerda.
No te arrepientas, simplemente recuerda.
En la Biblia, Jesús dice una y otra vez «arrepiéntete». Esta palabra es una falsa traducción del arameo. En inglés ha cobrado un significado totalmente diferente, un significado opuesto. Se ha convertido en «arrepentimiento». Se ha convertido en «sentirse culpable».
En arameo, arrepentirse significa sencillamente volver, mirar hacia atrás; eso es todo.

Haz recuento de lo ocurrido: el día ha terminado, mira hacia atrás. Simplemente, mira de nuevo, toma nota de cuándo dejaste de tener conciencia, eso te ayudará mañana, eso acrecentará tu conciencia. Y toma nota de cuándo no lograste ser compasivo, eso te ayudará mañana a ser más compasivo.
Y también toma nota de cuándo lograste ser consciente y compasivo. No te sientas orgulloso por ninguna de las dos cosas. Sin culpa y sin orgullo. No es una cuestión de orgullo o de culpa; se trata simplemente de tener en cuenta el día que ha terminado antes de irte a dormir; simplemente, mirar hacia atrás, sin evaluar: ni condenarse como pecador, ni sentirse muy orgulloso. Simplemente, repasar lo que sucedió desde la mañana hasta la noche.

Recuerda, consigas o no consigas ser consciente, sé paciente. No seas impaciente; porque la impaciencia no te va a ayudar. Tan sólo observa pacientemente y espera con tremenda confianza en que si esto puede suceder, más es todavía posible. Otra hoja nacerá mañana, otra flor nacerá mañana.
También recuerda que este cuerpo no es el único cuerpo. Tú ya tuviste muchos cuerpos, y vas a tener muchos más en el futuro. No hay prisa. Sé paciente, porque la prisa sólo altera las cosas. La prisa no te va a ayudar; te va a obstaculizar.


La vida no es sino una oportunidad para lograr la conciencia y la compasión. Si no alcanzas la conciencia y la compasión, ¿para qué seguir viviendo? No tiene sentido.
La vida en sí misma no tiene sentido. Sólo tiene sentido si puedes cantar la canción de lo eterno, si puedes liberar algo de la fragancia divina, si puedes convertirte en una flor de loto que no conoce la muerte ni el tiempo. Si puedes convertirte en puro amor, si puedes embellecer esta existencia, si puedes llegar a ser una bendición para esta existencia; sólo entonces es significativa la vida. De lo contrario, no tiene sentido.


Siente gratitud por todo lo que ha sucedido en tu vida; por lo bueno y por lo malo, por la felicidad y por la infelicidad; porque todos esos acontecimientos son tus maestros. Todo es una oportunidad. Todo momento es una ayuda en el camino.


TAREA: "Meditaré en todos mis actos. Realizaré mis actividades, las actividades normales diarias, pero con una nueva cualidad: les aportaré la cualidad de la conciencia."


Osho

19 abril 2014

SER CONSCIENTE


Te han condicionado desde el primer día, te han envenenado desde bebé. Todo tipo de condicionamiento es un veneno.
Considérate tan sólo un ser humano. Considérate tan sólo un simple ser humano. Y cuando tu conciencia crezca un poco más, dejarás incluso el adjetivo «humano», te considerarás un Ser.
Y el ser lo incluye todo: los árboles, las montañas, los ríos, las estrellas, los pájaros y demás animales.

Pensáis que vivís en magníficos sistemas ideológicos, pero no vivís en magníficos sistemas ideológicos, porque no hay sistemas ideológicos magníficos.
Ninguna idea es tan magnífica que pueda contener a un ser humano. Al ser no lo puede contener ningún concepto. Todos los conceptos mutilan y paralizan.
La verdadera libertad consiste en ser libre de cualquier ideología.

El Ser consciente requiere esfuerzo, Ser consciente significa que tienes que crecer, y el crecimiento es doloroso. Ser consciente significa que tienes que estar continuamente alerta y atento a lo que Es; no puedes quedarte dormido, no puedes vivir como un sonámbulo.
Y ser consciente implica unos pocos peligros más. Ser consciente es muy difícil porque tienes que vivir con la multitud dormida. Vivir con gente ciega y tener ojos es una situación peligrosa. Terminarán destrozándote los ojos. No pueden tolerarte, eres una ofensa.

Por eso crucificaron a Jesús. Mirarle a los ojos significaba mirarse al espejo. 
Y somos tan feos, que en lugar de aceptar el hecho de que somos feos, el camino más fácil es destrozar el espejo y olvidarte completamente de tu fealdad, y empezar a vivir de nuevo con el viejo sueño de que eres la persona más bella del mundo.
A la gente no le gustan las personas conscientes. A la gente le gusta la gente que se parece a ella, que es como ella. Porque estas personas no le son extrañas. La gente consciente le será extraña.

