29 julio 2017

RENDICIÓN



Si la auto-indagación te parece demasiado difícil, entonces, tu siguiente mejor opción es rendirte o entregarte por completo a Dios.
Entrega todo, tus problemas, tu ego, tu cuerpo, tu mente, tu trabajo, tu mundo. Di: "He aquí, Dios, tómalo, no quiero nada más de esto. Soy tuyo, haz conmigo lo que quieras. Hágase tu voluntad".
Esto significa que ya no tienes nada de qué preocuparte.
Si en verdad te rindes totalmente, estarás inmediatamente radiante de felicidad, porque has dado tu ego a Dios y lo que queda es Dios. Tú no tienes cuerpo. No tienes mente. No tienes trabajo. No tienes problemas. Ha sido tu ego todo el tiempo el que te ha tenido engañado, haciéndote creer que algo está mal, y has estado jugando al escondite, tratando de encontrar a Dios aquí, allá y en todas partes, cuando todo el tiempo Dios estaba dentro de ti mismo como el Sí mismo.

Empieza a ver la verdad. Empieza a erguirte con la cabeza alta. Pierde el miedo, hazte fuerte, deja al mundo solo, se cuidará a sí mismo.
Hay un poder misterioso que guía al mundo a su destino correcto. No necesita ninguna ayuda de ti. Si estás destinado a hacer cierto trabajo en el mundo, se llevará a cabo, pero tú no tienes nada que ver con eso. Eso no significa que tienes que dejar tu trabajo o ir a sentarte a una cueva o renunciar a tu vida. Donde quiera que estés en este momento es donde se supone que debes estar. Sólo siente, "yo no soy el hacedor", y tu trabajo continuará.
No te apegues a tu trabajo, no reacciones a cualquier situación o condición, sé Tú mismo. Enfoca tu atención en la consciencia y tu cuerpo seguirá haciendo lo que ha venido a hacer aquí.
Todo está predestinado. No seas egoísta al pensar que tienes algún poder sobre los demás o que tú eres el hacedor. Es un privilegio haber nacido en esta tierra y la razón por la que has nacido es para encontrar tu Yo real. Adelante, hazlo, y sé libre.

Robert Adams 
(Foto: Thierry Dehove)