02 diciembre 2017

EL COMPLEJO MENTAL



Según el Ayurveda, el Yoga y el Budismo, el complejo mental se puede dividir en dos grupos: la parte externa de la mente y la parte interna.

1. Parte externa: BAJIKARANA. Es el instrumento externo de la mente.

La parte externa está compuesta por:
1.1. JÑANENDRIYAS: Son los 5 sentidos, vista, olfato, gusto, tacto y oído.

1.2. KARMENDRIYAS: Son los 5 sentidos en acción. Son las 5 maneras en las que devuelvo mi interacción con el mundo.

2. Parte interna: ANTAHKARANA. Es el instrumento interno de la mente.

La parte interna está compuesta por:
2.1. EGO: Es la parte más densa de mi Ser. Está compuesto por el elemento tierra.

2.2. MANAS: Es la mente cotidiana, el continuo de pensamientos, el ruido de mi cabeza. Manas va en conjunto con el ego. Manas es es la parte inferior de la mente y está compuesta por los pensamientos y emociones.
2.2.1. Pensamiento: Compuestos por el elemento aire.
2.2.2. Emociones: Compuestas por el elemento agua.

2.3. BUDDHI: Significa intelecto. Es la mente consciente. Está compuesta por el elemento fuego. El Buddhi es donde tomamos consciencia de las cosas. Buddhi es el puente entre el ego y Chittam. 

2.4. CHITTAM: Es la parte más sutil del Ser. Está compuesta por el elemento éter (espacio). Es donde están registradas todas las memorias de mis experiencias de todas mis vidas pasadas. Son los Registros Akáshicos. 

A través del Bajikarana se recibe la información, que luego Antahkarana tiene que procesar, y luego sale una respuesta.

Cuando nos identificamos con el mundo de la forma (el cuerpo, los pensamientos, las emociones, nuestra historia, etc.) es cuando surge el ego. 
El ego vive de la separación; él solo ve las formas manifestadas que están separadas las unas de las otras, pero no ve la esencia que está más allá de la forma.
El sentido de separación es la causa del miedo. El ego, al sentirse separado del resto, tiene miedo porque se siente amenazado por los demás y tiene miedo de quedarse solo.
La separación es la principal responsable del conflicto; cuando me siento separado del otro, busco reforzar mi sentido de ser alguien, busco competir con el otro, juzgo al otro, etc. todo para reforzar mi sentido de identidad. 
Todo lo que venga del ego, va a tener un resultado negativo, va a generar sufrimiento.

Al vivir desde el ego, vivimos atrapados por un patrón de condicionamiento mental, el cual vamos reproduciendo una y otra vez por impulso, quedando totalmente presos de los samskaras y de las garras del diálogo interior de la mente.
No somos conscientes de ello, y nuestra vida queda totalmente revestida de sufrimiento.

Cuando los seres humanos estamos atrapados en el ego, Buddhi está dormido. Entonces, vivimos como un piloto automático reproduciendo samskaras y vasanas. 
Para comprender un poco esto, vamos a ver qué significa samskaras y vasanas.

Toda acción, pensamiento o palabra, deja impresiones en el subconsciente y en el alma. Estas impresiones se llaman samskaras. 
Los samskaras influenciarán y matizarán tu naturaleza personal, tu carácter, estado moral o mental, pensamientos, palabras, la forma de responder hacia personas o circunstancias, emociones, actitudes, gustos y disgustos, deseos, sensaciones; en concreto, tu vida misma. 
Los samskaras son el producto de las acciones pasadas, tanto de tu vida actual como de vidas anteriores. Y éstas también pueden influir sustancialmente en el éxito o fracaso en numerosos aspectos de tu vida.

Los samskaras pueden definirse como activadores o catalizadores de la conducta humana. Toda actividad en pensamiento, palabra, acción u omisión, así como toda reacción, están influenciadas por nuestros samskaras. 
Es decir, los samskaras son un conglomerado de las acciones que hemos realizado a lo largo de las eras. Son las diversas impresiones que se han reunido en la mente subconsciente.
Por ejemplo: si en numerosas vidas pasadas fuiste un criminal, entonces, en esta encarnación tenderás a comportarte de la misma forma. De igual manera, si en varias vidas previas fuiste una persona que siempre trató de ayudar a los demás, por consiguiente, en esta vida sentirás la necesidad de seguir ayudando a los demás.