Ningún país podría escoger a un ser consciente (despierto) como primer ministro. Imposible. Porque son tan diferentes, su forma de ver la vida es tan diferente, sus percepciones sobre las cosas son tan profundas. Ningún país tendría tanto valor como para nombrarle primer ministro porque el Ser consiente traería el caos. Empezaría a cambiar todas y cada una de las cosas, porque hay que cambiar todas y cada una de las cosas.
Hay que destruir completamente el Sistema; sólo entonces se puede crear uno nuevo. La renovación no sirve. Lo que hay que hacer es demoler el Sistema y originar uno nuevo. Traigamos
un nuevo ser humano. Alumbremos algo nuevo, una nueva mente, una nueva consciencia.
Es ciertamente peligroso el tener a gente inconsciente en posiciones de poder. Y cada vez se vuelve más peligroso, porque esa gente tiene más y más poder y menos consciencia.

NO SEAS COHERENTE


¿Por qué? ¿Qué es ser coherente? 


Ser coherente significa vivir de acuerdo al pasado.
El río no puede ser un fenómeno coherente. Sólo una charca puede ser coherente, porque no fluye. 

El flujo por su propia naturaleza tiene que ser incoherente, porque tiene que afrontar nuevas situaciones, nuevos desafíos. Nuevas situaciones se acercan constantemente; el río tiene que responder con espontaneidad, no de acuerdo al pasado.
El hombre coherente es un hombre lógico, su vida es unidimensional. El hombre coherente vive en la aritmética, sigue la lógica. Si algo va en contra de la lógica, él simplemente evita el verlo; actúa como si eso no estuviera ahí, porque de lo contrario su lógica se ve perturbada.
Y el hombre lógico es el hombre más pobre del mundo, porque la vida no consiste sólo en lógica. También hay amor. Y el amor es ilógico.
La lógica es buena en el mercado, en la oficina, en la tienda, en la fábrica, en los negocios, pero la vida no es sólo negocios.
La lógica no es buena cuando estás con tu pareja, tus hijos, tu familia, tus amigos.
La mente lógica es unidimensional. La vida es multidimensional. No la confines. No la hagas lineal, no vivas como una línea. Vive las multidimensiones de la vida, las multifases de la vida; y así no podrás ser coherente, porque la vida es paradójica.

Un momento es alegría, otro momento es tristeza.

Si eres muy coherente, entonces tienes que sonreír de continuo. El que tu corazón esté llorando o riendo, no importa, tienes que ser coherente.
 

El hombre que vive la vida en todos sus aspectos, es un arco iris; vive todo el espectro del arco iris. Y no puede ser coherente, tiene que ser incoherente.

Por supuesto, la sociedad respeta al hombre coherente, porque el hombre coherente es predecible. Sabes lo que va a hacer mañana, sabes cómo va a reaccionar. Al hombre coherente se le puede manejar, se le puede manipular fácilmente. Sabes qué botones hay que apretar para que actúe. El hombre coherente es una máquina, en verdad no es un hombre. Le puedes enchufar y desenchufar y se comportará a tu gusto. Un hombre así está en tus manos.


La sociedad no te respetará, no serás un ciudadano respetable, pero ¿a quién le importa? Sólo la gente mediocre se preocupa por el respeto de la sociedad.
Al hombre verdadero le interesa sólo una cosa: si estoy viviendo mi vida o no, si la estoy viviendo de acuerdo a mi propia visión o no. Se trata de mi vida y soy responsable ante mí mismo.
La responsabilidad más grande no es hacia la nación, hacia la iglesia o hacia nadie. La verdadera responsabilidad es hacia ti mismo. Y esa responsabilidad consiste en que tienes que vivir la vida de acuerdo a tu propia luz. Y tienes que ir a dondequiera que la vida te lleve, sin hacer ninguna concesión.


El santo tiene carácter, por eso es respetado. El sabio no tiene carácter, por eso es muy difícil reconocerle. Sócrates es sabio, Jesús es sabio, Lao Tzu es sabio, pero es muy difícil reconocerlos, casi imposible, porque no dejan rastro. No se ajustan a ningún molde. Son pura libertad. Son como pájaros volando en el cielo, no dejan huellas.
El tener a un sabio por maestro es sólo para unas pocas almas sensibles, porque los mediocres siguen al santo. Solamente muy poca, poquísima gente inteligente, se sintoniza con el sabio, porque el sabio no tiene carácter y no puede satisfacer ninguna de tus esperanzas.
El sabio te va a ofender, te va a defraudar, te va a agitar y te va a hacer pedazos de muchas maneras. Poco a poco, te hará tan libre como lo es él.

