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25 febrero 2014

LA PRÁCTICA DEL AQUÍ Y AHORA

Un minuto de práctica es un minuto generando la energía de ser consciente. No viene de fuera de ti, sino de dentro.
La energía de la plena conciencia es la energía que nos ayuda a estar aquí, a estar plenamente presentes aquí y ahora.



Cuando bebes té, siendo consciente de ello, tu cuerpo y tu mente están en perfecta unión. Tú eres real, y el té que bebes también se vuelve real.
Cuando estás sentado en una cafetería ambientada con una fuerte música de fondo y tienes un montón de proyectos en tu cabeza, no estás realmente bebiendo el café o el té que has pedido, sino tus proyectos y preocupaciones. Tú no eres real, ni el café tampoco.
El té o el café que estás tomando sólo pueden revelarse como una realidad cuando vuelves a ti mismo y estás realmente presente, libre del pasado, del futuro y de todas tus preocupaciones.

Cuando tú eres real, el té también se vuelve real, y el encuentro entre tú y el té también lo es. Beber de veras té, consiste en eso.



Puedes organizar una meditación del té para que tus amigos tengan la oportunidad de practicar el estar realmente presentes, para disfrutar de una taza de té y de la presencia de cada uno. 
La meditación del té constituye una práctica. Es una práctica para ayudarnos a ser libres.
Si aún estás atado al pasado y éste te persigue, si temes aún el futuro, si te dejas arrastrar por tus proyectos, tu miedo, tu ansiedad y tu ira, no eres una persona libre. No estás plenamente presente aquí y ahora, de modo que no gozas realmente de la vida. Ni tampoco del té, ni de otra persona, ni del cielo azul, ni de la flor.

Para estar de veras vivo, para sentir la vida profundamente, debes ser una persona libre. Cultivar el ser consciente puede ayudarte a ser libre.




La energía de la plena consciencia es la energía de estar presente, con el cuerpo y la mente unidos.
Cuando practicas el respirar o caminar conscientemente, te liberas del pasado, del futuro y de tus proyectos, y te vuelves totalmente vivo y presente de nuevo.
La libertad es la condición básica para poder sentir la vida, para percibir el cielo azul, los árboles, los pájaros, el té y a la otra persona. Por eso, la práctica de ser consciente es tan importante. 

Sin embargo, para poder hacerla, no necesitas entrenarte durante muchos meses, sino que una hora de práctica puede ya ayudarte a ser más consciente.


Ejercítate a beber el té siendo consciente de ello, para ser una persona libre mientras lo bebes. Ejercítate para ser una persona libre mientras preparas el desayuno. Cualquier momento del día te brinda la oportunidad de ejercitarte a ser consciente y generar esta energía.


Thich Nhat Hanh

23 febrero 2014

LA VERDADERA NATURALEZA DE LA IRA


En el momento que te enojas, tiendes a creer que tu desdicha la ha creado otra persona, y la culpas de tu sufrimiento. Pero al observarlo más a fondo, quizá descubras que el principal causante de tu sufrimiento es la semilla de la ira que hay en ti.
Muchas otras personas, al afrontar la misma situación, no se enojarán como tú. Oyen las mismas palabras, ven la misma situación y, sin embargo, son capaces de mantenerse tranquilas y no se dejan llevar por las emociones.
¿Por qué te enojas tú con tanta facilidad?

Quizá te ocurre porque la semilla de la ira que hay en ti es demasiado fuerte. Y como no has practicado los métodos para cuidar de tu ira, en el pasado, la semilla de la ira se ha regado con demasiada frecuencia.

Todos tenemos una semilla de la ira en el fondo de nuestra conciencia. Pero en algunos de nosotros, esa semilla es más grande que otras semillas, como las del amor o la compasión.
La semilla de la ira puede ser más grande porque en el pasado no hemos practicado. Cuando empezamos a cultivar la energía de ser conscientes, la primera percepción que tenemos es que la principal causa de nuestro sufrimiento, de nuestra desdicha, no es otra persona, sino la semilla de la ira que hay en nosotros, y dejamos entonces de culpar a los demás de nuestro sufrimiento.
Comprendemos que esa persona es sólo una causa secundaria.