Los samskaras son las impresiones creadas a través de la experiencia, que al acumularse en el alma o subconsciente forman vasanas. La repetición de un mismo tipo de acción crea en ti un hábito o tendencia, el cual, se llama vasana.

Los pensamientos, usualmente, generan palabras y acciones. 
Las palabras y acciones repetidas, a menudo forman hábitos. Y al repetirse en muchas vidas sucesivas, esos hábitos se refuerzan, traduciéndose en tendencias o inclinaciones en nuestra conducta (los vasanas). 
Los vasanas influencian nuevamente los procesos de pensamiento y reacciones de la mente, derivando una vez más en acciones.

Cuando uno muere, todos los samskaras y vasanas quedan en su alma, y al encarnar nuevamente, éstos se manifestarán influenciando sus pensamientos, palabras y acciones. Existen samskaras y vasanas muy arraigados en ti, que son aquellas acciones tanto positivas como negativas que has repetido en numerosas ocasiones formando fuertes hábitos o tendencias como consecuencia; éstas influenciarán en una forma contundente tu vida misma. Sin embargo si tus samskaras y vasanas fuesen de poco peso, entonces no ejercerán gran influencia sobre ti.

Los samskaras y vasanas, ya sean buenos o malos, transmigran de encarnación en encarnación. No se pueden perder o desaparecer así como así, pues perduran más allá del tiempo y el espacio.

El karma, es decir tus acciones, es influenciado por tus samskaras. Que son las impresiones que quedan en el alma o subconsciente debido a acciones pasadas.
Tus vasanas son los hábitos o tendencias que has adquirido. 
Algunas personas presentan tendencias innatas hacia prestar ayuda a otros, así como a realizar constantemente buenas acciones. Estos individuos han construido, en el pasado, vasanas correctos dentro de sus almas. Otros, sin embargo, siempre están causando problemas, sienten placer al golpear a sus semejantes o continuamente se están burlando de ellos; esto es debido a que en el pasado han creado vasanas incorrectos. 
Debemos entender que la mayor parte de nuestro actuar, en pensamiento, palabra o acción, se debe a los hábitos o tendencias que hayamos adquirido, ya sea en esta existencia o en vidas pasadas. Los samskaras y los vasanas tienen una influencia definitiva en nuestra conducta.

Ejemplo de samskaras y vasanas:

Antonio fue un jugador empedernido de cartas en una encarnación pasada. Si en esta vida se reúne nuevamente con jugadores de póker, él podrá mostrar una pasión natural por el juego, aunque jamás haya jugado al póker en esta vida. Esto es debido a las impresiones que han quedado grabadas en su alma por sus anteriores acciones. 
Estos samskaras, que en este caso sería jugar a las cartas en numerosas ocasiones, han creado un vasana, el hábito de jugar.

Así como una persona llena de bondad y amor por los demás tenderá a mostrar este tipo de cualidades en esta vida o en vidas sucesivas, así mismo un criminal tenderá a manifestar sus cualidades negativas. 
Si visitas un jardín de niños, un kindergarden, podrás observar claramente los diferentes patrones de conducta que se dan en los niños. Algunos pequeños constantemente causan problemas, mientras que otros son calmados y bien portados. Surgen interrogantes en nuestra mente tales como: “¿por qué es este niño tan negativo? ya no lo soporto más,” o “Carlitos es un niño tan dulce, tierno y comprensivo que en el futuro seguramente se ordenará como sacerdote, siempre está tratando de ayudar a los demás.” 
Las diferentes personalidades en las personas están fuertemente influenciadas por sus samskaras y vasanas.

El ser humano se genera a sí mismo mucho sufrimiento a lo largo de su vida debido a la ignorancia; que es tener el hábito de recrear conductas que yo he aprendido o he heredado de mis antepasados o de otras vidas. Conductas en las relaciones, conductas emocionales y hábitos de pensamiento.
Ante una situación determinada, actuaré de una forma determinada en función de mi estado de consciencia. Entonces, cada vez que experimente la misma situación, actuaré de la misma manera una y otra vez, reforzando esta acción, que acabará siendo una reacción. Reacción es cuando actúo por hábito, por impulso, sin pensar. Y este hábito condicionado por mis pensamientos y emociones es lo que se llama los Samskaras y vasanas.
Es una ola que viene fluyendo del pasado que yo retomo y sigo actuando.
Cuando actuamos sin consciencia, sin cuestionarnos estas conductas, sin discernirlas, acabamos generando hábitos emocionales muy similares a los de nuestros padres, abuelos, etc. Estos hábitos son las vasanas.

