Páginas

18 noviembre 2015

LA GUERRA SUTIL ENTRE EL BIEN Y EL MAL



A partir del año 1999, la lucha entre el bien y el mal se ha ido intensificando en las regiones sutiles. 
Deidades y Santos han estado librando esta batalla contra fuerzas muy poderosas del mal como brujos sutiles del mundo sutil. 
Esta lucha por parte de las fuerzas del bien ocurre totalmente en lo sutil y tiene lugar a “nivel del poder existente”, el cual se puede comprender a través de la analogía del Sol. 
Cada día, cuando sale el Sol, las flores se abren. El Sol no pide a las flores que se abran o hace que las flores florezcan, puesto que esto sucede automáticamente por su presencia. 
Del mismo modo, por Su propia existencia, los Santos y Deidades omniscientes, omnipresentes y omnipotentes, libran la batalla a través de su conciencia Divina que se transmite de forma continua.

Los aspirantes de Dios que hacen práctica espiritual por el bien de la sociedad, participan en esta batalla con su poca fuerza. Cuando promueven la conciencia sobre la Espiritualidad en la sociedad (como parte de su práctica espiritual) son atacados por energías negativas de la dimensión espiritual. 
Los aspirantes son capaces de soportar estos ataques mediante el uso de métodos de sanación espiritual, a través del poder espiritual adquirido por la práctica espiritual, y por las bendiciones y la gracia de Dios que es lo más importante. 
Las fuerzas del mal en el mundo sutil también poseen energía y se la proporcionan a los elementos antisociales en el plano de la Tierra, como se muestra en el siguiente diagrama. 
Esto resulta en aquello que vemos en las noticias de televisión, que muestran un mundo cada vez más caótico por la falta de moralidad, el comportamiento demencial, el terrorismo rampante, y las refriegas y guerras.



Como la mayoría de la gente no comprende la causa o perspectiva espiritual por detrás de los tiempos caóticos actuales, trata de enfrentar la situación a través de medios físicos, tales como librar una guerra contra el terrorismo, o a nivel psicológico organizando convenciones, cumbres, etc. Sin embargo, esta no es la solución ya que todos los elementos antisociales reciben su poder de las fuerzas sutiles del mal quienes los manejan como títeres. 
Esto hace imposible eliminarlos por medios físicos o psicológicos, puesto que si incluso el peor de los elementos antisociales en el plano de la Tierra fuera eliminado, las energías negativas de alto nivel simplemente poseerían a otro antisocial dándole su poder espiritual. 
Este poder espiritual es mucho más poderoso que cualquier poder físico.

EL ESTADO EN EL QUE ESTÁ EL MUNDO ACTUALMENTE, SÓLO PUEDE SER REMEDIADO SI SE VENCE AL MAL EN EL MUNDO SUTIL.

Ésta es la razón por la cual en los años 1999-2012, Deidades y Santos lucharon con su fuerza espiritual en una batalla sutil contra brujos sutiles de alto nivel de las regiones más profundas del Infierno.

La lucha sutil estuvo en su punto máximo en 2012 y poco a poco comenzará a disminuir en los años siguientes a medida que las fuerzas sutiles del bien opriman a las fuerzas sutiles del mal. 
Los elementos antisociales que inicialmente obtuvieron su energía de brujos del mundo sutil, ya no tendrán acceso a esa energía espiritual. 
Como resultado, los elementos antisociales de la Tierra y la gente que está poseída y afectada, reducirán y serán vencidos. 
A ESTO SEGUIRÁ UNA GUERRA FÍSICA QUE AFECTARÁ A TODO EL PLANETA, PERO QUE ES NECESARIA PARA ELIMINAR DE LA FAZ DE LA TIERRA A TODOS LOS MALHECHORES Y ELEMENTOS ANTISOCIALES.
En la gran batalla física que sobrevendrá en los próximos años (y que ya estamos presenciando), junto con un aumento de los desastres naturales, la población mundial disminuirá considerablemente. 
Esta guerra física será diferente a cualquier otra que se haya visto y toda la humanidad se verá afectada. 
Las personas con un nivel espiritual por debajo de 30% tendrán más probabilidad de verse afectadas negativamente. 
Aquellos que practican el mal serán aniquilados ya que estarán luchando a favor del mal. 

Quienes no estén ni del lado del mal ni del bien, sufrirán en el fuego cruzado.