Cuando tienes esta clase de percepción, te sientes mucho mejor. Pero la otra persona puede seguir viviendo en un infierno porque no sabe cómo practicar. Una vez te has ocupado de tu ira, ves que esa persona aún está sufriendo, así que ahora puedes centrar tu atención en ella.

Cuando alguien no sabe cómo manejar su propio sufrimiento, deja que se extienda a la gente de su alrededor. Cuando tú sufres, haces sufrir a la gente que te rodea. Es algo muy natural. Por eso hemos de aprender a manejar nuestro sufrimiento, para que no lo vayamos repartiendo por ahí.


Cuando eres el cabeza de familia, por ejemplo, sabes que el bienestar de los miembros de tu familia es muy importante. Como tienes compasión, no dejas que tu sufrimiento haga daño a los que te rodean. Practicas el aprender a manejar tu sufrimiento porque sabes que no es una cuestión individual, y que tu felicidad tampoco lo es.


Cuando alguien está enojado y no sabe cómo manejar su ira, se siente impotente, sufre. Y también hace sufrir a los que le rodean. Al principio sientes que la persona que te enoja se merece un castigo. Deseas castigarla porque te ha hecho sufrir. Pero después de diez o quince minutos de meditar caminando y de observar de manera consciente, descubres que en vez de castigo, lo que necesita es ayuda. Y ésa es una buena percepción.


Esa persona puede ser muy cercana a ti, quizá tu esposa o tu marido. Si tú no la ayudas, ¿quién va a hacerlo?
Como sabes abrazar tu ira, ahora te sientes mucho mejor, pero ves que la otra persona sigue sufriendo. Esta percepción te mueve a acercarte a ella de nuevo. Nadie más puede ayudarla, excepto tú. Ahora sientes un gran deseo de volver y ayudarla. Es una actitud totalmente distinta a la que antes tenías, ya no deseas castigarla. Tu ira se ha transformado en compasión.

La práctica de ser consciente, conduce a la concentración y a la percepción interior. La percepción es el fruto de la práctica, y puede ayudarnos a perdonar y a amar a los demás.

Practicar durante quince minutos o media hora el ser consciente, el concentrarte y el observar las percepciones interiores, puede liberarte de tu ira y convertirte en una persona afectuosa. Ésa es la fuerza del Dharma, el milagro del Dharma.

¿Cómo detener el ciclo de la ira?


Había un chico de doce años que venía a Plum Village cada verano para practicar con otros jóvenes. Tenía un problema con su padre, porque cada vez que cometía un error o se caía y se lastimaba, su padre en vez de ayudarle, le gritaba y le insultaba diciendo: «¡Qué estúpido eres! ¿Cómo puedes hacerte algo así?». Le gritaba sólo porque se había caído y se había hecho daño. Así que para él su progenitor no era una persona afectuosa ni un buen padre.
Se prometió que al crecer, casarse y tener hijos, nunca los trataría de ese modo. Si mientras estaba jugando su hijo se caía y se lastimaba, sangrando un poco, en vez de gritarle le abrazaría e intentaría ayudarle.
El segundo año que estuvo en Plum Village, vino con su hermana pequeña. Mientras su hermanita jugaba con otras niñas en la hamaca, de pronto se cayó al suelo. Se golpeó la cabeza con una roca y su cara empezó a cubrirse con hilillos de sangre. De repente aquel chico sintió que la energía de la ira estaba surgiendo en él. Estuvo a punto de gritar a su hermana: «¡Qué estúpida eres! ¿Cómo puedes hacerte algo así?». Estuvo a punto de hacer lo mismo que su padre había hecho con él. Pero como había practicado en Plum Village durante dos veranos, pudo contenerse. En lugar de gritarle, se puso a practicar el caminar y el respirar de manera consciente mientras los demás ayudaban a su hermana.
En sólo cinco minutos experimentó un momento de iluminación. Vio que su reacción, su ira, era una especie de energía habitual que su padre le había transmitido. Se había vuelto exactamente como su padre, era la continuación de él. 
No quería tratar a su hermana del mismo modo, pero la energía que le había transmitido su padre era tan fuerte que estuvo a punto de actuar igual que éste se había comportado con él. Para un chico de sólo doce años, es un buen despertar.

