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24 abril 2014

CÓMO HACERSE MÁS CONSCIENTE


Hay tres dificultadas en hacerse consciente. Entenderlas es esencial para todo el que busca.
Todo el mundo se hace consciente, pero sólo cuando el acto ha terminado. Te enojaste, le diste una bofetada a tu mujer, o le tiraste una almohada a tu marido. Después, cuando el acaloramiento ha pasado, cuando el momento ha pasado, te vuelves consciente. Pero ahora ya no tiene sentido, ahora ya no se puede hacer nada. Lo que se ha hecho ya no se puede deshacer, ahora es demasiado tarde.

Tres cosas hay que recordar:


1. Hacerse consciente cuando el acto está sucediendo.


Esa es la primera dificultad para la persona que quiere hacerse consciente: tomar conciencia en el acto mismo.
La ira se encuentra ahí, como humo dentro de ti. El hacerse consciente es la primera dificultad, pero no es imposible. Sólo un poco de esfuerzo y lo lograrás.
Al principio, comprobarás: te haces consciente cuando la ira se ha ido y todo se ha calmado, te vuelves consciente a los quince minutos. Sigue intentando... Te harás consciente a los cinco minutos. Sigue intentando... Y te harás consciente justo cuando la ira se está evaporando. Inténtalo un poco más... Y te harás consciente exactamente en la mitad del suceso. Y ése es el primer paso: sé consciente en el acto.

2. Hacerse consciente antes del acto.

Cuando el acto todavía no ha sucedido pero es ya un sentimiento en tu interior. 
Está ahí, se puede convertir en acto en cualquier momento.
Ahora vas a necesitar una conciencia un poco más sutil. 
El acto es una cosa tosca: golpeaste a la mujer. Puedes hacerte consciente cuando estás golpeando; pero el sentimiento de golpear es mucho más sutil. 
Esta es la diferencia entre el pecado y el crimen. Crimen es cuando algo se convierte en acto. Ningún tribunal puede castigarte por un sentimiento. 
Puedes tener la emoción de asesinar a alguien pero ninguna ley te puede castigar por ello. Puedes disfrutar, puedes soñar; pero sólo estás bajo ley cuando actúas, cuando haces algo y la emoción se transforma en acto; entonces ese acto se convierte en crimen.
Pero la espiritualidad profundiza más. La espiritualidad dice que una vez que piensas algo malo, ya es pecado. El que lo lleves a la práctica o no, no importa. Tú ya lo has llevado a cabo en tu fuero interno, y eso te afecta, eso te contamina.

3. Atrapar el proceso que finalmente trae como resultado el acto antes de que se convierta en sentimiento.

Antes de que algo se convierta en sentimiento, es un pensamiento. 
Estas son las tres cosas: el pensamiento viene primero, después viene el sentimiento y después viene el acto.
Quizá no seas consciente de que todo sentimiento es producido por un cierto pensamiento. Si no hay pensamiento, el sentimiento no aparece.
Ahora tienes que hacer casi lo imposible: atrapar a un cierto pensamiento.
La tercera dificultad es atrapar al pensamiento cuando está surgiendo en ti. Sólo tienes que practicar un poco. Sentado, en silencio, simplemente observa tus pensamientos. Estás enojado, sientes avaricia, sientes celos... Atrápate en el medio del pensamiento.

Y si puedes hacer estas tres cosas, de repente entrarás en el núcleo más profundo de tu ser.
La acción es lo más lejano del ser, después viene el sentimiento, después viene el pensamiento. Y escondido en el pensamiento, está tu ser. Ese ser es universal. Ese ser es la meta de todos los meditadores. A ese ser puedes llamarle Dios, atman, yo, no-yo; llámalo como quieras, pero ésa es la meta. Y hay que pasar estas tres barreras. Estas tres barreras son como tres círculos concéntricos alrededor del centro de tu ser.

Osho