Osho

EL SILENCIO




Cada persona ve las cosas a su manera, según sus percepciones mentales y según su nivel de comprensión, de madurez y de consciencia.
Cuando hay conflictos entre dos o varias personas, se debe a que cada una de ellas percibe la situación, diferente que los demás, y si hay mucho ego, creen que su visión es la correcta y que los demás están equivocados.
Esto sucede en todas las personas; unos en mayor o menor grado. Es decir, cuanta más comprensión, consciencia y más visión de la realidad, de lo que realmente Es, menor será el grado de percepción errónea.
Un ser que medita todos los días, un ser consciente, suele ver las cosas tal y como son, sin apenas percepciones erróneas, pues cuando la mente está en calma es cuando refleja la Realidad.
Si la mente está agitada, con pensamientos egocéntricos, no reflejará lo que Es, la Realidad.
Cuando te encuentres en medio de discusiones con personas con mentes agitadas, es mejor que mantengas tu calma interior y en silencio; pues de la misma manera en que ellos ven las cosas según su punto de vista, también seguirán viéndolo a pesar de que expreses tu visión.
No debemos perder energía discutiendo con personas con mentes cerradas y con una actitud egocéntrica, es más sabio alejarse para no perder tu equilibrio, ni salirte de tu centro y de tu paz.
No siempre el silencio otorga, muchas veces el silencio es señal de sabiduría y paz.

Camino al despertar

16 abril 2014

HISTORIA ANTIGUA DEL HIMALAYA


Un hombre estaba muy interesado en conocerse a sí mismo, en iluminarse. Toda su vida había buscado un maestro que le enseñara la meditación. Había ido de maestro en maestro, pero no sucedía nada.
Pasaron los años, y estaba ya cansado, exhausto. Entonces alguien le dijo:

—Si de verdad quieres encontrar a un maestro, tendrás que ir al Himalaya. Allí vive uno, en una parte incógnita; tendrás que buscarle. Una cosa es cierta, el maestro se encuentra allí. Nadie sabe exactamente dónde, porque cuando alguien llega a dar con su paradero, él se adentra todavía más en las cordilleras del Himalaya.

El hombre se estaba haciendo viejo, pero hizo acopio de valor. Durante dos años trabajó para ganar el dinero del viaje y se puso en camino. Así que tuvo que viajar en camellos, en caballos y después seguir a pie hasta alcanzar el Himalaya. La gente le decía:

—Sí, conocemos al anciano, es muy viejo; uno no puede saber qué edad tiene, quizá trescientos años, o incluso quinientos años, nadie lo sabe. Vive por aquí, pero el sitio exacto no lo sabemos. Nadie sabe exactamente por dónde para, pero anda por aquí. Si buscas con empeño le encontrarás.

El hombre buscó y buscó y buscó. Durante dos años estuvo vagando por el Himalaya. Estaba cansado, exhausto, absolutamente exhausto; viviendo sólo de frutos salvajes, hojas y hierbas. Había perdido mucho peso. Pero estaba determinado a encontrar a ese hombre. Merecía la pena, aunque le costara la vida.
Un día vio una pequeña cabaña, una cabaña de paja. No tenía puerta. Miró dentro, pero allí no había nadie. Y no sólo no había nadie, sino que todo indicaba que durante años no había habido nadie. Puedes hacerte una idea de lo que le pasó a aquel hombre; cayó al suelo. De puro cansancio dijo:

—¡Me rindo!

Se encontraba allí, tumbado bajo el sol, con la fresca brisa del Himalaya. Y por primera vez, empezó a sentirse tan feliz. Nunca había sentido tal dicha. De repente se sintió lleno de luz. De repente todos los pensamientos desaparecieron, de repente se transportó; y sin razón alguna, porque no había hecho nada. Y entonces se dio cuenta de que alguien se inclinaba hacia él.
Abrió los ojos. Allí estaba; un hombre muy anciano. Éste, sonriendo, dijo:

—Así que has venido. ¿Tienes algo que preguntarme?

Y el hombre contestó:

—No.

Y el anciano se rió, dio grandes carcajadas que resonaron en el eco de los valles.

—¿Sabes ahora qué es la meditación?

Y el hombre dijo:

—Sí.

¿Qué había sucedido?
Aquella exclamación que salió del núcleo más interno de su ser: «¡Me rindo!» En ese rendirse, todos los esfuerzos mentales orientados a una meta desaparecieron, todas las tentativas desaparecieron. Y la dicha se vertió sobre él. Se quedó en silencio, ya no era nadie, y tocó el último estrato del no-ser. Entonces supo lo que era la meditación.
La meditación es un estado mental sin metas.