Siguió haciendo la práctica de caminar y de pronto sintió un intenso deseo de practicar para transformar esa energía habitual, para no transmitirla a sus hijos. Sabía que sólo la práctica de ser consciente le ayudaría a detener ese ciclo de sufrimiento. El chico vio además que su padre era también víctima de la transmisión de la ira. Probablemente no quería tratarle de aquel modo, pero lo había hecho porque la energía habitual que había en él era demasiado fuerte. En el momento que tuvo esa percepción, que su padre también era víctima de la transmisión, toda la ira que sentía hacia él desapareció. Algunos minutos más tarde tuvo de repente el deseo de volver a casa e invitar a su padre a practicar con él. Para ser sólo un chico de doce años, tuvo una comprensión muy profunda.

Thich Nhat Hanh 

10 febrero 2014

RELACIONES KÁRMICAS Y RELACIONES SANADORAS


RELACIONES KÁRMICAS

Las relaciones kármicas son relaciones entre personas que se han conocido en otras vidas y que han experimentado intensas emociones con relación a uno y otro.
El rasgo característico de una relación kármica es que las parejas llevan dentro emociones irresueltas, tales como culpa, miedo, dependencia, celos, ira, rencores, etc.
Debido a esta carga emocional irresuelta, ellos se sienten atraídos uno al otro en otra encarnación.
La finalidad del encuentro reiterado es proveer de una oportunidad para resolver el problema inminente. Esto sucede recreando el mismo problema en un corto período de tiempo.
Cuando ellos recién se encuentran, los “jugadores kármicos” sienten un apremiante impulso a estar más cerca uno del otro, y después de algún tiempo ellos comienzan a repetir sus viejos patrones emocionales del rol.
Ahora se ha establecido el escenario para enfrentar otra vez los viejos problemas y tal vez manejarlos de un modo más iluminado.
El propósito espiritual del encuentro reiterado es que ambos en la pareja hagan otras elecciones diferentes a las que han hecho durante aquella vida anterior.

Por ejemplo: Una mujer quien, en una vida previa, tuvo un marido que era totalmente posesivo y dominante. Por un tiempo ella aceptó esto, pero llegado a un cierto punto, ella decidió que era suficiente y rompió la relación. Más tarde el marido se suicida. La mujer siente remordimiento y cree que es culpable. ¿No debería ella haberle dado a él otra oportunidad? Ella acarrea este sentimiento de culpa por el resto de su vida.
En otra vida ellos se vuelven a encontrar. Hay una singular atracción entre ellos. Al principio, el hombre es excepcionalmente encantador y ella es el centro de su atención. Él la adora. Comienzan una relación. A partir de entonces él se vuelve cada vez más celoso y posesivo. Él sospecha adulterio por parte de ella. Ella se halla a sí misma en una disputa interior. Ella está enfadada y perturbada a causa de que él la acuse equivocadamente, pero ella también siente una extraña obligación a ser indulgente y a darle a él otra oportunidad.
Él es un hombre herido, ella piensa, él no puede ayudar en esto ya que tiene este temor a ser abandonado. Tal vez yo pueda ayudarle a superarlo. Ella justifica su comportamiento de este modo pero en realidad ella permite que sus límites personales sean violados. La relación afecta negativamente su autoestima.
La elección más liberadora para la mujer habría sido ahora romper la relación y seguir su propio camino sin sentirse culpable. El dolor y miedo del marido no son su responsabilidad. El dolor del marido y la sensación de culpa de ella los han llevado a una relación destructiva. Su relación ya estaba cargada emocionalmente a causa de una vida anterior.
El significado del encuentro repetido es que la mujer debe aprender a dejar que las cosas prosigan sin sentimientos de culpa y que el hombre debe aprender a sostenerse por sus propios pies emocionalmente.
Por lo tanto la única solución real es romper la relación. La solución para el karma de la mujer es finalmente soltar su sensación de culpa. El error que ella comete en su vida anterior no fue que ella abandonó a su marido sino que ella se sintió responsable por su suicidio. La partida de su esposa en esta vida confrontaría al marido nuevamente con su propio dolor y temor y esto le ofrecería a él una nueva oportunidad de enfrentar estas emociones en lugar de escapar de ellas.

