25 enero 2018

VIVEKA - EL DISCERNIMIENTO



Viveka, discernir, es ver qué es real y qué es no real.
Sat es aquello que existe siempre más allá del cambio.
Todo lo que tiene nombre y forma está sometido a Vikara. Tiene un principio y tiene un fin. Asat es esto; todas las formas manifestadas que tienen un principio y un fin, que están sometidas al cambio.
Debo intentar discernir qué es lo real en mí. Discernir es ver qué es real y qué no es real.
El cuerpo tiene un principio y un fin, por tanto, es Asat.
El prana (energía vital) es totalmente cambiante, por tanto, es Asat.
La mente es cambiante, condicionamiento, por tanto, es Asat.
Las emociones, al igual que la mente, son cambiantes, por tanto, son Asat.
El intelecto es aquella parte de la mente con la cual asocio ciertas cosas. El intelecto tiene certeza y se asocia con ciertas nociones. Pero también son cambiantes. El intelecto depende de muchas cosas que cambian, por tanto, es Asat.

El estado de vigilia; estamos despiertos, no estamos durmiendo (descansando). En este estado todo está en el cambio, en el tiempo, en causa y efecto. Esto es el estado de vigilia, que lo experimentamos con el cuerpo físico. Este estado de vigilia también es cambiante, por tanto, es Asat.
El estado de sueño con sueños es un poco más sutil que la vigilia, también es cambiante, por tanto, es Asat.
El estado de sueño profundo es no experiencia, no hay experiencia. En este estado descansamos tanto porque no hay experiencia, porque el Yo vuelve a su estado sutil, a su estado no-manifestado. Cuando el Yo descansa en su estado no-manifestado, el mundo desaparece. A medida que el Yo se desvanece, también se desvanece el mundo, el cual es una proyección del Yo. Entonces descansamos. En este estado está la causa de toda ilusión. Este estado tampoco es permanente, es cambiante, por tanto, es Asat.

Lo real no está ni en la apariencia, ni en el cuerpo, ni en el prana, ni en la mente, ni en las emociones, ni en el intelecto, ni en el estado de vigilia, ni el de sueño con sueños, ni en el sueño profundo. ¿Dónde está lo real?
Si eliminamos todo esto, ¿qué queda? No queda nada.
Esta conciencia que es consciente de que no queda nada esto es lo real.

Esta conciencia observa todo el Lila, todo el drama, todo el baile del estado de vigilia, del estado de sueño y también observa esta ausencia de baile en el sueño profundo donde no ocurre nada. Pero hay una conciencia que es consciente de que no ocurre nada. 
Esta conciencia está detrás de toda experiencia que tienes. Es la conciencia que hace que todo ocurra sin estar nunca afectada por nada. Sin estar en el tiempo, sin estar en la causalidad, sin depender de nada, porque es auto-luminosa, auto-creada, es absolutamente libre. Esta conciencia es la realidad, es lo que Eres.

Esta conciencia es lo que soy, pero mi mente aún se identifica con un cuerpo y con una mente y sufre o disfruta en acordancia. Mi mente se identifica con este mundo que parece tan real y que le dedico tanta energía y pensando que es el principio y el fin de todo. Viveka es cultivar esta conciencia que eres, esta conciencia real, pura y libre. Recordarlo una y otra vez ante las mil situaciones y retos que la vida nos va poniendo delante. 

¿Quién soy? ¿Soy este cuerpo que sufre? ¿O soy esta conciencia que observa libre y dichosa viendo como el cuerpo sufre?

Cuando la Kundalini despierta, surge el discernimiento. El discernimiento es conocimiento, que es luz, y es lo único opuesto a la oscuridad.
Este destello de discernimiento es lo que me hace reconocer lo que soy realmente.
Toda la sadhana (práctica espiritual) trata de esto.
Mantenerse en Viveka es delicado, es poderoso, es mantenerse en el conocimiento, y cuando me mantengo en el conocimiento de lo que soy, solo luego surge el desapego.
Mientras no reconozco lo que soy, busco la felicidad fuera. Si no la encuentro en mi, ¿dónde la voy a buscar? En todo tipo de sensaciones, relaciones, etc. Pero si emerge Viveka (el discernimiento), entonces me reconozco como lo que realmente soy.
Es en la medida en que voy reconociendo que soy una conciencia pura que no le falta nada, sino soy un esclavo de las experiencias externas. Si alguien no me quiere, sufro. Cuanto dolor emocional, cuanto sufrimiento por no obtener aquello que yo deseaba, porque he perdido el discernimiento de saber quién soy. 

En la medida en que tengo Viveka, tengo Vairagya (desapego), y por tanto, tengo menos deseos y menos sufrimiento.
En la medida en que tengo Viveka, que reconozco lo que soy, que soy dicha absoluta, soy más y más feliz sin razón.

En la medida en que este estado que viene de este discernimiento se va haciendo sólido, ¿qué ocurre de forma natural?
Viene la práctica de Satsampatti, los Seis Tesoros de la Virtud o Atributos de la mente, que son:

1. Sama: La mente se calma. Se aquieta porque ya no busca. Porque ya ha encontrado todo. La mente busca felicidad, si la encuentra en el interior (corazón), entonces deja de buscarla fuera.
2. Dama: quietud de los sentidos. Dominio de sí mismo. Cuando mi mente está inquieta, los sentidos buscan algo para entretenerse, para darme alguna felicidad. Cuando la mente está calma, los sentidos se calman también.
3. Uparati: El recogimiento interior. Cuando la mente y los sentidos están calmados, puedo mantenerme en contemplación de forma firme.
4. Titiksá: La paciencia. Tengo más fortaleza porque no estoy tan apegado al cuerpo ni a la mente.
5. Sraddha: La fé. Es confianza en la enseñanza del maestro, porque lo empiezo a experimentar, a vivir. Lo que mi gurú me decía ya se está vivenciando en mí. Ésta viene de forma natural cuando hay menos apego. 
6. Samadhana: La estabilidad de la mente. Esto que reconozco en mí, lo empiezo a reconocer en todos los seres. Visión de igualdad. La esencia de todo lo demás es igual que mi propia esencia.

Cuando este Viveka se establece, la mente se calma, los sentidos se calman, puedo mantenerme en contemplación, tengo más fortaleza porque hay más desapego del cuerpo y la mente, tengo más fe y confianza y empiezo a ver la igualdad en todo; lo que veo en mí también lo veo en todo lo demás. 

Y de forma natural viene otra joya, “Ahimsa”. No quiero dañarme a mi mismo, no quiero dañar a nadie, a ningún ser. 
Y vendría otra guirnalda de grandes logros.

Swami Satyananda Saraswati