El ego está orientado hacia los resultados, la mente siempre ansia resultados. La mente nunca está interesada en el acto en sí mismo, su interés es en el resultado. «¿Qué es lo que voy a ganar con ello?»
El ser no está orientado hacia los resultados.
La meditación les sucede sólo a aquellos que no están orientados hacia los resultados.

Cuando te rindes a tu ser, entonces no hay necesidad de ir a ninguna parte, Dios vendrá a ti.
Exclama desde muy dentro: «Me rindo.» Y el silencio descenderá, la bendición te rociará.

Osho

14 abril 2014

ESCRIBIR PARA SANAR


Solamente cuando te liberas de una ofensa, puedes perdonar realmente al ser que la causó. Y cuando logras perdonarlo de corazón, te llenas de una gran paz interior. Ya no hay dolor, ya no hay sufrimiento, solo hay paz y amor.

Para poder liberarte de esa ofensa puedes hacer lo siguiente:

Escribe en una hoja de papel todo aquello que sientes en lo más profundo de tu corazón, escribe las emociones y sentimientos de dolor, de sufrimiento, de rabia, de ira, etc.. todo lo que te originó la situación o la otra persona.
Si ves que escribiendo un solo día, no te liberas de toda la negatividad, sigue escribiendo al día siguiente, y el otro, y el otro… hasta que sientas tu corazón completamente vacío de negatividad, de ofensa, de dolor.
Cuando termines de escribir todo lo que sientes, entonces da las gracias a la vida, al universo y a la otra persona. Agradece para llenarte de amor incondicional y para sanar.
Y por último escribe: “Yo soy fuente de luz y de amor”, “yo soy fuerte”, “yo soy amor”, “yo soy sanación”, “yo soy comprensión”, “yo soy felicidad”…
 
Puedes acompañar este ejercicio con una pequeña meditación de diez minutos, para acabar de sanar esa ofensa, ese dolor, y llenarte solo de amor.

Verás que después de unos días, te sentirás renovado y lleno de energía positiva. Y sabrás si has logrado sanar cuando veas a la persona que te ofendió y sientas solo amor y compasión por ella.

En realidad, una ofensa no te la hace la otra persona, sino que la originas tú mismo con tus percepciones mentales erróneas.
Dependiendo de tu nivel de conciencia, lo que te hagan o digan los demás, puede afectarte muchísimo o no puede afectarte nada.
Si tienes mucha comprensión, apenas te afectarán las ofensas de los demás, pero si tu nivel de comprensión es muy bajo, siempre saldrás herido y sufrirás.
Los Budas no se ofenden ante nadie, ni nada, están totalmente libres de egos, de sentimientos negativos, y por tanto, no pueden ofenderse. Es tan alto su nivel de conciencia y de comprensión hacia los demás, y de compasión, que lo que hacen ante una persona que pretende ofenderle, es darle las gracias, agradecerle que le haya intentado ofender, pues es una oportunidad para el buda, de saber si realmente está iluminado o no lo está. 


Camino al despertar

09 abril 2014

EL PRINCIPIO DE LOS 2 TESTIGOS


Este es uno de los sutras más importantes, uno muy fundamental en la alquimia interna. Deja que cale profundo en tu corazón. Puede transformarte, puede traerte un nuevo nacimiento, una nueva visión, un nuevo universo.

Este sutra tiene dos significados. Ambos hay que entenderlos.

El primer significado: hay dos clases de testigos. Una clase es la gente que te rodea. Eres constantemente consciente de que te observan, de que hay testigos. Esto te crea una autoconsciencia. De ahí el miedo cuando estás en un escenario, enfrentado a un gran número de público. Ese miedo lo sienten los actores, lo sienten los poetas, lo sienten los oradores. Y no sólo los principiantes, sino incluso aquellos que han consumido toda su vida actuando. Cuando suben al estrado les surge un gran temblor, un gran miedo, ¿saldrán airosos del trance o no?
Con tantos ojos observándote, quedas reducido a un objeto. Ya no eres una subjetividad, te has convertido en una cosa. Y tienes miedo porque puede que no te aprecien. Puede que no alimenten tu ego, puede que no les gustes, puede que te rechacen. Ahora estás en sus manos. Quedas reducido a esclavo dependiente. Ahora tienes que actuar de tal manera que obtengas su aprecio. Tienes que reforzar sus egos con la esperanza de que ellos en respuesta refuercen el tuyo.
Cuando estás con amigos, no tienes tanto miedo. Los conoces, son predecibles, ellos confían en ti y tú confías en ellos. Pero cuando te enfrentas a un público anónimo, surge un miedo mayor. Todo tu ser empieza a temblar, tu ego entero está en juego. Puedes fracasar. ¿Quién sabe? El éxito no está garantizado.
Esta es la primera clase de testigo. Los otros son testigos, y tú eres tan sólo un mendigo. Esta es la situación en la que viven millones de personas. Viven para los demás, por eso viven sólo en apariencia; en realidad no viven; están siempre ajustándose a los demás, porque sólo son felices si los demás están contentos con ellos. Hacen concesiones de continuo, venden sus almas con un sencillo propósito: que sus egos salgan fortalecidos, que puedan hacerse famosos, conocidos.

