25 marzo 2015

¿QUÉ ES SER TESTIGO?



Ser testigo es mirar, observar, sin ningún juicio, sin ningún pensamiento.
Cada vez que pensamos, estamos juzgando. 
Si por ejemplo miro la luna y digo “la luna es redonda” o “qué bonita es” o “cómo brilla”, estoy juzgando la luna, estoy utilizando el pensamiento para interpretar la luna. 
Cuando digo que la luna es bonita, la luna deja de ser lo que es y pasa a ser la “luna bonita”. He corrompido la realidad, he hecho un condicionamiento, la luna está condicionada por mi pensamiento de que es bonita. La realidad deja de ser la realidad y pasa a ser una interpretación mental, una realidad condicionada.
En cambio, si miro la luna y no digo nada, simplemente observo la luna, estoy siendo testigo, estoy viendo la luna tal y como es, estoy viendo la realidad tal y como es. 
La luna es… la realidad es… no hay interpretación mental, no hay condicionamiento, solo hay lo que es, la verdad.

Pensar es evaluar, es clasificar, es etiquetar. En cuanto evalúas una cosa, la clasificas, le pones nombre, has pensado.
Cuando no se te permite pensar, lo único que puedes hacer es observar, ser testigo. 
La luna está ahí; no se te permite pensar en si es bonita o fea, si es redonda o cuadrada, si brilla o no brilla, no puedes etiquetar, clasificar, evaluar… entonces lo único que puedes hacer es ver la luna tal y como es. Aquí es cuando ves realmente la realidad, porque no hay ningún pensamiento que distorsione esta realidad… no hay ningún juicio, ni etiqueta, simplemente ves la luna.
Cuando no hay mente, nada es corrompido, nada es condicionado… las cosas son como son… la realidad es la realidad.

Cuando piensas, impones el pasado en el presente; porque todo pensamiento se basa en conceptos del pasado. La mente equivale a tus recuerdos del pasado, a tu memoria. 
La mente solo puede estar en el pasado o en el futuro, pero no puede estar en el presente. Los pensamientos son conceptos, interpretaciones, juicios, etiquetas… y todos estos conceptos han sido aprendidos en el pasado; los aprendiste en el pasado y los proyectas en el futuro. 
Cuando eras pequeño, te enseñaron que un lápiz es un lápiz, que un árbol es un árbol y que una casa es una casa. También te enseñaron que un lápiz es más pequeño que un árbol y que un árbol es más pequeño que una casa. Te enseñaron lo que es bonito y lo que es feo, lo que es bueno y lo que es malo… te llenaron de condicionamientos.
Cuando naciste, viniste sin condicionamientos; fue la sociedad y la cultura de tu entorno quienes te enseñaron todos estos conceptos. Así, aprendiste a identificar, a etiquetar, a clasificar, a evaluar, a juzgar. Pero si no hiciéramos esto, sería muy difícil vivir en este mundo. Todo tiene un nombre, una etiqueta… y cuando miras una cosa, automáticamente la etiquetas… no ves la esencia, sino que ves el concepto.
Cuando miras una mariposa, no ves la esencia de la mariposa, sino que ves “un gusano que se ha transformado en mariposa”… y también ves “la mariposa vuela, sus bellos colores, es hermosa”. Solo ves los conceptos, pero no ves la esencia.

En el presente, no hay mente, no puede haberla, porque en el momento en que surge un pensamiento, ya es pasado… es pasado proyectándose… son datos proyectándose… En el momento en que piensas, surge el recuerdo, la memoria… y la memoria son datos almacenados en tu subconsciente para poder definir las cosas… para poder identificarlas, clasificarlas y evaluarlas. La memoria son recuerdos, experiencias vividas en el pasado, conceptos que has aprendido y los has guardado.

Cuando eres testigo, no hay pensamientos, no hay memoria, no hay datos. Ser testigo es observar las cosas sin mente, sin pensamientos, sin etiquetas ni conceptos. Por tanto, nada puede ser interpretado cuando eres testigo. Cuando no hay mente, todo es como es… la realidad refleja la realidad tal y como es, su esencia pura, sin conceptos ni condicionamientos.

La iluminación se basa en despojarse de todos estos condicionamientos, vaciarse de conceptos, de mente… es permanecer en el momento presente, el aquí y ahora… y en este momento todo es como es, la realidad es la que es… no hay mente que se proyecta, no hay pasado ni memoria que se proyecta, únicamente hay esencia… un vacío de conceptos… todo es como es.
Por eso, ya estamos iluminados, pero al habernos llenado de tantos conceptos y condicionamientos, no vemos la realidad tal y como es, no vemos la esencia, sino que la interpretamos de acuerdo a nuestros conceptos aprendidos en el pasado.
Los seres que han “alcanzado la iluminación”, simplemente han logrado vaciarse de todos estos conceptos aprendidos y ven las cosas tal y como son… ven la realidad tal como es en su esencia más pura.

El primer paso para ser testigo es detenerse, permanecer en silencio. El segundo paso es ser, solo ser. Cuando respiras, solo respiras; cuando caminas, solo caminas; cuando miras la luna, ves su esencia. No hay pensamientos, no hay conceptos, no hay mente.
Y cuando no hay mente, cada cosa que hagas se convierte en meditación, observación… y puedes ver claramente.
Cuando bebes té sin pensar, simplemente bebes té. Es solo beber, no hay un “yo”, solo hay “beber té”, el “yo” ha desaparecido… el “yo” ya no existe.
Pero si hay pensamientos; “mmmm qué rico está el té”, el “yo” está ahí… el ego está ahí. 
Cuando no hay pensamientos, solo hay “beber té”, no hay “yo”, no hay ego. Tú no existes… si eres testigo, no existes… no hay separación entre el “yo” y el “beber té”, porque solo hay “beber té”… y si no hay separación, no hay dualidad, hay unicidad.

Camino al Despertar