Ante una situación muy dolorosa, cuando sentimos que nuestro barco se hunde, que no somos capaces de mantenernos a flote, que no conseguimos lo que queremos en la vida, el reconocimiento que creemos merecer, o que nuestros problemas no paran de crecer, hemos de pararnos y averiguar la causa: ¿Qué hay en mí que crea ésto y qué puedo hacer para resolverlo?.
Es decir, hemos de aceptar la situación en sí misma, y sin buscar culpables, asumir que es uno mismo quien tiene el problema y solo uno mismo puede resolverlo.
¿Y de qué manera resolverlo?
Hemos de cambiar nosotros, nuestro interior, para que luego sea el exterior el que cambie.
Hemos de cambiar nosotros, nuestro interior, para que luego sea el exterior el que cambie.
Todo lo que es adentro, es afuera; si yo vibro con emociones negativas, como la ira, el enojo, la ansiedad, preocupación, tristeza, egoísmo, etc. el exterior me reflejará estas emociones, por lo tanto, no podemos esperar un exterior positivo.
Aceptar no es fácil, para poder aceptar, primero debemos comprender.
Estos son los pasos previos a los que recurrimos:
1. NEGACIÓN. En primer lugar negamos lo que está ocurriendo, como si la situación no estuviera sucediendo. Mientras negamos, no asumimos la realidad. Desgastamos tiempo y energía, pues negar no hace que el conflicto deje de existir.
2. IRA. Después de negar, surge el enfado; empiezas a ver que todas las injusticias del mundo recaen sobre ti. No puedes evitar que esa rabia interior se extienda a otras áreas de tu vida afectándote. Estarás más despistado, y menos concentrado en tu vida en general. No puedes quitarte el enojo y lo llevas puesto contigo en todo momento. Entonces estás irradiando esa emoción al exterior, y como consecuencia, atraes más de lo mismo.
3. NEGOCIACIÓN O REGATEO. Tu mente urdirá planes que te harán enfrentarte a la situación, pero será desde la rabia, con lo cual los efectos serán cada vez más negativos y menos propicios para ti.
4. DEPRESIÓN. Sientes que no puedes hacer nada. Te vas hundiendo, sintiéndote víctima inocente sin salida. Eres incapaz de encontrar una solución, de reponerte, de hacer justicia. Te conviertes en un blanco fácil para los depredadores porque ya no tienes fuerza.
5. ACEPTACIÓN. Justo cuando parece que no puedes salir del hoyo, cuando tu mente controladora se ha rendido agotada, es cuando sin remedio y ya sin resistencia aceptas y la solución aparece ante tus ojos con una claridad tan nítida que te sorprende no haberlo visto antes.
Todos estos pasos que damos antes de llegar a la aceptación, nos desgastan, nos quitan energía, y nos sumergen en un estado profundo de sufrimiento.
Cualquier problema, conflicto, situación hostil que estés viviendo, está en ti. Buscar fuera no soluciona nada, tan solo es una pretensión de hallar culpables para salirte de rositas y eso nunca funciona. Porque eres tú quien está viviendo la situación incómoda, por eso eres tú quien ha de resolverla. Desde la negación, la ira, el regateo o la depresión jamás lo harás ya que justamente son las barreras que te impiden esa toma de conciencia necesaria para la aceptación.
Solo asumir y aceptar que el problema está afectando negativamente tu vida, te aportará la calma y reflexión necesarias para poder reparar todo lo dañado. Un ser capaz de resolver sus conflictos con inteligencia y creatividad, una persona que no cae víctima de las circunstancias externas porque sabe que todo problema tiene una solución inteligente.
Cuanto antes aceptes, antes resuelves.
Camino al despertar