¿Has observado algo de inmenso valor? ¿Has observado que inmediatamente después de que un poeta, un novelista o un científico obtiene el Premio Nobel, su creatividad declina?
Ningún laureado con el Nobel ha sido capaz de producir algo tan valioso como lo que creaba antes de recibirlo. ¿Qué es lo que sucede?
Ahora has alcanzado la meta del ego, ya no puedes ir más allá, así que ya no hay necesidad de que te ajustes a la gente. Una vez que el libro se hace famoso, el autor muere.
Y esa es casi siempre la regla, no la excepción. Una vez que eres famoso dejas de hacer concesiones. ¿Para qué? Ya eres famoso. Y cuando dejas de hacer concesiones, la gente empieza a rechazarte, a no hacerte caso. Tu creatividad entera estaba enraizada en el deseo del ego; ahora el ego se siente tranquilo y toda la creatividad desaparece.
Esta es la situación en la que vive el 99% de la gente. Conoces sólo una clase de testigo: el otro. Y el otro siempre te crea ansiedad.
«El otro es el infierno.» El otro no te deja relajarte. ¿Por qué te sientes tan relajado en el cuarto de baño, en tu bañera? Porque el otro no está ahí. Pero si cuando estás relajado en la bañera, de repente ves que alguien te mira por el ojo de la cerradura, en un instante toda la relajación desaparece. De nuevo estás tenso. Te están observando.

Para crear miedo en la gente, los sacerdotes a lo largo de los tiempos han dicho que Dios te vigila constantemente. Dios está constantemente vigilándote, día tras día. Quizá tú duermas, pero él no duerme; él sigue sentado en tu cama y vigila. No sólo te vigila a ti, sino que vigila tus sueños y tus pensamientos. Así que no sólo serás castigado por tus actos, sino también por tus sueños, por tus pensamientos. Por tus deseos y sentimientos. Los sacerdotes han creado mucho miedo en la gente. Sólo tienes que imaginarte a Dios vigilándote continuamente. Ni un momento, no se te permite ni un solo momento en el que puedas ser tú. Esta ha sido una gran estrategia para reducir las personas a cosas.

¿Por qué ansiamos la atención de los demás? Porque tal y como somos nos encontramos vacíos. Tal y como somos, no somos. Tal y como somos, no tenemos el centro del ser.
Ansiamos la atención de los otros para poder crear un seudocentro. Si el centro verdadero no está, al menos podemos valernos de un seudocentro. Con él podemos aparentar que estamos centrados, él te hará una persona. No eres un individuo. La individualidad es la fragancia de un ser verdaderamente centrado, de uno que sabe quién es. Pero si no eres un individuo, al menos puedes ser una persona, puedes conseguir una personalidad. Y la personalidad hay que mendigarla.
La individualidad es tu crecimiento más íntimo, es un crecimiento; no necesitas mendigarlo de nadie, y nadie puede dártelo. La individualidad es tu desarrollo. Pero la personalidad se puede mendigar, la gente puede dártela. De hecho, sólo los otros pueden dártela.
Si te encuentras solo en el bosque, no tendrás ninguna personalidad. Tendrás individualidad. Si te encuentras solo en el Himalaya, ¿quién eres tú?, ¿un santo o un pecador? No hay nadie para apreciarte o para condenarte, no hay nadie para hacerte famoso, notorio. No hay nadie excepto tú mismo. En tu soledad total, ¿quién eres?, ¿un santo o un pecador? ¿Una persona muy importante, un vip? ¿o simplemente un don nadie?
No eres ninguna de las dos cosas. No eres ni una persona muy importante, ni un don nadie, porque para ser cualquiera de las dos cosas se necesita al otro. Se necesitan los ojos del otro para reflejar tu personalidad. Tú no eres una cosa ni la otra. Tú eres, pero tú eres en tu realidad; a ti no te crean los otros. Eres como eres, en tu completa desnudez, en tu autenticidad.

Esta es una de las razones por las que mucha gente pensó que es sabio escapar de la sociedad. En realidad no era escapar de la sociedad, en realidad no era contra la sociedad, era solamente un esfuerzo de renuncia a la personalidad.

