Acumulas pasado... te aferras a él, pero el pasado ya se fue.
¿Por qué te aferras a él?
No puedes hacer nada con él, no puedes retroceder, no puedes deshacerlo... ¿por qué te aferras a él?
Porque lo consideras un tesoro. Y si crees que es un tesoro, es lógico que tu mente quiera revivirlo una y otra vez en el futuro.
Pero tu futuro no puede ser otra cosa más que tu pasado modificado... un poco retocado, un poco más decorado, pero va a ser lo mismo porque la mente no puede pensar en lo desconocido. La mente solo puede proyectar lo conocido, lo que ya sabes.
Hagas lo que hagas en el futuro, no será más que una continuación del pasado, a no ser que despiertes la consciencia.
Te enamoras de una mujer y la mujer muere.¿Cómo vas a encontrar ahora otra mujer?
La otra mujer va a ser una forma modificada de tu difunta mujer; es la única manera que conoces.
Estaba el mulá Nasruddin en su lecho de muerte y alguien le preguntó: «Si te concedieran otra vida, ¿cómo la vivirías Nasruddin ¿Harías algún cambio?»
Nasruddin consideró la cuestión con los ojos cerrados, se lo pensó, lo meditó, y después abrió los ojos y dijo: «Sí; si me concedieran otra vida, me peinaría con la raya en el medio. Siempre quise hacerla, pero mi padre siempre insistió en que no me peinara así. Y cuando mi padre murió, el pelo se me había condicionado de tal modo que ya no podía peinarme con la raya en el medio.»
¡No te rías!... Si te preguntaran qué harías si volvieras a vivir, introducirías pequeños cambios como ese. Un marido con una nariz distinta, una esposa con un tipo distinto, una casa más grande o más pequeña... pero todo eso es como peinarse con la raya en el medio: trivialidades, cosas no esenciales. Tu vida esencial seguiría siendo la misma. Lo has hecho muchas, muchísimas veces. Se te han concedido muchas vidas. Has vivido muchas veces; eres muy, muy antiguo. Eres tan antiguo como la existencia; y así debe ser porque eres parte de ella.
Eres muy antiguo, pero has repetido los mismos patrones una y otra vez. La mente se proyecta a sí misma, y la mente es el pasado, así que tu futuro no va a ser distinto del pasado.
¿Y qué es el pasado? ¿Lo que has hecho en el pasado?
Hayas hecho lo que hayas hecho, bueno o malo, lo que sea, ello crea su propia repetición. Esa es la teoría del karma.
Cada acción que ejecutas, cada cosa que piensas, tiene su manera de persistir y repetirse una y otra vez.
Estás irritado, se te pasa el mal humor y crees que ya no estás irritado. Pero te equivocas. Aunque se ha pasado el mal humor, no ha ocurrido nada. La ira estaba en la superficie hace unos minutos; ahora ha pasado al subconsciente, a las profundidades de tu ser. Allí aguardará a que vuelva a llegar su momento. Es como una semilla bajo tierra, esperando la oportunidad adecuada, y entonces brotará otra vez a la superficie.
Has vivido basado en hábitos. El hábito persiste, tiene una energía propia. Poco a poco, el hábito se convertirá en el señor, y tú serás solo un sirviente, una sombra. Los hábitos te obligan a hacer ciertas cosas; eres una víctima. Los hindúes llaman a esto la teoría del karma. Eres prisionero del hábito, vives como un preso, como un esclavo. Y la prisión está constituida por tus hábitos y condicionamientos y con los actos que has realizado.
La ira surge de antiguas pautas que vienen del pasado. Y cuando surge la ira, tú procuras encontrar una excusa. Así es como tu ego sigue pensando que todavía eres tú quien manda. Pero no eres tú.
Si no te das cuenta de esto, seguirás siendo siempre un esclavo.
El dominio de uno mismo se adquiere cuando uno se da cuenta: «Soy absolutamente responsable de todo lo que me ocurre. Ocurra lo que ocurra, sin condiciones, el responsable absoluto soy yo.»
Solo puedes dejar de ser un esclavo de tus hábitos cuando te das cuenta de ellos, cuando tomas consciencia, cuando despiertas.
Osho