EL 2023 ES EL INICIO DEL REINO DIVINO.
El tiempo comprendido entre los años 1999 – 2023 representa un período final entre dos eras, a medida que pasamos de una edad oscura a una que será mejor a nivel espiritual. 
Durante este período de 23 años, cualquier práctica espiritual que una persona realice según los 6 principios básicos de la espiritualidad (ver este enlace: http://www.spiritualresearchfoundation.org/…/principios-bas…) la beneficiará inmensamente. 

Esto se debe a que Dios les da a los aspirantes espirituales la gracia del progreso espiritual cuando hacen práctica espiritual incluso en tiempos adversos.

Después de la lucha entre el bien y el mal, cuando las fuerzas demoníacas sutiles hayan sido totalmente sometidas, dejarán de luchar y se irán para hacer práctica espiritual rigurosa y recuperar la fuerza espiritual que les permita volver a tratar de luchar por la supremacía en el universo. 
Asimismo, como resultado de la derrota de las fuerzas demoníacas, vendrá un período en el que predominará el Reino Divino en la Tierra y en todas las regiones por encima de la Región de las Tinieblas. 

Comenzará primero en todas las regiones sutiles por encima de la Tierra y luego proseguirá en la Tierra.

Estamos en un momento decisivo en la historia de la humanidad. 
Después de la lucha física, habrá un período de prueba y error mientras el mundo se adapta a la nueva situación mundial y se organiza. 
Durante este tiempo, el potencial para llevar adelante el Reino Divino estará en las personas que sobrevivan. 
Esto continuará hasta el año 2023. 
Después de este período de cambio, la humanidad experimentará casi mil años de paz. 

En la nueva era, se renovará el despertar espiritual y el florecimiento de disciplinas como la ciencia del Āyurvēda, hasta ahora no aceptada por el mundo moderno como ciencia dominante.

Resumiendo: Para los aspirantes espirituales de Dios (el Ser) que desean crecer espiritualmente, estos 23 años representan una oportunidad única para el crecimiento espiritual. Cada esfuerzo que se haga para realizar a Dios (el Ser) en estos años tendrá un efecto multiplicador.

Los malhechores y los elementos antisociales en la Tierra, se convierten en marionetas en manos de las energías negativas sutiles. Es por eso que para reducir la fuerza de las energías negativas, todos los aspirantes deben aumentar la práctica espiritual mediante el rezo, la meditación y la devoción a Dios. Ayudar en la difusión de la Espiritualidad haciendo al mismo tiempo esfuerzos para reducir el ego y los defectos de personalidad, da como resultado un crecimiento espiritual rápido.

Fuente: http://www.spiritualresearchfoundation.org/es/el-bien-y-el-mal-lucha
Ver también "La Tercera Guerra Mundial y el Armagedón": http://www.spiritualresearchfoundation.org/es/tercera-guerra-mundial-predicciones?gclid=CPu5qOjPmMkCFSoEwwodfWYBaQ 

04 noviembre 2015

APRENDIENDO A VIVIR EN EL SER



Lo primero que debes comprender es qué significa la consciencia. 
Vas andando, eres consciente de muchas cosas: de las tiendas, de la gente que pasa a tu lado, del tráfico, de todo. Eres consciente de muchas cosas, pero eres inconsciente solo de una cosa; y esa cosa eres tú.
Vas andando por la calle, eres consciente de muchas cosas, y no eres consciente de ti mismo.
Constantemente, estés donde estés, recuérdate a ti mismo; de la presencia Yo Soy.

Hagas lo que hagas, por dentro debes seguir haciendo una cosa continuamente: ser consciente de que tú lo estás haciendo.
Si estás comiendo, sé consciente de ti mismo. Si estás andando, sé consciente de ti mismo. Si estás escuchando, si estás hablando, sé consciente de ti mismo. Cuando estés irritado, sé consciente de que estás irritado. En el momento mismo en que aparezca la ira, sé consciente de que estás irritado.
Este constante acordarse de uno mismo, crea en ti una energía muy sutil, un verdadero centro.
Normalmente, no hay verdadero centro, solo una floja combinación de muchas cosas sin ningún centro.