La segunda clase de testigo es totalmente diferente, justo su polo opuesto. No ansias la atención de los otros; al contrario, empiezas a prestarte atención a ti mismo. Te conviertes en testigo de tu propio ser. Empiezas a observar tus pensamientos, deseos, sueños, motivaciones, avaricias y envidias. Creas una nueva clase de conciencia dentro de ti. Te conviertes en un centro, un centro silencioso que observa todo lo que sucede.
Aparece en ti la ira, y la observas. No estás tan sólo enojado, sino que a dicho fenómeno le introduces un nuevo elemento: lo estás observando. Y el milagro es que si observas la ira, ésta desaparece sin que sea reprimida.
La primera clase de santo tendrá que reprimirla. Tendrá que reprimir su sexualidad, tendrá que reprimir su avaricia. Y cuanto más reprimes algo, más profundo va en tu inconsciente. Se vuelve parte de tus cimientos y empieza a afectar tu vida desde ahí. Es como una herida supurante; pero la has tapado. Simplemente por taparla no recobras la salud, la herida no se cura. En realidad, cubriéndola estás haciendo que crezca más y más.
La segunda clase de testigo crea un tipo de persona completamente diferente. Crea al sabio. El sabio es aquel que sabe quién es. No por medio de los demás. El sabio es aquel que vive la vida de acuerdo a su propia naturaleza, no de acuerdo a los valores de los demás. El sabio tiene su propia visión y el coraje de vivirla.
El sabio es rebelde. El santo es obediente, ortodoxo, convencional, tradicional, conformista. El sabio es inconformista, no es tradicional, no es convencional, es rebelde. La rebelión es el sabor mismo de su ser. El no depende de los demás. El sabe qué es la libertad, y sabe del júbilo de la libertad.
Al santo le seguirá una gran multitud. El sabio tendrá sólo la poca gente escogida que sea capaz de entenderle.
Al sabio no le comprenderán las masas; el santo será adorado. El sabio será condenado por las masas, quizá incluso asesinado. Jesús es crucificado y el papa es adorado. Jesús es sabio y el papa es santo.
El santo tiene carácter y el sabio tiene consciencia. Y entre estas dos cosas hay una tremenda diferencia. Son tan diferentes como el cielo y la tierra. El carácter se impone por algún motivo ulterior: ganar respetabilidad en este mundo y tener más y más placeres celestiales. La consciencia no tiene futuro, no tiene motivación, es un gozo por sí misma. No es un medio para algún fin. Es un fin en sí misma.
Estar con un santo es estar con un imitador. Estar con un sabio es estar con algo verdadero y auténtico. Estar con un santo es estar con un profesor, como mucho. Estar con un sabio es estar con un maestro. Estos son los dos testigos.


El segundo significado de este sutra es:


Primero sé testigo de los objetos de la mente. Este es un significado más elevado que el anterior.

Sé el testigo de los objetos de la mente.
Patanjali lo llama dhyana, meditación. De la misma palabra viene Zen y ch'an. Sé testigo de los objetos, sé testigo de los contenidos de la mente. Observa todo lo que pase ante ti. Sin evaluación, sin juzgar ni condenar. No estés a favor ni en contra; y de esta forma se creará dhyana, meditación.
Y en segundo lugar, sé testigo del testigo mismo. Y se creará samadhi, se creará satori, se creará el éxtasis último. Lo primero conduce a lo segundo. Empieza observando tus pensamientos, pero no te quedes ahí; cuando los pensamientos hayan desaparecido, no pienses que has llegado. Hay que hacer una cosa más, hay que dar un paso más. Ahora observa al observador. Ahora sé testigo del testigo.
Nada queda, sólo tú eres. Vuélvete de pronto consciente de la consciencia misma, y dhyana se transformará en samadhi.
Observando la mente, la mente desaparece. Observando al testigo, el testigo se expande y se vuelve universal.
El primer paso es un paso negativo, para liberarse de la mente. El segundo es un paso positivo, para enraizarse en la consciencia última. Llámalo Dios, o nirvana, o lo que desees.

Osho

07 abril 2014

LAS CINCO FUERZAS


1. La primera fuerza es la intensidad, la totalidad.

Si de verdad quieres transformar tu vida, si de verdad quieres convertirte en una luz para ti mismo, si de verdad quieres saber el misterio último de la existencia y el éxtasis último de estar vivo, entonces la primera fuerza es la intensidad, la totalidad.
Lo que hagas, hazlo con intensidad. No seas descuidado, no seas vago, no lo hagas a medias. Métete en ello completamente, deja que se convierta en una absorción total.
Si bailas, baila tan totalmente que el que baila desaparezca y sólo quede el baile; y entonces habrá transformación. Si amas, ama totalmente, tan totalmente que no se encuentre al que ama. Si estás totalmente en el baile, en la canción, en el amor, ¿quién queda ahí para decir, «soy el que ama, soy el que baila»? No queda nada. Y la totalidad transforma.
Sólo a los cien grados de intensidad se evapora uno de lo material a lo espiritual, de la tierra al cielo, de lo ordinario a lo extraordinario.