Nos pasamos la vida repitiendo los mismos patrones mentales condicionados, sin tener libre albedrío para poder cambiarlos. Por tanto, vivimos en un océano de sufrimiento, en el que una y otra vez vamos repitiendo los mismos hábitos del pasado. Esto es la ignorancia.

Esta ignorancia está determinada por los samskaras y vasanas.
Son las diversas impresiones que se han reunido en la mente subconsciente. Un conglomerado de las acciones que hemos realizado a lo largo de las eras.
Es decir, viene un estímulo y reaccionamos en función de las experiencias que hemos vivido en el pasado.

Nos pasamos reproduciendo cosas de nuestro pasado. Nos volvemos reproductores de nuestros samskaras. Y esto es a nivel colectivo. Somos reproductores del patrón subconsciente del colectivo. Por tanto, no tenemos control sobre nosotros mismos, sino que es la mente la que nos tiene controlados y esclavizados. Y así, no tenemos libre albedrío, no somos libres.


En los Upanishads, los textos antiguos de la India, se explica cómo es el Complejo Mental:


Nuestro complejo mental son 5 caballos salvajes que corresponden a nuestros 5 sentidos (los Jñanendriyas). Cada caballo, corresponde a un sentido: la vista, el olfato, el gusto, el tacto, y el oído.
Para el Ayurveda no son solo 5 sentidos de percepción, sino que son 5 sentidos de percepción que se corresponden con 5 sentidos de acción (los Karmendriyas: que son las 5 maneras en las que devuelvo mi interacción con el mundo).
Así que son 10 sentidos: 5 de percepción y 5 de acción.
Los 5 sentidos de percepción son los Jñanendriyas. Son los 5 sentidos con los que incorporo información a mi ser. La vista, el olfato, el gusto, el tacto y el oído.
Los 5 sentidos de acción son los Karmendriyas. Son las 5 maneras en las que yo devuelvo mi interacción con el mundo. 

Cada sentido que adquiere conocimiento, expresa también otro sentido asociado al conocimiento:
La vista está relacionada con los pies. Porque donde pongo mi visión, mi atención, hacia allí voy. Corresponden al elemento fuego. 
El olfato está relacionado con el ano. Porque recibe y da olor. Corresponden al elemento tierra.
El gusto está relacionado con los genitales. Corresponden al elemento agua. Si la lengua no está húmeda, no hay gusto. En los genitales está el agua de la Vida; a partir de los genitales nace la vida.
El tacto está relacionado con las manos, agarrar. Es la capacidad de tomar el mundo. La manera en la que puedo percibir el mundo. Corresponden al elemento aire.
El oído está relacionado con la voz, el habla. Todo aquello que escucho es lo que acabaré hablando. Primero debo escuchar para poder hablar. Corresponden al elemento espacio. 

De los 5 caballos salen unas riendas. Las riendas es la mente.
La mente no gobierna a nadie, solo son las riendas. Para el Ayurveda, la mente es tan solo una herramienta. Una herramienta a utilizar por alguien; no que esa herramienta nos utilice a nosotros. 
La mente son los pensamientos, y de los pensamientos surgen las emociones y el ego.
El pensamiento nunca puede ser la Verdad, está totalmente condicionado.

¿Quién gobierna la mente? El intelecto. Que está representado por el jinete. El intelecto también se llama Buddhi, y es el que gobierna la mente.
Hay una gran diferencia entre la mente y el intelecto.

Más allá del intelecto (Buddhi), está la Conciencia. Por tanto, la mente, el intelecto y la Conciencia son los tres niveles mentales para el Ayurveda.

El carruaje es el cuerpo y encima del carruaje está otro jinete que es el ego, la persona.
Este segundo jinete, la persona, no tiene las riendas de los caballos. No tiene el control de los 5 sentidos. Quien realmente tiene el control de los sentidos es el intelecto. La persona (ego) vive en piloto automático, es decir, inconsciente, con el intelecto dormido, reproduciendo los samskaras y vasanas (condicionamientos mentales y patrones establecidos).

El camino que nos tocó vivir es karma.
Si el intelecto (Buddhi) está dormido, ¿quién maneja las riendas (mente)? Nadie. Entonces, los 5 sentidos no están siendo manejados por nadie, y por tanto, hay un descontrol de los 5 sentidos. La persona que tiene el intelecto dormido es un esclavo de sus sentidos; cae en las pasiones terrenales y los placeres animales.