La consciencia, ser consciente de ti mismo, es lo que te convierte en jefe, en presencia.
Hagas lo que hagas, y aunque no hagas nada, una cosa debe estar constantemente en tu consciencia: que tú eres.
Esta simple sensación de ser uno mismo, de que uno es, crea un centro, un centro de quietud, un centro de silencio, un centro de dominio interior. Es una potencia interior.
Por eso los budas hablan del «fuego de la consciencia». Es un fuego.
Si empiezas a hacerte consciente, empiezas a sentir en ti una nueva energía, un nuevo fuego, una nueva vida. Y gracias a esta nueva vida, nuevo poder, nueva energía, muchas cosas que te estaban dominando se disuelven. Ya no tienes que luchar con ellas.
En cuanto empiezas a ser más fuerte por dentro, con una sensación de presencia interior, cuando sientes que eres, tus energías se van concentrando, cristalizan en un punto único, en el Yo Soy.

Hagas lo que hagas, hazlo recordándote a ti mismo como presencia Yo Soy. 
Para ello, debes profundizar en ti mismo; ir a las profundidades… Estando consciente y alerta. De lo contrario, permanecerás en la superficie, distraído, y olvidado de ti mismo como presencia consciente.
Cuando eres consciente de ti mismo, no hay identificación; el falso yo, el yo separado o también llamado ego, se disuelve, desaparece… Y al desaparecer la identificación con tu cuerpo físico-mental-emocional, lo único que queda es presencia, espacio, quietud, paz, un sentido de estar siendo. Y esto es liberación.

Este centro se crea estando continuamente consciente, constantemente consciente.
Sé consciente de lo que estás haciendo; de que estás sentado, de que te vas a dormir, de que te está llegando el sueño, de que estás cayendo. Intenta ser consciente en todo momento, y entonces empezarás a sentir que en tu interior nace un centro.

Frecuentemente, no estamos centrados. A veces nos sentimos centrados, pero son momentos en los que una situación nos hace conscientes.
Si de pronto se produce una situación muy peligrosa, empezarás a sentir un centro dentro de ti; porque cuando estás en peligro, te vuelves consciente.
Si alguien va a matarte, en ese momento no puedes pensar; en ese momento no puedes seguir inconsciente; toda tu energía está centrada, y ese momento se vuelve sólido. No puedes moverte hacia el pasado, no puedes moverte hacia el futuro, toda tu atención está en este momento, el presente, aquí y ahora. Estás completamente alerta, atento. Este momento concreto se convierte en todo. Y entonces, no solo eres consciente del asesino, sino que te haces consciente de ti mismo, el que va a ser asesinado. En ese sutil momento empiezas a sentir un centro en tu interior.

Vas conduciendo un coche, cada vez a más velocidad, hasta que la velocidad se convierte en peligrosa. Entonces no puedes pensar; los pensamientos cesan. Entonces no puedes soñar. Entonces no puedes imaginar. Entonces el presente se vuelve sólido. En ese momento peligroso, cuando la muerte es posible a cada instante, te haces súbitamente consciente de un centro en tu interior.

Así pues, procura estar consciente en toda actividad normal. Inténtalo cuando estés sentado en tu butaca: sé consciente del que está sentado. No solo de la butaca, no solo de la habitación, y de la atmósfera que te rodea. Sé consciente del que está sentado. Cierra los ojos y siéntete; profundiza y siente tu propia presencia Yo Soy.

Cuanto más inconsciente estés, más alejado estás de ti mismo. Cuanto más consciente, más te acercas a ti.
Si la conciencia es total, estás en el centro. Si hay menos conciencia, estás cerca de la periferia, en la superficie. Cuando estás inconsciente, estás en la periferia, donde el centro está completamente olvidado.

Puedes moverte hacia la periferia, y entonces te mueves hacia la inconsciencia.
Te sientas a ver una película, te sientas en alguna parte a escuchar música, y te olvidas de ti mismo. Entonces estás en la periferia.
Leyendo un libro, te puedes olvidar de ti mismo; entonces estás en la periferia, en la superficie, navegando y sumergido en tus propios pensamientos y emociones.
Hagas lo que hagas, si puedes recordarte a ti mismo, estás más cerca del centro. Y un buen día, de pronto, te encuentras centrado. Entonces tienes energía. Esa energía es el fuego. Toda la vida, toda la existencia, es energía, es fuego.