2. La segunda fuerza es familiarización.

Haz lo que de verdad quieras hacer y sé lo que de verdad quieras ser. La vida se vive de acuerdo a estructuras que has creado a tu alrededor. Si de verdad quieres ser otra cosa, entonces familiarízate con esa otra cosa. Si quieres tocar la guitarra, practica. Si quieres bailar, practica. Si quieres que algo suceda en tu vida, embébete más y más de ello y deja todo lo que está en su contra. Y la forma de dejarlo es no usarlo, porque usándolo creas caminos para que venga a ti una y otra vez.

3. La tercera fuerza es la fuerza de las semillas blancas.

«Semillas blancas» es una metáfora. Quiere decir: "deja todo lo que sea negro. Deja de cultivar las semillas negras de la ira, de la envidia, del odio, de la posesión, de la dominación. Deja todas las semillas negras. Incluso si surgen, absórbelas en el corazón y se convertirán en semillas blancas. Y ¿cuáles son las semillas blancas? El amor, la compasión, el servicio, la sinceridad, la sensibilidad, la conciencia, éstas son las semillas blancas."
Si quieres que tu vida tenga flores blancas, tendrás que sembrar semillas blancas.

4. La cuarta fuerza es la desaprobación, el abjurar completamente de los pensamientos orientados al ego.

Observa. Desconéctate inmediatamente de todo lo que sea envanecimiento, de todo lo que emerja del ego. Incluso demorarse en dejarlo es peligroso. Demorarse le dará energía. En el momento en que sepas que proviene del ego, desconéctate de inmediato.
Y todo el mundo sabe cuándo está siguiendo un camino de ego. No es un arte que haya que aprender, todo el mundo ha nacido sabiéndolo. Tú lo sabes. Puedes seguir un camino del ego a pesar de saberlo —ésa es otra cuestión—, pero lo sabes. Cuando el ego asome la cabeza, corta esa cabeza inmediatamente de un solo tajo.

5. La quinta fuerza es la fuerza del dedicar toda virtud al bienestar de los demás.

Comparte de inmediato todo lo bueno que te suceda. Esta es una de las cosas más fundamentales en el budismo. No acumules, no seas avaro. Si surge el amor, compártelo, viértelo. Si no te es posible encontrar a gente, viértelo sobre los árboles, sobre las rocas, pero viértelo. No lo acumules, porque si lo acumulas se vuelve veneno; si lo acumulas se amarga y se agria. Compártelo.
Y cuanto más compartas, más llegará a ti de fuentes desconocidas. Poco a poco, serás capaz de saber los caminos de la economía interna. La economía externa es: acumula si quieres tener cosas. Y la economía interna es justamente lo opuesto: acumula y no tendrás. Da y tendrás, da más y tendrás más.

Todas estas fuerzas pueden tener transcendencia sólo si te comportas de acuerdo con ellas, si actúas en concordancia con ellas. Si nada más las contemplas, son intranscendentes, serán impotentes. Hazlas realidad en tu vida.

El propósito de todo el Dharma está contenido en un punto. Ese punto es el ego.
El ego es falso. Si vives de acuerdo al falso ego, tu vida entera será falsa. Si vives sin ego, tu vida entera tendrá el sabor de la realidad, de la verdad y de la autenticidad.
Piensa, medita, practica.

Osho ~ Budismo Mahayana

06 abril 2014

LOS CUATRO CUERPOS


El primero se llama dharmakaya, el cuerpo de la ley última. Y ¿cuál es la ley última? El vacío. Todo está vacío.
Si de verdad quieres crecer, tendrás que dejar que esta comprensión cale dentro de ti: todo está vacío. La vida está vacía, la muerte está vacía, todos los fenómenos están vacíos.
Porque nada pervive, todo pasa, todo es material onírico. El entender esto te protegerá. ¿Cómo vas a ser miserable si todo está vacío? ¿Cómo puede haber dolor si todo está vacío? Tú estás vacío, el otro está vacío, así que debes haber visto un sueño, el sueño de que el otro te lastimó.
Si de verdad quieres proteger tu comprensión, éste es el primer cuerpo a desarrollar en torno a ti, el cuerpo del vacío, todo está vacío.
Buda solía mandar a sus discípulos a las piras funerarias para que meditaran. Los recién llegados tenían que estar donde se queman los cuerpos, durante tres meses. Simplemente, se sentaban y observaban, día tras día. Allí llevaban a gente, la quemaban y después los amigos abandonaban el lugar. ¿Qué clase de vida es ésta? ¿Dónde está su sustancia?
Unos días atrás, aquel hombre era tan orgulloso, tan egoísta, que si hubieras dicho algo inapropiado hubiera saltado sobre ti. Y ahora ¿dónde está? Desaparecido entre las llamas. La vida es esto: «Tarde o temprano, yo también voy a estar en la pira funeraria y todo se quemará. Así que ¿para qué preocuparse?, ¿para qué armar tanto alboroto? Se trata de un sueño que dura unos pocos días. Y esos días no son mucho en la eternidad del tiempo, son tan sólo algo fugaz.»