Pueden reconocer un encuentro kármico por el hecho de que ustedes inmediatamente sienten a la otra persona extrañamente familiar. Con mucha frecuencia también existe una atracción mutua, algo apremiante en el aire, que los impulsa a estar juntos y a descubrirse.
Si se da la oportunidad, esta fuerte atracción puede llegar a convertirse en una relación de amor o en una agobiante pasión.
Las emociones que experimentan pueden ser tan abrumadoras que ustedes piensan que han encontrado a su alma gemela. Sin embargo, las cosas no son como parecen. Siempre habrá problemas en este tipo de relaciones, que tarde o temprano emergerán.
A menudo, las parejas terminan involucrándose en un conflicto psicológico que tiene poder, control y dependencia como ingredientes principales. Por esto ellos repiten una tragedia que su subconsciente reconoce de una vida anterior.
En una vida pasada ellos podrían haber sido amantes, padre e hijo, jefe y subordinado, u otro tipo de relación. Pero ellos siempre han tocado un profundo dolor interno en el otro, por actos de infidelidad, abuso de poder o, por otro lado, también un fuerte cariño. Ha habido un profundo encuentro emocional entre ellos el cual ha dejado profundas cicatrices y trauma emocional.
Es por esto que las fuerzas de atracción, así como también la repulsión, pueden ser tan violentas cuando ellos se encuentran otra vez en una nueva encarnación.

La invitación espiritual a todas las almas que están energéticamente enredadas de este modo, es dejar ir al otro y volverse una ‘entidad en sí misma’, libre e independiente.
Las relaciones kármicas, casi nunca son relaciones de larga duración, estables, amorosas. Son relaciones destructivas más que sanadoras.
Muy frecuentemente, el propósito básico del encuentro es lograr soltarse uno del otro. Esto es algo que podría no haberse hecho en una o más vidas pasadas, pero ahora hay otra oportunidad para liberarse uno al otro en amor.

Si ustedes se hallan en una relación que está caracterizada por emociones intensas, que evoca mucho dolor y aflicción, pero de la cual no pueden escaparse, tomen conciencia, dense cuenta de que nada los obliga a estar con la otra persona.
Además, comprendan que esas intensas emociones a menudo están más relacionadas con un dolor profundo que con amor mutuo.
La energía del amor es esencialmente calma y pacífica, alegre e inspirante.
No es opresiva, agotadora y trágica. Si una relación adquiere este rasgo, es tiempo de soltar más bien que de trabajar en ella otra vez.

A veces, ustedes se convencen a ustedes mismos de que tienen que estar juntos porque comparten karma y tienen que salir bien de esto juntos. Ustedes imaginan la naturaleza del karma como un argumento para prolongar la relación, mientras que ambos siguen sufriendo inmensamente. En realidad, aquí están tergiversando el concepto de karma. Ustedes no solucionan juntos el karma: el karma es una cosa individual.
El karma implicado en relaciones tales como la mencionada anteriormente a menudo requiere que ustedes liberen completamente, que ustedes se retiren de tal relación para poder experimentar que son una totalidad en sí mismo. Nuevamente, resolver karma es algo que ustedes hacen por su propia cuenta.