Para dejar de estar atrapados en nuestros propios samskaras y vasanas, es fundamental despertar Buddhi, el intelecto. Y para poder hacerlo debemos dejar de estar identificados con los pensamientos, el cuerpo y las emociones. 

¿Cómo podemos hacerlo?

Debemos dar suma importancia a la práctica del silencio, silenciar nuestra mente pensante. Podemos hacerlo a través de la meditación, la auto-observación y la auto-indagación. 
Se trata de observar nuestros pensamientos y tomar consciencia de que no somos nuestros pensamientos, sino que somos la consciencia que los observa.
Cuando vemos claramente que somos la consciencia que observa los pensamientos, automáticamente, nos desapegamos de ellos. Aquí es cuando Buddhi despierta.
Y cuando Buddhi despierta, entonces, sí tendremos libre albedrío para poder elegir cómo queremos actuar. Ya no seremos presos de los samskaras y vasanas, siendo empujados a reaccionar según los patrones mentales condicionados, sino que podremos elegir cómo accionar. Y esto es libertad.

Por ejemplo: 
Por la mañana me levanto con el tiempo justo para ir al trabajo. Preparo el desayuno para mis hijos pequeños y desayunamos juntos. El menor de los dos, derrama la leche por toda la mesa y se ensucian mis pantalones. Justo en este momento, tengo dos opciones: reaccionar de manera impulsiva, reproduciendo mis samskaras o ser consciente y elegir cómo voy a actuar.
Si me dejo llevar por mis samskaras, que es mi inconsciencia, muy probablemente me pondría furioso y gritaría a mi hijo menor con mucha ira. Y como consecuencia, él lloraría, los niños llegarían tarde a la escuela y yo al trabajo. Como resultado, sufrimiento y dolor.
En cambio, si en el momento justo en que empiezo a sentir la emoción de enojo e ira, me doy cuenta, entonces, antes de reaccionar inconscientemente reproduciendo un samskara, lo que hago es elegir cómo voy a actuar. Elijo conscientemente cómo actúo y elijo no crear sufrimiento para mi hijo ni para mí. Por tanto, cariñosamente, sonrío a mi hijo y le digo que no se preocupe, que no ha sido nada. Me cambio el pantalón, llevo a los niños al colegio y a continuación voy al trabajo. Todo ha transcurrido armoniosamente, sin emociones negativas, sin sufrimiento.


Cuando empezamos a meditar en silencio, a pararnos a observar nuestros pensamientos y emociones, a observar quiénes somos en realidad, entonces, empezamos a despertar el intelecto que estaba dormido. Despertamos Buddhi.
Cuando despertamos Buddhi, nuestra parte consciente del complejo mental, adquirimos el don del libre albedrío. Y es cuando podemos ir trascendiendo los samskaras y vasanas e ir liberándonos de la rueda de la inercia del sufrimiento.
Este paso es fundamental y muy importante para dejar de crear más sufrimiento para mí y para los demás.
Entonces, ante una situación determinada, lo que antes hubiera hecho desde el ego, que es reaccionar de manera inconsciente a un patrón ya establecido de manera inconsciente, ahora, a través del intelecto puedo observar toda la escena (situación, mis pensamientos, emociones) y poder elegir cómo quiero actuar (no reaccionar). Y al ser consciente, voy a elegir siempre mis acciones para evitar generar conflicto y que pueda haber paz en los demás y en mí mismo.
Es decir, al poder elegir cómo actuar ante una situación, elegiré apartarme de todos aquellos aspectos que puedan perturbar mi paz interior y la de los demás. Y cultivaré siempre acciones que aporten paz, que beneficien a los demás y a mí mismo.

Todas las personas del mundo, lo que más desean realmente es vivir en paz.
Una persona consciente, siempre va a realizar acciones buscando el beneficio para que los demás estén en paz y también uno mismo. Por tanto, la persona consciente siempre realizará acciones para generar paz hacia los demás y hacia sí misma.
Recordemos que todos somos una sola consciencia, somos una unidad, y todo lo que hacemos a los demás, nos lo hacemos a nosotros mismos. Buscar siempre la paz para los demás, es encontrar la paz para uno mismo.

Para poder despertar la consciencia es fundamental acallar el diálogo interior, la voz de la mente. Para poder acallarlo, debo practicar la observación; observar mis pensamientos y emociones sin estar identificado con ellos. Que haya espacio entre el pensamiento o emoción y lo que soy. De esta manera puedo soltar los pensamientos sin quedarme atrapado en ellos.
La práctica de meditación, de auto-observación y auto-indagación me permite observar los pensamientos y no identificarme con ellos. A medida que voy practicando todos los días, voy reforzando la Presencia que soy y por tanto, el ego se va debilitando poco a poco.
El ego se irá debilitando y llegará un día en que el ego desaparecerá. Estaré totalmente establecido en mi Ser.