El segundo cuerpo es nirmankaya, el surgir primero de la compasión.
Cuando todo está vacío, cuando todo el mundo está en la pira funeraria, entonces surge la compasión.
Este cuerpo no hay que cultivarlo, surge del primero. Si lo cultivas es que todavía crees en el ego. Si lo cultivas es que todavía crees en el carácter, si lo cultivas es que todavía crees en la virtud. Y si no hay yo, ¿qué es la virtud? Si no hay yo, ¿qué es el carácter? Si no hay yo, entonces ¿qué es el bien?
Primero asiéntate en el ser nadie y entonces surge el segundo cuerpo por sí mismo. Nirmankaya significa el cuerpo de la creación.
El primer cuerpo es el cuerpo del vacío y el segundo cuerpo es el cuerpo de la creación. Pero ésta es la comprensión de todos los grandes budas, que si te conviertes en nadie, surge una gran creación en ti. El todo comienza a fluir a través de ti; te conviertes en un vehículo, en un pasaje, en un medio, en una voz para el todo.
Y con el surgir del segundo cuerpo, la primera experiencia será una gran compasión. Naturalmente, al principio ésta será parcial, condicional, provocada por el sufrimiento de los demás. Ves a una anciana muriendo en el camino y surge la compasión, ves a alguien que no tiene qué comer y surge la compasión. La compasión tiene una causa en el exterior. Si nadie se muere, si a nadie le falta la comida, no habrá compasión.
En el segundo cuerpo, la compasión viene y se va; aparece en ciertas ocasiones y desaparece en otras.

Sobre la base de este segundo cuerpo, cristaliza el tercero. El tercer cuerpo se llama sambhogkaya, el cuerpo de la dicha.
En el tercer cuerpo la compasión es incondicional. Ni surge ni desaparece, sino que permanece, pervive. No es cuestión de que alguien sufra o no; en el tercer cuerpo, uno es sencillamente compasión.
En el segundo cuerpo, la compasión es una relación; cuando hay necesidad, sucede.
En el tercer cuerpo, la compasión se convierte en tu estado de ser: está ahí, haya o no haya necesidad. Es como una luz encendida por la noche; sigue irradiando tanto si hay alguien como si no hay nadie en la habitación.

Y el cuarto cuerpo se llama swabhavakaya, el cuerpo de la naturaleza última, de la espontaneidad, de tu ser más interno tal como es. En el cuarto cuerpo todas las distinciones desaparecen, las dualidades se transcienden. Bueno/malo, yo/no-yo, mente/no-mente, samsara/nirvana, Dios/demonio, todas las dualidades se transcienden. Uno sencillamente es, sin distinciones, sin categorías, sin divisiones. Este es el cuerpo existencial, esto es lo que de verdad hay que alcanzar.

Todo explorador de la verdad pasa por estos cuatro cuerpos.

¿Cómo conseguir estos cuatro cuerpos?

Éstas son las cuatro provisiones:
La primera es: OBSERVA.
Observa sin evaluar, obsérvalo todo, no pierdas ninguna oportunidad de observar, porque la cuestión no es qué observas; se trata de que la observación crezca.
Obsérvalo todo, los árboles, los pájaros, los animales, la gente, el tráfico, tu mente y su tráfico, tus reacciones, las reacciones de los demás... Usa todas las situaciones para observar, para que la observación se enraíce profundamente en ti.

La segunda es: ANALIZA. Pero sólo después de que hayas observado, no las mezcles.
Al principio, la observación tiene que ser simple observación, sin análisis, sin juicio, sin evaluación. Una vez que hayas observado, entonces analiza, entonces ve a los detalles, entonces examina minuciosamente. Entonces mira sus partes, mira de qué se compone, porque toda experiencia es muy compleja. Si quieres de verdad entenderla tendrás que separar y examinar sus partes.

La tercera es: escoge aquello que te aporte más y más dicha, más y más silencio, serenidad y calma.

Y la cuarta es: desecha todo lo que te traiga tensión, ansiedad, angustia e infierno.

Éstas son las cuatro provisiones. Si sigues estas cuatro provisiones, surgirán en ti cuatro cuerpos.
Y recuerda, cada situación tiene que convertirse en una oportunidad para meditar.
¿Qué es la meditación? Volverse consciente de lo que estás haciendo, volverse consciente de lo que te sucede.

Osho