Otra persona puede tocar o disparar algo dentro de ustedes que crea mucho drama entre ustedes. Pero sigue siendo su exclusiva tarea y desafío tratar con su propia herida interior, no con los problemas de la otra persona. Ustedes solamente tienen responsabilidad por ustedes mismos.
Es importante comprender esto porque es una de las principales trampas en las relaciones. Ustedes no son responsables de su pareja y él/ella no es responsable de ustedes.
La solución a sus problemas no yace en el comportamiento de la otra persona. A veces están tan conectados al niño interior de su pareja, la parte emocionalmente herida dentro de él/ella, que sienten que ustedes son aquel que lo va a salvar. O su pareja puede estar tratando de hacer lo mismo con ustedes. Pero esto no va a funcionar. Ustedes estarán reforzando emociones de impotencia y de victimización en la otra persona, mientras que finalmente sería más provechoso si trazasen la línea y se apoyasen a sí mismo. Es su destino ser capaces de sentirse total y completo, enteramente por cuenta propia. Esa es la condición más importante para una relación verdaderamente satisfactoria.

RELACIONES SANADORAS

Hay relaciones que son sanadoras y otras que son destructivas. Una característica de las relaciones sanadoras es que las parejas se respetan uno al otro como son, sin tratar de cambiar al otro.
Sienten mucho placer en su mutua compañía, pero no se sienten intranquilos, desesperados o solos si el otro no está alrededor.
En esta clase de relación, ustedes ofrecen comprensión, apoyo y aliento a su ser amado sin tratar de resolver sus propios problemas. Hay libertad y paz en la relación.
Por supuesto, puede haber desacuerdos de vez en cuando, pero las emociones que surgen son efímeras. Ambos en la pareja están preparados para perdonar.
Hay una conexión del corazón entre ellos como resultado, de lo cual, ellos no tomarán las emociones o errores de la otra persona como algo personal.
Debido a que no dispara una capa más profunda de dolor, ellos no le dan mucha importancia a eso. Emocionalmente, ambos en la pareja son independientes. Ellos no toman su fuerza y bienestar de la aprobación o de la presencia de su compañero. Él o ella no sienten un vacío en su vida, sino que agrega algo nuevo y vital.

En una relación sanadora, las parejas pueden también conocerse uno al otro de una o más vidas pasadas. Pero en estos casos, casi nunca hay una carga emocional kármica como se describió anteriormente.
Las dos almas pueden haberse conocido en una vida pasada de un modo que fue esencialmente alentador y sustentador. Como amigos, pareja o como padre e hijo, ellos se han reconocido uno al otro como compañeros de alma. Esto crea una unión indisoluble a lo largo de varias vidas.

