Un "buscador" es una persona bendecida, porque debido a las experiencias anteriores en diferentes vidas, ha tenido la suerte de comenzar la búsqueda de la verdad. Un buscador pasa muchos años, quizás muchas encarnaciones, buscando la verdad. Pero el error que comete es que va de maestro en maestro, del Hatha Yoga al Karma Yoga, del Bhakta Yoga al Kundalini Yoga. Va del cristianismo al hinduismo, del budismo al hinduismo, del budismo al Zen, del Zen al Tao. Y el buscador sigue adelante pasando de uno a otro, de uno a otro, de uno a otro. El buscador aún no ha practicado nada. Sólo escucha en diferentes reuniones. Lee un libro tras otro sobre todo tipo de temas. Se vuelve muy intelectual en lo que se refiere a las enseñanzas de la verdad, y es capaz de disertar de todo bajo el sol. Puede hablar de todo. Tiene todo tipo de retórica. Sabe acerca de todo tipo de temas espirituales, pero nunca ha tenido una experiencia espiritual. Y esto puede ser peligroso si no encuentra un maestro eficiente que le explique lo que está haciendo, ya que puede seguir así durante todas sus vidas, y pasar de una vida a la otra, de una vida a la siguiente, de una vida a la siguiente. Seguirá siendo un buscador, ya que el camino se vuelve interesante.
¿Sabéis a qué se parece? Se parece a un rey que te ha invitado a compartir el reino con él. Y vive en doscientos acres de tierra. La tierra es hermosa. Así que conduces hasta la entrada principal del reino y sigues el camino hacia la casa del rey, pero ves unas bonitas flores y quedas fascinado. Te olvidas del rey y te enredas en la agricultura y empiezas a plantar nuevas flores y te implicas en la plantación de flores. Pero entonces recuerdas al rey y comienzas a conducir. Pero esta vez ves unas hermosas cuevas y formaciones rocosas. Te quedas fascinado y te detienes de nuevo y te implicas en la formación de las rocos y las cuevas. Te olvidas el rey. Pasan los años y recuerdas al rey de nuevo. Así que sigues hacia adelante y esta vez ves a unas bailarinas que bailan en la hierba, en las flores, en la maleza. Te quedas fascinado con eso y te pasas años con ese tema, y así sucesivamente. Nunca llegas hasta el rey. Si hubieras llegado hasta el rey, él habría compartido el reino. Eso es lo que hace un buscador. Un buscador se queda fascinado por diferentes enseñanzas, y compra todos los libros sobre esa enseñanza particular, se convierte en un buen lector, pero nunca tiene una experiencia espiritual.
Ahora llegamos al discípulo. El discípulo es un buscador que ha sido tocado por una enseñanza. El discípulo descubre el zen y simplemente le encanta. Pero en vez de estar con un maestro, el discípulo va de un maestro zen a otro maestro zen, y a otro maestro zen. No como el buscador que va de una enseñanza a otra. Al menos el discípulo se ha establecido y se queda con el maestro por un tiempo, luego se va a otro maestro zen, y luego a otro maestro zen. Y sigue así de encarnación en encarnación.
Ahora, un devoto es completamente diferente. Un devoto ha encontrado el sendero que está buscando y el maestro que quiere. Así que se convierte en el sendero, se convierte en la enseñanza y se convierte en el maestro. Se dedica a ese sendero particular en el que está. Se convierte en algo recíproco. Un devoto se da cuenta de que el maestro de su sendero Zen ha dejado todo para enseñar el sendero, así que se ocupa de las necesidades del maestro, se asegura de que el sendero es el adecuado para todo el mundo, y se dedica por completo a ese sendero particular. Entonces, ¿qué pasa con esa clase de devoto? Muy pronto se fusiona con la consciencia del maestro y se vuelve uno con él y se convierte en un realizado.
Y esa es la diferencia básica entre un buscador, un discípulo y devoto.
Robert Adams