Es un trabajo constante, largo y dificultoso; y se hace difícil mantenerse consciente aunque solo sea un momento; la mente está parpadeando constantemente. Pero no es imposible. 
Es arduo, difícil, pero no es imposible. Es posible, es posible para todos. Solo se necesita esfuerzo, constancia y atención. No hay que dejar sin tocar nada del interior. Toda atención debe ser puesta a la consciencia, al estado de presencia, al Yo Soy; solo entonces descubrirás la llama interior. Está ahí, siempre está ahí.

Esfuérzate por mucho que fracases. Fracasarás una y otra vez.
Pero hasta los fracasos te servirán de ayuda.
Cuando dejas de ser consciente, aunque haya sido un momento, sientes por primera vez lo inconsciente que estás.

Vas andando por la calle y no puedes dar más que unos cuantos pasos sin volver a la inconsciencia. Una y otra vez, te olvidas de ti mismo. Te pones a leer un cartel y te olvidas de ti mismo. Pasa alguien, lo miras y te olvidas de ti mismo. Te distraes y dejas de permanecer consciente de ti mismo.


Eugen Herrigel estaba aprendiendo con un maestro zen.
Estuvo tres años aprendiendo tiro con arco y el maestro siempre le decía: «Bien. lo que haces está bien hecho, pero no es suficiente».

Herrigel se convirtió en un maestro arquero. Su puntería llegó a ser perfecta al cien por cien, y el maestro seguía diciéndole: «Lo haces bien, pero no es suficiente».

-¡Con una puntería cien por cien perfecta! -decía Herrigel-. Pero ¿qué esperas de mí? ¿Cómo puedo mejorar más? Con una puntería cien por cien perfecta, ¿cómo puedes esperar más?

El maestro zen le respondió:
-A mí no me interesa tu pericia con el arco ni tu puntería. Me interesas tú. Te has convertido en un técnico perfecto, pero cuando tu flecha sale del arco, no eres consciente de Ti mismo, así que no sirve de nada. No me interesa si la flecha da en el blanco. ¡Me interesas tú! Cuando la flecha sale disparada del arco, también por dentro debe dispararse tu consciencia. Aunque no acertaras en el blanco, no tendría importancia, pero donde no debes fallar es en el blanco interior, y en ese estás fallando. Te has convertido en un técnico perfecto, pero eres un imitador.

Con el tiempo, Herrigel se desanimó y un día dijo:
-Lo dejo. Me parece imposible. ¡Es imposible! Cuando apuntas a un blanco, tu consciencia va al blanco, al objeto, y si quieres ser un buen arquero, tienes que olvidarte de ti mismo, recordar solo el objetivo, el blanco, y olvidarte de todo. Solo debe existir el blanco.

Pero el maestro zen le forzaba continuamente a crear otro blanco en su interior. La flecha debe ser una flecha doble: que apunte hacia el blanco exterior y apunte continuamente al blanco interior... al Yo (el Ser, la Presencia, el Yo Soy).

Herrigel dijo:
-Me marcho. Me parece imposible. No puedo cumplir tus condiciones.

El día de su partida, Herrigel estaba sentado. Había ido a despedirse del maestro, y el maestro estaba apuntando a otro blanco. Había otro aprendiz, y por primera vez Herrigel no estaba implicado; solo había ido a despedirse y esperaba sentado.
En cuanto el maestro terminara su lección, él se despediría y se marcharía. Por primera vez no estaba implicado.
Pero entonces, de pronto, se hizo consciente del maestro y de la consciencia de doble flecha del maestro.
El maestro estaba apuntando. Durante tres años, Herrigel había estado continuamente con el mismo maestro, pero estaba más interesado en sus propios esfuerzos.
No había visto nunca a este hombre, lo que estaba haciendo. Por primera vez vio y comprendió... y de pronto, espontáneamente, sin esfuerzo, se acercó al maestro, le quitó el arco de las manos, apuntó al blanco y disparó la flecha. Y el maestro dijo:
-¡Muy bien! por primera vez lo has hecho. Estoy contento.


¿Qué había hecho?
Por primera vez se había centrado en Sí mismo.
El blanco estaba allí, pero también Él estaba allí, presente.

Así pues, hagas lo que hagas, cualquier cosa, es necesario que tires con arco.
Hagas lo que hagas, aunque sea estar sentado, sé dos flechas. Recuerda lo que está pasando fuera y recuerda también quién está dentro.



Enseñanzas extraídas de Osho, 
del libro “Conciencia. La clave para vivir en equilibrio”.