Un ejemplo: Un hombre joven crece en una familia pobre en algún lugar en la Edad Media. Él es bondadoso y sensible por naturaleza y no concuerda muy bien con su ambiente. Su familia está formada por gente trabajadora, más bien gente dura que resta importancia a su naturaleza soñadora, poco práctica. Cuando es adulto entra a un monasterio. Él no es realmente feliz aquí tampoco, porque la vida está estrechamente regulada y hay poca calidez humana o compañerismo entre las personas que viven ahí. Sin embargo hay un hombre que es un poco diferente. Es un sacerdote que tiene un alto rango pero que no tiene aire de autoridad y quien está verdaderamente interesado en él.
De vez en cuando él pregunta cómo están yendo las cosas y le asigna varios trabajos placenteros como jardinería. Cada vez que se miran hay entre ellos una sensación de reconocimiento, algo de la misma mentalidad. Hay una conexión silenciosa desde el corazón. Aunque ellos no se encuentran muy a menudo o hablan mucho, el sacerdote es una fuente de esperanza y de aliento para el hombre joven.
En una vida posterior este hombre es una mujer. Una vez más, ella tiene una naturaleza bondadosa y soñadora. Ella tiene dificultades en sostenerse por sí misma. Cuando es adulta ella se empantana en un matrimonio con un hombre que es autoritario y dominante. Al principio, ella se vio cautivada por su notable, poderoso carisma, pero más tarde se da cuenta de cómo su autoridad la limita y la oprime. Sin embargo, es muy difícil para ella poder liberarse de él. En su trabajo a veces ella habla del tema con un colega, un hombre algo mayor que ella. Él la alienta a sostenerse por sí misma y a permanecer fiel a sus propias necesidades. Cada vez que ella habla con él, ella intuitivamente sabe que él tiene razón. Luego, después de un gran conflicto interno, ella se divorcia de su marido. El contacto con su colega cambia ahora. Ella siente cariño por él. Él resulta ser soltero. Ella se siente tan cómoda con él que parece como si se conocieran desde hace siglos.
Ellos comienzan una relación que es amorosa, relajada y alentadora para ambos. La simpatía que estuvo fluyendo entre ellos en una vida anterior, ahora toma forma como una relación satisfactoria entre un hombre y su esposa.
Ésta es una relación sanadora. La mujer ha tomado una decisión esencial al dejar a su marido y al elegir por ella misma. Con esto ella ha afirmado su independencia emocional. Esto ha creado las bases para una relación amorosa bien equilibrada con un alma conveniente.

En esta Nueva Era las relaciones experimentan la mayor transformación.
Las relaciones son casi siempre el origen de las emociones más profundas dentro de ustedes, yendo desde una enorme alegría hasta la angustia profunda. En las relaciones ustedes pueden volverse conscientes de un dolor interno que es esencialmente mucho más viejo que la relación misma, incluso más viejo que su existencia humana.
En esta era, se los invita y a menudo se los desafía a que logren una auto sanación profunda en el campo de las relaciones. Debido a la nueva energía que se está presentando ahora, es posible transformar los elementos destructivos de una relación a un flujo de energía positivo, equilibrado entre ustedes y la otra persona.
Sin embargo, sanación y transformación personal puede también significar que ustedes dejarán relaciones en las cuales no puedan expresarse adecuadamente. Esto frecuentemente significa que, incluso si aman a alguien profundamente, tendrán que decir adiós, porque su propio camino interior los lleva a un lugar diferente. Ya sea que conduzca a renovación o a separación en una relación, son desafiados a enfrentar los problemas más profundos en esta área del vínculo personal. El llamado del corazón, de la energía basada en el corazón que señala la Nueva Era, ha entrado a sus vidas cotidianas y ustedes nunca más pueden evadir la nueva energía.

El verdadero amor entre dos personas muestra dos campos de energía que pueden funcionar en completa independencia uno del otro. Cada uno de ellos es una unidad en sí mismo y se conecta con el otro basándose en esa unidad.
En las relaciones en las cuales las parejas son dependientes entre sí, encontrarán una disputa no coordinada por la ‘integridad orgánica’: no querer o ser capaz de funcionar sin el otro. Esto conduce a un enredo de energías que pueden ser observadas en el campo áurico como cordones de energía por el cual las parejas se alimentan uno con otro. Ellos se alimentan con las energías aditivas de dependencia y de control. Esta clase de enredo energético indica que ustedes no toman responsabilidad por ustedes mismos, que no afrontan la vieja herida del alma que ustedes tan sólo quieren sanar. Si sólo se hicieran cargo de este dolor más profundo y tomaran responsabilidad, verían que ya no necesitan de algún otro para estar completo y se liberarían del aspecto destructivo de la relación.
La dependencia siempre crea cuestiones de poder y de control, porque necesitar a alguien es igual a querer controlar su comportamiento. Este es el comienzo de una relación destructiva. Entregar su individualidad en una relación, guiado por un anhelo subconsciente de absoluta unidad, es destructivo para ustedes mismos así como también para la otra persona.

