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15 noviembre 2014

CUANDO NO ERES CONSCIENTE DE LA CONSCIENCIA, ¿QUIÉN NO ES CONSCIENTE?


La Realidad Absoluta (el Todo, la Conciencia, Dios) está experimentando un proceso de desarrollo, una expansión de sí mismo.
En nuestra dimensión de las formas aparentemente separadas, la Conciencia, que es la luz emanada de la Fuente eterna, parece estar sujeta a un proceso de desarrollo, aunque esto se debe a las limitaciones de nuestra percepción.
Todo lo que existe tiene Ser, tiene esencia divina, tiene algún grado de conciencia. Incluso la piedra tiene una conciencia rudimentaria; si no fuera así, no sería, y entonces sus átomos y moléculas se dispersarían. Todo lo que existe, está vivo: el Sol, la tierra, las plantas, los animales, los seres humanos...; todos somos expresiones de la conciencia en sus diversos grados, conciencia manifestada en la forma.
El mundo surge cuando la conciencia toma formas; tanto formas mentales, como formas materiales. 
Mira las millones de formas de vida existentes tan sólo en este planeta; en el mar, en la tierra, en el aire..., y cada forma de vida está repetida millones de veces.
La Conciencia toma el disfraz de las formas hasta que éstas alcanzan tal complejidad que se pierde completamente en ellas. 
Entre los seres humanos contemporáneos, la Conciencia está totalmente identificada con su disfraz (ego).
Sólo se conoce a sí misma como forma, y por tanto vive con un miedo permanente a la aniquilación física y psicológica. 
Es la mente egotista, que produce una disfunción considerable.

Actualmente, da la sensación de que algo ha ido muy mal en el proceso evolutivo, pero hasta eso es parte del "juego" divino.

Finalmente, la presión del sufrimiento generado por esta aparente disfunción, obligará a la Conciencia a desidentificarse de la forma y a despertar del sueño de la forma: así se recupera la auto-conciencia, pero a un nivel mucho más profundo que cuando se perdió.

¿Puedes comprender ahora el significado más amplio y profundo de mantenerse Presente como observador del proceso mental?

Cuando observas la mente, retiras conciencia de las formas mentales, y esa conciencia se convierte en el observador o testigo. En consecuencia, el observador (Conciencia pura, más allá de la forma) se fortalece, y las formaciones mentales (ego) se debilitan.
Cuando hablamos de observar la mente, estamos llevando a la esfera personal un evento de significado cósmico: a través de ti, la Conciencia está despertando de su sueño de identificación con la forma y se está retirando de la forma. 
Esto presagia un suceso (y a la vez forma parte de él) que probablemente aún queda en un futuro lejano. Ese suceso es el fin del mundo.

Cuando la Conciencia se libera de su identificación con las formas físicas y mentales, se convierte en lo que llamamos Conciencia pura o iluminada, o Presencia. 

Esto ya ha ocurrido en unos pocos individuos, y parece estar destinado a suceder en breve a gran escala.
La mayoría de los seres humanos aún están en manos de la conciencia del ego: identificados con la mente y dirigidos por ella. 
Si no consiguen liberarse poco a poco de la mente, ésta acabará por destruirles. Experimentarán cada vez más confusión, conflicto, violencia, enfermedad, desesperación, locura. 
La mente egotista es como un barco que se hunde; si no saltas, te hundirás con él. 
La mente egotista colectiva es la entidad más destructiva y peligrosamente loca que ha habitado este planeta. 
¿Qué crees que ocurrirá en el planeta si no cambia la conciencia humana? 

Eckhart Tolle


Nota de Camino al Despertar:


Por tanto, lo más importante es OBSERVAR... 

SER EL ESPECTADOR DE TU PROPIA MENTE, SIN IDENTIFICARTE CON ELLA, SIN PERDERTE EN LAS FORMAS, NI EN LOS PENSAMIENTOS, SIMPLEMENTE OBSERVAR.