La iluminación es un concepto que significa estar totalmente establecido en el Ser que Soy, en la Paz que soy, en el Amor que Soy, habiendo purificado y trascendido todas las perturbaciones mentales (samskaras y vasanas). Cuando llegamos a este estado, ya nada de lo que suceda puede perturbar nuestra paz interior. Somos libres.


El "yo", la persona, el ego, que es lo mismo, cree que tiene libre albedrío pero no es así.
El libre albedrío del que hablamos aquí no es el mismo libre albedrío que por ejemplo: decidir qué ropa ponerme en el día de hoy, o si voy a tomar café o té, o si voy a cenar verduras o pizza.... No se trata de esto, pues el libre albedrío del que se hace referencia aquí es mucho más profundo.

El "yo separado" es una entidad inconsciente; es la misma consciencia (el Ser) creyendo que es alguien, creyendo que es un personaje con una identidad determinada. Es el Ser viviendo un sueño, el sueño de ser alguien.
Este "yo separado" vive como un piloto automático en función de unos hábitos y patrones ya establecidos y unos condicionamientos mentales que va repitiendo una y otra vez, cayendo nuevamente siempre en los mismos "errores".
Es decir, el "yo separado" (el ego) no actúa ante las situaciones de la vida, sino que reacciona. No se para a discernir ante las situaciones, sino que actúa por impulsos.
Reaccionar significa que una persona es impulsada a repetir aquella información que está grabada en su subconsciente, sin ser lo suficientemente consciente de ello y sin tener libre albedrío para poder evitar reaccionar de tal modo.
Por tanto, el ego no tiene libre albedrío, porque se pasa la vida viviendo de manera inconsciente, siendo impulsado a reaccionar según su mente condicionada.

¿Cómo lograr tener libre albedrío?

Para poder dejar de repetir los mismos patrones mentales que hay en nuestro subconsciente, es decir, las huellas que se han ido grabando a lo largo del tiempo, los samskaras, es fundamental dejar de seguir la voz de la mente.
La mente es la principal causa de que realicemos una y otra vez los mismos errores siempre. Otra causa es dejarnos llevar por nuestros impulsos; dejarnos llevar de manera inconsciente.

Cuando empezamos a observar la voz de la mente y hacemos prácticas a lo largo del día para dejar de identificarnos con nuestros pensamientos, (practicamos meditación u otras prácticas para calmar la mente), entonces, empezamos a desapegarnos de ella. Empezamos a ver que hay espacio entre lo que realmente somos y los pensamientos que hay en nuestra mente.
Gracias a este espacio, podemos empezar a tener el poder de nosotros mismos y dejar de permitir que la voz de la mente nos controle y manipule.

Es muy importante tener este espacio entre lo que Soy y mis pensamientos, para no identificarme con ellos. Este espacio es silencio.
Cuando hay espacio y somos conscientes de que no somos nuestros pensamientos, entonces vamos despertando nuestra consciencia, nuestra capacidad de poder elegir; nuestra capacidad de poder discernir y tener libre albedrío.

Cuando podemos discernir y tenemos libre albedrío, dejamos de vivir atrapados por nuestra mente y manipulados por los patrones mentales (samskaras) que hay en nuestro subconsciente. De esta manera, dejamos de reaccionar ante las situaciones de la vida. Entonces, ante un acontecimiento, antes de reaccionar, nos paramos, respiramos y discernimos y elegimos cómo queremos actuar.
Cuando somos conscientes, todas nuestras acciones dejan de ser reacciones y todo aquello que hacemos siempre es para no generar más sufrimiento. Todo aquello que actuamos es con el fin de tener paz interior (el estado más elevado). 
Por tanto, es lógico que si lo que más quiero es tener paz interior, no actuaré generando malestar a mi alrededor.

Lo importante es salir de esta rueda de piloto automático que mantiene a la persona atrapada y presa de sus propios samskaras, reaccionando una y otra vez de manera automática e inconsciente y generando una y otra vez sufrimiento.
Para salir de esta rueda, hay que acallar la mente. Observarla sin estar identificado con ella. Hay que descansar en el Silencio.




Ayurveda, Yoga, Budismo