Fuente: Jeshua. Pamela Kribbe
Relaciones en la Nueva Era: http://www.jeshua.net/esp/ 

04 febrero 2014

LOS 5 EJERCICIOS DE CONCIENCIACIÓN



1. RESPETAR LA VIDA.

Consciente del sufrimiento que causa la destrucción de la vida, me comprometo a cultivar la compasión y aprender formas de proteger la... vida de las personas, los animales, las plantas y los minerales. Estoy decidido a no matar, a no permitir que los demás maten y a no tolerar ningún acto de muerte en el mundo, en mis pensamientos y en mi forma de vivir.


2. LA GENEROSIDAD.

Consciente del sufrimiento que causan la explotación, la injusticia social, el robo y la opresión. Me comprometo a cultivar el amor compasivo y a aprender formas de trabajar por el bienestar de las personas, los animales, las plantas y los minerales. Practicaré la generosidad compartiendo mi tiempo, mi energía y mis recursos materiales con aquellos que realmente lo necesiten. Estoy decidido a no robar ni a poseer nada que pertenezca a los demás. Respetaré la propiedad de los demás y no permitiré que nadie se aproveche del sufrimiento humano o del de las otras especies de la tierra. Debemos aprender a vivir con sencillez para no tomar más de lo que nos corresponde. Cuando hacemos algo para fomentar la justicia social, ejercemos la Acción Correcta.


3. LA RESPONSABILIDAD SEXUAL.

Consciente del sufrimiento que causa la conducta sexual incorrecta, me comprometo a cultivar la responsabilidad y aprender formas de proteger la seguridad y la integridad de las personas, las parejas, las familias y la sociedad. Estoy decidido a no involucrarme en relaciones sexuales sin amor. Para preservar mi propia felicidad y la de los demás, estoy decidido a respetar mis propias obligaciones y las de los demás. Haré todo lo posible para proteger a los niños de los abusos sexuales y para evitar que las parejas y familias se separen por una conducta sexual incorrecta.


4. ESCUCHAR ATENTAMENTE Y HABLAR CON AFECTO.

Consciente del sufrimiento que causan el hablar irreflexivamente y la incapacidad de escuchar a los demás, me comprometo a hablar con amor y a escuchar con atención para aportar alegría y felicidad a los demás y aliviar su sufrimiento. Sabiendo que las palabras tienen el poder de provocar felicidad o sufrimiento, me comprometo a hablar con veracidad, pronunciando palabras que inspiren la confianza en sí mismo, alegría y esperanza. No difundiré noticias de las que no esté seguro ni criticaré o condenaré nada de lo que no tenga certidumbre. Me abstendré de pronunciar palabras que puedan causar división o discordia, o susceptibles de provocar la separación de la familia o la comunidad. Haré todo lo posible por reconciliar a las personas y resolver todo tipo de conflictos, por pequeños que sean.


5. COMER, BEBER Y CONSUMIR CONSCIENTEMENTE.

Consciente del sufrimiento que causa el consumo indiscriminado, me comprometo a conservar en buen estado la salud, tanto física como mental, la mía propia, la de mis seres queridos, y la de la sociedad, mediante la práctica de comer, beber y consumir de forma consciente. Prometo consumir únicamente productos que mantengan la paz, el bienestar y la alegría en mi cuerpo, en mi conciencia, y en el cuerpo y conciencia colectivos de mi familia y de la sociedad. Estoy decidido a no consumir alcohol ni ninguna otra sustancia intoxicante, ni a ingerir alimentos u otros productos que contengan toxinas, como algunos programas de televisión, revistas, libros, películas o conversaciones. Soy consciente de que dañar mi cuerpo o mi conciencia con estos venenos es traicionar a mis antepasados, mis padres, mi sociedad y las futuras generaciones. Trabajaré para transformar la violencia, el miedo, la ira y la confusión en mí mismo y en la sociedad, observando el régimen adecuado para mí y para mi sociedad. Comprendo que una dieta adecuada es primordial para la transformación de uno mismo y de la sociedad.

Thich Nhat Hanh